Después de Ti ✔️

Capitulo 23

"¿Qué son las enfermedades de la neurona motora?

Las enfermedades de la neurona motora son un grupo de trastornos neurológicos progresivos que destruye las neuronas motoras, las células que controlan la actividad muscular voluntaria esencial como hablar, caminar, respirar y tragar. Normalmente, los mensajes de las células nerviosas en el cerebro (llamadas neuronas motoras superiores) se transmiten a las células nerviosas en el tallo cerebral y la médula espinal (llamadas neuronas motoras inferiores) y de allí a los músculos particulares. Las neuronas motoras superiores dirigen a las neuronas motoras inferiores para producir movimientos como caminar y masticar. Las neuronas motoras inferiores controlan el movimiento de los brazos, las piernas, el tórax, la cara, el cuello y la lengua"

Damián

Nunca pensé que algo tan importa me podría unir un poco a Zoe, cuando ayudaba a mi madre mis sentidos me abandonaron por completo no podía moverme, ella hizo más de lo que con mi padre hemos hecho en estos diez años en los que mi madre a tendido esta maldita enfermedad.

Sabes que su padre tenia lo mismo me partió por dentro, porque no hace falta ser adivino para saber que ya no estaba con nosotros, pude haberle preguntado miles cosas más, pero ver el dolor en su mirada, en como dijo lo poco que logro decir, me dio a entender que no fue fácil.

La abrace como si no hubiera un mañana, no quería soltarla, quería sentirla toda la noche si era necesario, sentía que tanto ella como yo necesitábamos un abrazo tan fuerte. Mi madre aun no pierde por completo la sensibilidad de sus músculos, pero sé que a veces sus enfermeros la ayudan más de que lo quiero admitir. En algún momento despertara y no podrá moverse, también sé que un día me llamaran o ella misma lo hará y me dirá que quiere morirse.

Me lo ha dicho millones de veces.

Mis ojos le mostraban a Zoe más de lo que me gustaría, pero no lo podía evitar, tenerla cerca hace que una parte de mi quiera gritar y pegarme a ella para no soltarla, es una sensación que te recorre todo el día, todo el santo día está en mi maldita cabeza y la odio por eso.

Zoe se ha metido de una manera u otra dentro de mí y yo la dejé hacerlo con gusto, en eso no somos iguales ella ha colocado murallas tan altas que es casi imposible derribarlas para no dejarme entrar.

— Hijo, gracias, pero no quiero más — me dice mi madre cuando le pasó más galletas.

Me levanté hace media hora y me coloqué a su lado a comer galletas, mi padre se fue a trabajar y Zoe aun duerme, bueno la verdad que no pude dormir casi nada, así que sentí la puerta de entrada abrirse y salí rápidamente de la cama para venir con mi madre.

Estamos viendo una de sus telenovelas, la miro y de vez en cuando me sonríe y me besa la mejilla, me gustaría poder detener el tiempo para que ella no se me fuera y sé que en algún momento sus músculos dejaran de funcionar, y no podré hacer nada para retenerlo.

Mi padre por otro lado nunca dejará de preocuparse por ella, pero ver su cara el miedo de anoche no removió nada en mí, siempre hace lo mismo, se hace el gran esposo, pero cuando llega el momentos de estar con mi madre cuando está bien nunca está, mágicamente tiene trabajo en cualquier parte del país.

— ¿Qué tal está Zoe? — escucho que me habla mi madre, pero estoy muy concentrado en la telenovela.

— Oh... hm... durmiendo — digo echándome otra galleta en la boca — ¡Oh que eres estúpido José Pablo! ¡No ves que te está mintiendo!

La risa de mi madre me hace mirarla y sonrío, sus ojos están agotados, pero nunca deja de sonreír, trate de pasarle la crema que lo hizo Zoe, pero me retó porque no sabía cómo hacerlo, Edith está sentada en el sillón en una esquina de la habitación leyendo, me mira por arriba de su libro.