Vol. 29

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[entrada/salida mansión Vermillion]

Todos llegaron sanos y salvos a donde llaman hogar.

-este es el fin de nuestra pequeña aventura- dijo Emma sin bajarse del caballo, ella tenía otro destino, el palacio a estar al lado de Norman.

-me gustó mucho tenerte otra vez a mi lado, me divertí bastante- la rubia tomó sus manos por última vez en el día.

-yo también me divertí, nos vemos- seguido de eso su figura desvanecía en el horizonte.

-entremos, seguro Chris te querrá ver- el duque tomó su hombro y la guió dentro de la enorme mansión.

-esto sigue igual de impresionante- admiró el alrededor el cual no cambió tanto.

-sean bienvenidos- un joven les dio la bienvenida a penas entraron al lugar.

-ah... Si gracias- no conocía a esa persona, reviso a las demás empleadas y tampoco reconocía las caras ¿qué fue lo que pasó?

-se podría decir que todos los que conocías están en un mejor lugar- su sonrisa sombría daba miedo y en respuesta su cara quedó en blanco- es broma, no me mires así, solo cambie a algunos empleados, los que conocías como Gilda o Lorenzo siguen aqui y seguimos comerciando con Don, lo decidí junto a Chris para tu mayor comodidad.

-¿Chris sabe sobre esto?- ahora que recuerda el pequeño se comportaba de forma rara a su lado, como encelandola, entonces le sorprendió que supiera sobre el plan del duque.

-si, Emma también lo sabía, siempre rezaba para que no abriera la boca innecesariamente, pero era necesario- se cruzó de brazos.

-ya veo- el pequeño al que cuido ahora mismo debe de estar grande, después de todo ya tendría quince años.

-por ahora ve a tu habitación, en la cena habrá un gran banquete por tu regreso- llamó a una sirvienta y la guió hacia donde dormiría.

-esta es su habitación, su excelencia mando a decorarlo tan bello solo para usted- chillo la menor encantada con el gesto de su señor hacia ella- ¿le gustaría que prepare el baño?

-ah, esta bien, gracias- la sirvienta hizo una reverencia y fue a hacer lo mandado mientras ella guardaba cada cosa, quien diría que pasaría de usar ese mismo uniforme de sirvienta a los preciosos vestidos que habían en el armario.

"... Espera... ¿Como el duque sabía su talla?" ciertamente una duda que quedaría en su mente.

Luego de tan relajante baño y haberse vestido con uno de esos lujosos vestidos que nunca pensó en su vida usar se dispuso a tomar un poco de aire.

-¿Anna?- la nombrada volteo viendo a su inolvidable amiga y compañera de lentes y cabellos verdosos acompañada de un moreno de cabellos azabaches, Gilda y Don.

-chicos- fue como pudo a toda prisa a abrazarlos, lo cual con mucha calidez fue correspondida.

-tu... Pequeña rubia, te fuiste sin más, sin aviso y sin despedirte- Gilda estaba entre furiosa, alegre y triste, mientras Don solo reía nervioso a su lado.

-ahh... Lo siento- agachó la cabeza- solo que, no quería hacer la despedida más difícil ya de por si lo era, no quería que la última vez que me vieran fuera con lagrimas- sus mejillas se tornaron rojas y su mirada cristalizó.

-uff, no importa- la volvió a abrazar- al menos ya regresaste.

-si- sonrió brillantemente y luego su vista se fijo en una brillante joya en el dedo de la peliverde- ¿es eso un anillo?

-oh- de repente se puso nerviosa- b-bueno pasaron tres años ¿sabes? Y... Ahh.

-es mi prometida- Don interrumpió con su característica y enérgica sonrisa.

-... ¿E-enserio? Me alegro por ustedes, recuerdo cuando Gilda se había enamorado de ti, no me imaginaba que ya estarían comprometidos, que lindo- unió sus manos encantada de tales sucesos.

-¿y qué hay de ti? Nunca me imagine que el duque había guardado tal sentimiento amoroso hacia ti... Ah ¿o ahora debería llamarte como usted?- la de lentes se dio cuenta de su imprudencia.

-¡no! Por favor... Me gustaría que me sigan tratando como siempre- los otros dos chicos asintieron, tal vez su clase social subió pero Anna seguía siendo Anna, les enorgullecia que así fuera.

-¿por cierto viste el invernadero que construyó su excelencia?- se dirigió a ella Don cambiando de tema- por fin se terminó esa obra y transportaron las flores hacia allí.

-aún no, la última vez que lo vi fue hace años cuando recién empezaban a construirlo- recordó el último tiempo que trabajaba en la mansión.

-hay todo tipo de hermosas flores según oí y hasta tiene plantas medicinales- lo último llamo la atención de la rubia, eso sí que quería verlo, pues después de todo tenía sus aficiones.

-oh no, ya me debo ir- el moreno reviso su reloj de bolsillo y rápidamente beso cariñosamente el dorso de la mano de Gilda como despedida- nos vemos, mi prometida.

La contraria sonrojo y Anna también por la atmósfera y acción tan atrevida de su amigo.

-¡¡nos vemos Anna!!- grito alegremente moviendo la mano a los lados mientras corría a su carruaje comercial.

-oh Dios... Bueno- carraspeo- ya, cuéntame sobre ti y el duque.

-no hay mucho que decir, yo tampoco era consciente de sus sentimientos hacía mí hasta que los reveló, estaba tan confundida porque en todo ese tiempo que estuve lejos cada vez lo anhelaba... T-tal vez...- se cohibio en su lugar con los colores a mil.

-pero se notaba la intención de cortejarte, creeme que en todo el tiempo que trabaje aquí, nunca vi al actual duque siquiera expresar algo que no sea orgullo, burla, seriedad o enojo- puso sus manos en su cadera asintiendo con los ojos cerrados.

-supongo que si o tal vez no quise tomarlo en cuenta, ya que estaba ocupada pensando en otras cosas...- suspiró mirando hacia el cielo.

-¿hmm que cosas?- preguntó intrigada.

"¿cómo decirle que estaba ocupada pensando que día moriría? Pensando si había otra forma o en que hacer para vivir hasta el final"

-no nada- sonrió tratando de olvidar siquiera eso, sus ánimos decaerían- estoy un poco cansada, volveré a mi habitación.

-si, nos vemos- se despidieron y la rubia se enfocó en su camino, debía de olvidar ese hecho no le haría nada bien, en aquel camino de tarde pasaba por el vergel aquel con los pétalos revoloteando gracias al cálido viento, una hermosa imagen con tan bella muchacha en el centro.

-... Anna...- detrás de ella apareció una voz.

Quién diría que aquel encuentro rompería lo que ella pensaba ya lo tenía decidido.

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Oh Diosh

¿Quién creen que sea?

Chan chan chan.

Espero les haya gustado nos vemos en el próximo capítulo.

Psd: no, no tengo fetiche con las manos, siento que escribo mucho sobre esa parte del cuerpo xdxd nada más para aclarar.

La doncella del Duque - RayAnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora