Vol. 3

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[jardin del palacio del emperador]

Caminando se encontraba un joven azabache que con la mirada admiraba cada flora en aquel vergel, ese lugar era digno de llamarse Áime Labyrinth del emperador, recibía aquel nombre por antiguos soberanos, e inicia así...

Una vez existió un príncipe que estaba perdidamente enamorado de una dama, está dama era sin igual, modesta, amable y atenta, el príncipe para llamar su atención plantó una rosa cuando fue hacia los jardines. La familia de la muchacha era cercana a la realeza y visitaban mucho ese castillo, por lo que el príncipe la veía pasear a menudo. A la dama le pareció gustar esa flor y cada vez que visitaba el lugar una nueva flor se iba añadiendo, desde rosas, tulipanes, jazmines, peonías, hortensias, margaritas, etc. El jardín se fue convirtiendo en un laberinto y en uno de esos días, al final del laberinto vio a aquel príncipe, esperando su llegada, aquel lugar fue donde se conocieron, donde se acercaron y donde se amaron.

Una muy bonita historia, claro que a los ojos de Ray no era más que un indicio de una sería patología de un antiguo monarca y la falta de criterio de la dama contada.

-para mi que esa historia está contada a medias- dijo al aire sin esperar respuesta viendo el jardín desde lejos en soledad.

-no puede ser, Ray ¿como es que le ves lo malo a todo?- respondió un muchacho albino con ropajes, pues, un poco más llamativos.

-que te puedo decir, es un don- sonrió de lado mientras volteaba a encarar al contrario- tal parece que volviste a escapar de tus clases.

-¿y que hay de ti, no es en este momento en donde deberías estar estudiando?- refutó aquella mención.

-me tomé un descanso, solo que los maestros no lo saben- cerro los ojos y se cruzó de brazos.

-entonces yo también- le sonrió- hace tiempo no nos vemos...

-si... Esto de ser el próximo en el trono ¿te fastidia?- pregunto repentinamente sin darse cuenta.

-depende de como lo veas, las clases son aburridas a morir, los maestros son decentes, después de todo un heredero al trono debe tener el mejor estudio, pero cuando pienso en la causa.... Toda la fatiga parece disminuir, yo solo quiero llenar de gloria al imperio que me vio nacer, Ray.

-Norman Cline de Elianis, es un honor pertenecer a este reino con tan esperanzador soberano a futuro- se burló el azabache.

-Ray Vel Hans Vermillion, es un honor tener a tan sincero hombre como mano derecha, espero potencial en usted y no incendie nada- a pesar de haberlo dicho con una sonrisa amable, en su tono de voz se le apreciaba la burla.

-eso solo fue una vez y no mencionaré la causa- lo miró acusadoramente.

-oh vaya, me pregunto cuál habrá sido la razón- comentó con gracia e inocencia.

-hmph, claro... Hey, creo que veo a uno de tus guardias personales cerca- entrecerro la mirada hacia al frente como tratando de vislumbrar algo.

-no caeré en tus juegos Ray- se cruzó de brazos aquel futuro monarca.

-cómo quieras, no me hago cargo de nada- volvió a sonreír de lado.

En ese momento se escucharon pasos rápidos, acercándose a los dos jóvenes y una voz chillona llamándolos.

-su alteza- el caballero hizo una reverencia al acercarse- lo estábamos buscando ¿otra vez abandono sus clases? Me pidieron que lo buscará y lo llevara con sus maestros.

-si, si, ya voy Emma, bueno te tengo que dejar antes de que se arme algo mas escandaloso, nos vemos- se despidió Ray y se marchó con el caballero.

La doncella del Duque - RayAnnaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora