[pasillo mansión Vermillion]
-¡¡Anna, tu cabello es dorado como la luz del sol y tus ojos se asemejan al brillante y puro cielo celeste!!- la voz de un niño se escucho desde su cuarto por todo el pasillo.
-muchas gracias ¿pero por qué tan halagador joven maestro?- ahora se escuchaba una voz femenina y mayor.
-¿siempre hubo ese patrón en las cortinas y techo? Antes no lo podía ver, pero ahora si- se notaba la felicidad en su voz.
-ya veo, su vista se recuperó, eso me alegra ¿será que la medicina ya causó efecto?- preguntó la mucama.
-¿tu crees? Aunque algo en mi interior me dice que no es eso- el menor estaba pensativo.
-aún así no se librará de la medicina joven maestro- la muchacha se rio y el pequeño hizo un tierno puchero.
-¿recuperó su vista?- susurro Ray qué pasaba por ahí y de casualidad escucho la conversacion- antes no funcionaba, pero ahora ¿qué es diferente?
El joven se fue rápidamente del lugar, algo raro estaba pasando.
[...]
-hmm- el pelinegro pequeño estaba enojado.
-joven maestro, por favor no se enoje, solo me iré un día- la rubia estaba terminando de hacer sus cosas para así tomar sus días libres en paz.
-si, pero aún así, te voy a extrañar- susurró melancólico.
-esta bien, por como vemos que se esta recuperando pronto podrá salir y lo llevaré a pasear, aún si sea a escondidas- le tomó las manos suavemente y se sonrieron, el pequeño asintió y dejó ir a la mayor.
Apenas terminó de hacer todos sus pendientes se despidió, al llegar a la salida un joven que trabajaba ahí se ofreció a llevarla a lo que ella acepto gustosa, pues el camino no era tan corto que digamos, hasta por fin llegar a su destino, el orfanato de los Vermillion.
Se despidió del joven y este se regresó, cuando quedó sola se acercó lentamente al lugar, hace tiempo que no venía, habían pasado meses sin darse cuenta ¿habrán sus hermanos crecido aunque sea un poco? ¿Seguirán los mismos niños? Tantas dudas y un solo camino, tocar la puerta. Cuando se abrió se mostró a la señora que cuido de ella desde pequeña, a la que le debe todo.
-Anna...- se sorprendió el verla.
-si, he vuelto- sonrió con los ojos cristalizados apuntó de llorar.
-vamos, pasa- la invitó y ella aceptó, el lugar no había cambiado en nada, pero claro solo eran unos meses, pero se sintieron como años.
-me alegra venir a visitarlos, estaba tan ansiosa.
-me imagino, los niños también estaban ansiosos de algún día verte, siempre preguntaban- tomó el abrigo de la chica y lo colgó.
-lamento no haber enviado cartas, estuve muy ocupada últimamente- la rubia agachó la cabeza decaída.
-no te preocupes ¿por qué no vas a verlos? Mientras yo preparo la cena- la mujer sonrió amablemente.
-hmm ¿no es molestia?- se apeno y el rojo decoro sus mejillas.
-claro que no querida, adelante, alimentar una vez más a la pequeña Anna es algo que me gustaría volver a hacer- cacajeo a lo que ojiceleste sonrió y rápidamente se dirigió al patio a ver a sus hermanos.
Al abrir la puerta el patio se veía mucho más hermoso que antes, las flores estaban en su máximo esplendor y los niños jugaban entre ellos, hasta que uno noto su presencia.
-¿Anna?- un niño azabache moreno de ojos azules se acerca a ella.
-Phil- se vieron y rápidamente corrieron a abrazarse, hace tiempo que no se veían, esto llamó la atención de los demás niños que al ver a la mayor se unieron al cálido abrazo- me alegra verlos a todos tan sanos.
-Anna, te extrañamos- dijo uno.
-¿cuánto te quedaras? ¿Volverás a venir?- secundó otro.
-juega conmigo.
-nooo, conmigo.
-esperen, tranquilos ¿por qué no aprovechamos de mi día libre y jugamos todos juntos?- se soltó del gran abrazo delicadamente y le sonrió a los pequeños y todos gritaron contentos- ¿qué tal las traes?
Entre el gran lugar, los niños y la diversión, las horas pasaron volando, hasta llegar la cena, todos comieron alegres con la hermana que se había ido, todo fue felicidad hasta el momento de la despedida.
-¿ya te vas?
-quedate- varios niños tomaban la falda de la rubia con sus pequeñas manos como impidiendo su salida.
-no se preocupen, mañana temprano regresaré y jugaremos todo lo que quieran ¿si? Ahora tengo que irme a descansar para mañana tener energías y volver- les guiño un ojo y los pequeños la soltaron y se despidieron de ella, que tenía que ir a su posada.
[al día siguiente]
Apenas salió el sol Anna se levantó con este, antes de ir al orfanato primero iría a pasear por el mercado.
-ahh, señorita- la llamó un joven alto moreno de cabello azabache y ojos marrones se acercó.
-eh ¿si, qué sucede?- preguntó al verlo acercarse, su mirada parecía perdida.
-este... ¿Sabe donde está la mansión Vermillion?- el joven miraba a todos lados como buscando el lugar con la mirada- tengo que entregar unas cuantas cosas que me pidieron.
-oh, claro, mire pasas por ese camino hacia el bosque y luego de eso vas recto hasta encontrar el gran lugar, sencillo- apuntó hacia los lugares mencionados sorprendiendo al chico.
-wooah, muchas gracias señorita- hizo una reverencia- por cierto, soy Don- sonrió.
-un gusto, soy Anna- ella devolvió el saludo, pero de pronto el buen ambiente se vio opacado por el apuro de alguien conocida por ella.
-¡Anna, por fin te encuentro!- grito Gilda acercándose a ellos- es urgente, el joven maestro Chris a enfermado, pero es reacio a tomar su medicamento, creemos que sí eres tú lo hara- habló desesperada.
-no puede ser...- tapó su boca sorprendida- debemos ir rápido.
-vine en caballo rápidamente, será incómodo ya que no trae montura- se disculpo.
-yo puedo llevarlas- Don tomo la palabra- después de todo te lo debo señorita Anna.
-bien, vamos- la ojiceleste asintió y rápidamente se subió al carruaje que Don tenía con su mercancía, mientras Gilda iba en el caballo por cuenta propia.
Tenían que llegar rápido con Chris.
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Bien, seré sincera, me olvide de este fic xd. Lo siento, estuve teniendo problemas no solo personales sino también con el jodido celular que se me malogro y no puedo usar la parte superior de la pantalla y ahhhh.
Pero bueno, espero les haya gustado nos vemos en el próximo capítulo.
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La doncella del Duque - RayAnna
FanfictionEn un reino no muy lejano lleno de vida y prosperidad, lo es posible todo, sobretodo en momentos de suma paz, desde lo que en un pasado era imposible, ahora puede ser posible si asi se desea. Este es el caso del duque Ray Vermillion mano derecha de...