Capitulo 14

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Zoe

Pocas veces hablo de lo que estudio o del lugar en donde trabajo, la razón es que siempre hacen arcadas, malas cara o preguntan como es posible que tenga estomago para ello. Y la verdad es que no estudio criminología para ver cuerpos mutilados o todo lo que piensan los demás, hay veces que toda pasión o vocación tiene un secreto o misterio detrás.

— Estas de coña, cierto —Damián levanta una ceja y sacudo la cabeza encogiéndome de brazos —Bien... Dios santo aleja eso de mí, Zoe — coloco los ojos en blanco y me rio.

— Qué eres nenaza, solo es un simple cuchillo para que lo veas solamente – le digo dejando la bolsa donde está el arma.

— No soy nenaza, pero ¡eso tiene sangre de una persona muerta y tú me la muestras como si nada! —dice algo indignado, pero se le ve muy bien la leve sonrisa.

— En teoría no la persona no está muerta, solo está en el hospital — le digo, cogiéndome de hombros – Ven, salgamos de aquí antes de que te dé un paro al corazón.

—Ay tampoco es para tanto.

Es la segunda vez que traigo a alguien para no aburrirme desarrollando un caso, la primera vez traje a Elma quien estuvo una semana durmiendo conmigo porque dijo que tuvo pesadillas y aun no entiendo del porqué, las cosas que hago aquí solo son leer y analizar lo que pasa o los motivos de algo. Tampoco es que vea miles de cuerpos como todos piensan todos los días.

No sabría decir muy bien del porque traje a Damián conmigo, bueno puede que el echo de que tenia que elegir entre el o Evan, lo preferí a Damián por el simple echo de que escuchar como trata de arreglar el mundo y las estupideces que dice Evan a toda hora, no ayuda en nada mi concentración.

— Toma.

Saco una de las credenciales de permiso de acompañante.

— Gracias.

Entramos por el pasillo de administración, varios ojos femeninos nos miran desde sus computadores y comienzan a susurran entre ellas, se devoran a Damián con los ojos, si nos demoramos un poco más estoy segura de que estará todo inundado de baba.

Necesitadas

Sin duda alguna

Paso por el casino y entro para que recoger algo de comer, saco dos jugos y dos pocillos sellados con fruta picada, le entrego uno a Damián y salimos, de reojo veo que mira para todos lados como si esté fuera un universo diferente, para mi es un simple pasillo blanco con puertas a los lados.

Llegamos a la última puerta y la abro, al entrar la cabeza de María aparece de la nada y mira a Damián de pies a cabeza y luego me mira a mí.

María es mi jefa y también mi profesora de cabeza, pero no le gusta que la trate como una persona superior, tiene su pelo rubio claro y sus ojos verdes son muy bonitos y además es alta, mucho más que yo, su cuerpo es de una mujer que ama el deporte ya que cada vez que tengo el privilegio de verla me recuerda que mi vida es de todo menos saludable.

— Hola — saluda saliendo de su oficina —Veo que has venido bien acompañada — mira a Damián y no hace falta ser adivino la mirada de lujuria que le da.

— A si, él es Damián es un... — me detengo cuando siento la mano de el susodicho en mi hombro.

— El novio, espero no molestar. Quise conocer el lugar donde trabaja mi chica — me estrecha hacia el y la verdad no se en qué momento dejé de respirar.

—Oh ya veo, no sabia que Zoe contaba con gustos tan exquisitos — la miro algo incrédula por decir eso — En fin. No tengo problema mientras no me la distraigas para nada, recuerda Zoe que los mesones son para dejar los papeles.

Después de Ti ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora