𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃 [1] ── Peter pevensie

TREINTA Y DOS|

༻ᴅᴇsᴀғɪᴏ ᴀ ᴍɪʀᴀᴢ༺

Peter yacía sentado en la mesa de piedra mientras miraba el mural de Aslan frente a él. Su mente divagaba en los peores pensamientos que podrían encontrarse en su cabeza.

¿Será un mal padre?

¿Siquiera podrá llegar a serlo y verlo?

¿Podrá seguir reinando con su hijo?

Lucy entró a la sala cortando esos pensamientos y se sentó al lado de su querido hermano mayor, ambos se quedaron en silencio sin saber por donde comenzar a hablar.

— Tienes suerte Lucy— admite el rubio dándole una fugaz mirada a la castaña

— ¿De qué hablas?— frunce su ceño. Su voz dulce tranquilizaría hasta el más violento del mundo

— Tu pudiste verlo, desearía que me hubiera dado alguna prueba— un nudo en su garganta comienza a impedir que pueda seguir hablando y su corazón palpitaba a un ritmo incontrolable

— Tal vez la prueba se la tengamos que dar nosotros— opina Lucy

Unos pasos apresurados se hacen presente y Edmund venía trotando con la respiración agitada— Pet, tienes que ver esto— murmura asustado y los tres Pevensie correr hacia la azotea dirigidos por el pelinegro donde los esperaba Caspian, Susan, Trumpkin y el profesor.

A lo lejos podía divisarse a los telmarinos venir en tropas hacia acá. Los Narnianos habían salido a ver que pesaba mientras que todos se encontraban extrañados ante la presencia de los contrincantes.

Eran muchos. Demasiados.

Amelia que estaba acostada en la cama comienza a escuchar murmuros y gritos a las afueras y decidió salir a ver qué estaba pasando. Camino rápidamente por los pasillos hasta que salió afuera y se topó con todo el ejército de Miraz, catapultas y miles de armas más que serían capaz de destrozarlos en segundos.

— Mierda— murmuró al ver a Miraz al frente. Su rostro estaba cubierto por una máscara de Plata y estaba subido a un caballo.

Levanta su cabeza y se encuentra con los reyes mirando a la misma dirección, Peter baja su cabeza al sentir una mirada penetrante y ella le hace una seña para ir adentro. Asiente de acuerdo para luego dar la orden de que todos se reúnan en la sala de reuniones que tiene un mapa en el centro.

Luego de unos minutos todos estaban allí alrededor del mapa. Amelia estaba externa a todo mientras estaba apoyada en una pared mientras que los demás estaban atentos al Plan mientras debatían qué hacer.

(...)

— Tazas y timbales ¿este es tu nuevo plan?— Trumpkin mira con preocupación al rey supremo que yacía frente a él— ¿enviar a una niña a un bosque oscuro lleno de peligro sola?— señala a Lucy