Vol. 30

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[jardin de los Vermillion]

-... Anna...- una voz se escuchó detrás de ella obligándola a voltear.

-Lorenzo... Que alegría verte- sonrió y se acercó a el alegre.

-si, quien diría que nos volveríamos a ver bajo estas circunstancias- rasco su nuca, tenía tanto que decir ¿pero estaba en la posición correcta de decirlo?

-cumplí mi promesa, nos volvimos a ver, dijiste que tenías tantas cosas que decirme y ya estoy en frente tuyo.

-aún lo recuerdas...- sonrió nostálgico, no esperaba ese detalle de ella, ahora mismo tal vez preferiría que lo haya olvidado.

-claro que si, no había forma de que lo olvidé, quedé en duda- soltó una leve risilla.

-no se si lo que te diga sea de tu agrado...- la jovencita ladeo la cabeza confundida- sobretodo porque siento que mis sentimientos crecieron más con tu ausencia, aún si sabía que tu no te fijarías en mi o que el duque te cortejaba, lentamente trate de olvidarme de esto más no pude... Lo que sentí y lo que siento por ti, no espero que sea correspondido, pero aún así quiero que sean escuchados, te amo mas que a cualquiera que llegue a conocer, tu voz era tan dulce y encantadora, tu figura tan dócil y amable, simplemente no podía superar que eras inigualable, entonces caí en cuenta que yo no era para ti, porque tu corazón pertenece a otro...

-...- confusión, asombro y culpa, una mezcla de sentimientos incesantes se formaban ahora mismo en ella ¿cómo no se dio cuenta antes? Tal vez si se hubiera dado cuenta ¿lo habría correspondido? No, no podía imaginar ahora en un "que hubiera pasado" - perdón, nunca fui consciente de tus sentimientos, que insensible...

-no, no es tu culpa, tenías tus propias cosas, además eres bastante inocente con estas cosas Anna- tomó su hombro con amabilidad calmandola puesto que la muchacha parecía que caería al llanto, tal vez estaba muy sensible últimamente.

-aún así, mi indiferencia debió haberte herido y a pesar de tus lindas palabras no puedo decir más- suspiro.

-da igual, solo quisiera que sigamos como siempre, mi adorable amiga, no buscaba una afirmación después de todo- la sacudió amistosamente y luego empezaron a reír, sería un poco difícil que el ambiente entre ellos dos sea como antes luego de tal confesión, pero lo intentarian.

-bueno, se nota que estoy bastante sensible últimamente así que me voy a descansar, nos vemos- después de la afirmación del pelirrojo prosiguió a la mansión a hacer lo dicho.

Cuando caminaba por el largo pasillo bajo los reflejos del atardecer en esos grandes ventanales una silueta apareció frente suyo.

-... ¿Hmm?- se quiso acercar pero la persona al parecer se iba alejando poco a poco- ¿quién es?

-...- se quedó callado, movía la cabeza hacia los lados como buscando una forma de escape pero la muchacha se acercaba al pilar donde se encontraba.

(por si no quedó claro, la persona quedó bajo la sombra de un pilar de la estructura en el pasillo por eso no se veía bien la cara)

-esta bien así si no me ves- fue lo que dijo la silueta misteriosa, que raro juraba haber escuchado esa voz antes, pero de otra forma.

-...- lo pensó y lo pensó, su voz era más grave de lo que recordaba-... ¿Joven Chris?

-... Lo siento, es que no tenía aún el valor de verte a la cara- el joven volvió a hablar.

-... Oh Dios, no es cierto- tapó su boca para calmar lo que serían sollozos, el pequeño niño que cuido por mucho ahora estaba frente a ella como todo un joven, sin duda no se arrepentía de haberlo curado a costa de su propia longevidad, ese niño se había ganado un buen lugar en su corazón, lentamente cayó de rodillas al suelo.

-¡¡Anna!!- corrió hacia ella preocupado, si que había crecido, parecía que ya la estaba superando en altura.

-ahh por fin sales de la sombra de aquel pilar, realmente ansiaba verte- tomó su cara entre sus manos viendo cada detalle de su rostro que ella aun consideraba de niño pequeño.

-... Y-yo también- aceptó el tacto cariñoso, extrañaba los mimos de la rubia.

La mujer se levantó con ayuda del azabache menor de la casa limpiando sus lágrimas en el proceso, muchas emociones por un día.

-el pequeño joven Chris ya no es tan pequeño- sonrió gustosa de que su al parecer interminable sufrimiento debido a su enfermedad haya terminado.

-es todo gracias a ti- ofreció su brazo la cual la mayor aceptó gustosa entrelazandolos y luego pasearon por los pasillos- me veo como un muchacho de quince y no como antes que tenía doce y parecía de nueve.

-pero creo que su pequeña estatura lo hacía ver tierno- llevó una mano a sus labios ocultando su risa- claro, ahora eres todo un hombre.

-si, tu también cambiaste mucho, te ves diferente, aunque a simple vista haya crecido tu cabello... Será, creo que te ves más madura ¿cuántos años tienes ahora?- preguntó intrigado sorprendiendo a la ojiceleste.

-oh ¿está bien que pregunte por mi edad?- sonrió a lo que el pequeño cayó en cuenta de lo descuidado que fue.

-l-lo siento, esta bien si no lo dices- movió las manos de un lado a otro nervioso tratando de dejar pasar la situación.

-esta bien, a mi no me importa, pero al hablar con otras damas si debería  en cuenta- aconsejo- ahora mismo tengo veintisiete años, me llevo dos años con su hermano mayor.

-nos llevamos por doce años ¿¡tanto!?- se quejo un poco por eso.

-bueno, si, siempre fue así y no hay nada para cambiarlo- trató de calmar al menor.

-tienes razón- hizo un tierno puchero entre molestia y tristeza.

-creo que debería volver, últimamente me estoy sintiendo más cansada y sensible- comento nerviosa por su repentino comportamiento.

-...- mientras que el rostro del menor palidecio y seguido de eso con prisa llevó sus oídos al estómago de la mujer.

-¿q-qué hace?- pues se aferraba fuertemente a sus caderas como si esperara oír algo en su estómago.

-... ¿Alguien te hizo algo o mi hermano te hizo algo?- tomo sus manos preocupado.

-n-no ¿hacerme algo? Su hermano no me hizo nada, ni nadie- la rubia estaba confundida.

-ahh es que esos síntomas, pensé que estabas embarazada- suspiro aliviado.

-¿¡e-embarazada!? No, no, no claro que no... Yo nunca... Umm- toda su cara se puso roja a no más poder, debía dejar el tema hasta ahí.

-¿tu nunca...?- ladeo la cabeza confundido.

-ehh, no importa, con su permiso me voy a mi habitación- Anna literalmente huyó del lugar.

No podía hablar más sobre eso, simplemente no era decente hablarlo.

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Al escribir las edades tuve un ligero problema pues yo recordaba que se escribía veinte y siete (o solo mi cerebro se bugeo xd) pero era veintisiete, según wikipedia antes se escribía como yo recordaba, tal vez me enseñaron cuando eso era válido o solo flashe muy fuerte xd

*La guerra trae ganancias como pérdida, si logra alguien descifrar esto, ella se salvará.

Necesitan una pista? Pueden pedirla pero solo una, bien, espero les haya gustado nos vemos en el próximo capítulo.

La doncella del Duque - RayAnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora