Capitulo 1

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Zoe

El que te llegue en el rostro la pequeña brisa marina, sin duda es una de las mejores sensaciones posibles en la vida. Después de las vacaciones que me dan en la universidad, siempre de llegar del infierno de la casa de mi padre, vengo a que esta brisa marina me golpee para sentirme tranquila, sentirme en casa.

Amo a mi padre, como todos dicen, es casi imposible no amar a Don Julio Stone, es un padre lleno de energía, demasiada para su edad, pero tiene esa energía para...para cagarla, sí.

Mi madre murió hace unos dos años, por una enfermedad poco común, dolorosa, y como yo le decía maldita. Papá tuvo que hacerse cargo de mis dos hermanas pequeñas, Daphne y Cynthia que por cierto son gemelas, tienen unos diez años, pero a veces aparentan como si tuvieran cinco años.

Hace unos días cuando llegué a casa de mi padre, en florida, para empezar mis famosas vacaciones, me encontré con una sorpresa que ni en mis peores pesadillas llego a crear. Había una mujer bastante guapa eso sí, que por un segundo, solo uno, creí que era una simple amiga, pero adivinen, solo me falto poner un pies en mi casa de la infancia para saber quién era en realidad,

Dysis... la esposa de mi padre

Al principio quedé como en las nubes, tenía una sonrisa en el rostro, pero de esas que te da cuando no sabes que hacer y solo esperas que se largue a reír, y que de la nada aparezca la cámara oculta. Cosa que jamás paso, porque todo eso era real.

No podía creer que mi padre se había casado y yo no tenía ni puta idea sobre eso, además esa mujer me abrazo, así sin más y me dio varios besos por toda mi cara quede más atontada de lo que ya estaba.

Por más que quería, por más que lo intente, no logre sonreír como si nada y hacer de hija feliz con la nueva esposa de mi padre, que por mas que ella quisiera demostrarme que era una buena mujer. No logre poder durar mas que ni dos días.

La bilis se me subió en cada palabra que salía de sus labios contándome como conoció a mi padre en la cafetería de la cual es el dueño. No se que fue lo que mas me enrabio, si el echo que se casaron o el echo que ella piso para cafetería buscando un simple pedido y como nunca mi padre la atendió y bum, creció el amor.

Solo tres meses, solo tres meses necesito para casarse con ella, quien coño se casa en tres meses de haberse conocido.

Definitivamente eso me enfureció.

Me devolví a Los Ángeles porque no quería quedarme con ellos, fue injusto quizás no darle la oportunidad indicada a esa mujer, pero es que no pude y sentarse en la mesa aparentando ser una familia feliz, cuando no está mi madre con vida, no... definitivamente yo no me podía quedar en ese lugar.

Soltando un último suspiro, decido que es hora de irme a casa.

Me subo a mi auto un Suzuki Celerino de color rojo. Me coloco el cinturón y voy de camino a mi departamento que lo comparto con Elma Gray.

A Elma me la encontré en el aeropuerto el mismo día que llegué a la ciudad. Ella igual que yo no sabía muy bien como ubicarse aquí en Los Ángeles. Yo tenía departamento que, si bien me gusta tener mi espacio, era demasiado grande para mi sola, asiqué como Elma no contaba con un lugar, le ofrecí ser mi compañera de piso.

A que lo acepto, y desde ese entonces que aparte de compañeras, somos amigas.

Dejo mi auto en el estacionamiento que me corresponde, a pesar de que el auto es me ambas ya que lo pagamos a medias, quien mas lo ocupa soy yo, y bueno soy algo como el chofer de Elma cada ves que... o se queda ebria en la fiesta, plantada o lo que sea, su Uber personal va al rescate.

Después de Ti ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora