El sábado por la mañana encontró a Hermione yendo a trompicones a su baño en busca de la poción de pimienta. Nunca había tenido resaca, por lo que no estaba segura de si era una. Se sintió un poco mejor después de beber la poción antes de recordar que tenía que irse al trabajo en veinte minutos.
Mientras se vestía, recordó que Draco estaría hoy en la práctica de Quidditch y, por lo tanto, lo más probable es que no se detuviera en Cornerstone. Hermione se frunció el ceño en el espejo. Se veía tan cansada con círculos oscuros alrededor de sus ojos. Luego se dio cuenta de que no eran ojeras, era la máscara de pestañas que no se quitó antes de meterse en la cama. Ella se rió y fue a lavarse la cara.
Sintiéndose mucho más fresca, salió por la puerta hacia el punto de aparición.-¡Señorita Granger! ¡Por aquí!.-El periodista con la cámara la llamó cuando entró en el Callejón Diagon. Ella continuó sin responder.-¿Qué vas a hacer mañana para tu cumpleaños?.-Ahora había una buena pregunta. Su vigésimo cumpleaños se había apoderado de ella. Ella siempre fue mayor que el resto de sus compañeros de clase, pero estar entrando en el veinte cuando Ginny acababa de cumplir los dieciocho era muy extraño.
Harry había mencionado llevarla a cenar, pero eso era todo lo que realmente había planeado. Morty le había escrito una nota a mitad de semana, reprendiéndola por no decirle nada sobre su cumpleaños y exigiéndole que se tomara el día libre para que no pudiera pasar el día allí. ¿Quizás dormiría? Eso parecía mal.
Después de las primeras dos horas de mirar hacia arriba cada vez que alguien entraba a la tienda, esperando que fuera Draco, Hermione finalmente se relajó. La práctica de quidditch solía durar hasta el mediodía, pero luego salían a almorzar o se quedaban a charlar durante unas horas. Las prácticas a las que Hermione había asistido se habían prolongado mucho más de lo que ella consideraba necesario. Finalmente tuvo que darle la espalda a la puerta principal. Solo se iba a sentir decepcionada cuando Draco no pasara por Cornerstone hoy. No era como si tuvieran una cita fija, pero él lo había estado en los últimos dos fines de semana. Quizás se ofendió tanto por el uso de su primer nombre la noche anterior que ya no la visitaría aquí. Hermione negó con la cabeza. No, no la estaba visitando. Patrocinaba una librería.
La puerta se abrió y mientras estaba de espaldas pudo sentir el viento bailar con su cabello. Se necesitó cada gramo de control para no dar la vuelta.-¡A quién tienes que conocer para conseguir un libro por aquí!.-una voz familiar retumbó desde la puerta. Hermione se volvió con los ojos muy abiertos para ver a Ron Weasley en su alfombra de -Bienvenida.
-¡Ron!.-Ella jadeó y él le sonrió, estirando los brazos.Dio la vuelta al mostrador y bajó los dos escalones hasta el rellano de entrada, rodeándolo con los brazos.
Ella sintió que sus pies abandonaban el suelo cuando él la apretó en sus brazos. Era como si el último año y medio nunca hubiera sucedido. Eso era lo que más le gustaba de ver a Ron. Nada cambió nunca.
-Feliz cumpleaños 'Mione.-Sus pies tocaron el suelo de nuevo y lo soltó, pero mantuvo sus brazos alrededor de él, tirando hacia atrás.
-¿Qué estás haciendo aquí? Se supone que debes estar entrenando para la temporada de octubre
-Les dije que a nuestra segunda cadena le vendría bien un poco de práctica. Tenía que llegar a casa para ver a una chica.-Ella se echó hacia atrás y le dio un puñetazo en el brazo, sonriéndole.
-No estás aquí solo por mi cumpleaños.
-¡Bueno, fue la razón principal! Tengo una reunión con George y varios inversionistas esta tarde y luego un cóctel esta noche con algún ministro de algo, pero mañana soy todo tuyo.
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The Right Thing to do (Traduccion)
RomanceHermione volvió a sentir el martilleo en los oídos. Lo vería por primera vez desde el Gran comedor, demacrado, afligido, en la mesa de Slytherin con su madre agarrándolo del brazo. Ella no había tenido la intención de buscarlo. No en los pasillos, n...