Capitulo 8

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Capitulo 8

"Incluso cuando puedes desaprecer, el dolor de no se va". May

Después del más largo viaje en la vida a una tienda de electrónicos, me quedé atorada en el asiento trasero con nuestro televisor nuevo. Traté de discutirlo, pero June solo dijo—, ¡Me pido el copiloto! — Y si tienes un hermano, entonces sabes que es una regla inquebrantable. La caja se clavaba en mi hombro, y fusilé con la mirada a April, cuando me miró en el espejo retrovisor.

—Oh, vamos May, —dijo ella—. Quita ese ceño fruncido.

—Puedes poner tus valiosas declaraciones donde el sol no te da.

Eso la callaría.

Pero para cuando llegamos a casa, el carro de nuestra mamá estaba ya en la entrada—. ¡Buenas noticias! —chilló June mientras ella y April salían del asiento delantero y yo me quedé en la parte posterior, peleando con mi cinturón de seguridad y con el televisor que era del tamaño de New Hampshite*—. ¡Tenemos un TV! ¡Es como el otro! ¡Es como el gemelo diabólico!

—¡Genial! —dijo mamá mientras salía del garaje—. ¡Bien hecho!

—Un poco de ayuda, —susurré—. Estoy siendo consumida por un aparato electrónico.

Mi mamá vino hacia mi lado del carro para ayudarme—. Hola, —sonrió ella—. ¿Te divertiste?

—Oh, absolutamente, —dije mientras me ayudaba a salir del carro—. La próxima vez podemos ir a comprar perros rabiosos—. He escuchado que es más divertido.

—Jaja, tu, —dijo ella, agarrándome del brazo. Me tropecé en el camino de entrada, y luego miré al televisor. En realidad, sin embargo, quería mirar a mi mamá. ¿Una cita?

Es decir, ¿en serio? ¡Ella no tiene dieciséis! ¿No se supone que los adultos deberían, como, dejar de tener citas cuando tienen treinta?

June aclaró su garganta y susurró algo acerca de que yo era una discriminativa.

—¿Puedo subir, por favor? —le pregunté a mi mamá—. Tengo dolor de cabeza y tengo como ganas de morir.

Pensé que iba a decir que no, que tenía que ayudar a cargar el televisor, pero en vez de eso se inclinó y me besó la frente—. Seguro, —dijo ella—. Ve a llamar a tu papá. El llamó para hablar contigo mientras estabas afuera.

April de repente alzó la vista, herida—.¿Qué? —dije mientras caminaba junto a ella, pero ella se se mordió los labios y negó con la cabeza, como si no decir nada lo hiciera mejor, por alguna razón—. Bien, compórtate así, —le dije, luego subí a la oficina para poder utilizar el teléfono.

Lo divertido del asunto es que tengo celular. Supongo que esa no es la parte divertida de la historia. La parte divertida es que nadie llama allí, no en la manera como cuando estábamos en nuestra vieja casa. Ahora es como si estuviera allí puesto en el bolsillo de mi bolso, lo cual es un fastidio porque me gusta mi tono de llamada.

No estoy tratando de conseguir un montón de simpatía o algo así, pero tener un teléfono celular que nadie llama es bastante deprimente. Es un recordatorio de alta tecnología de que tienes cero amigos.

Me pregunto porque mi papá no llamo allí, por qué llamo a nuestra casa en su lugar. Nos escribimos mensajes de texto bastante seguido, así que no es como si no conociera mi número. (La única cosa peor que no tener nadie a quien escribirle es que solo les escribas a tus padres.)

—Yo, —dije cuando levantó el teléfono en el segundo repique—. Es tu hija favorita llamando.

—¡Hola June! —dijo él, y sonreí aunque sabía que la broma tenía como diez años de antigüedad entre nosotros. Algunas veces las viejas bromas son las mejores, sin embargo.

Los extraordinarios secretos de april, may & juneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora