UNO|

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༻ɢʀᴀɴ ɴᴏᴛɪᴄɪᴀ༺

༻ɢʀᴀɴ ɴᴏᴛɪᴄɪᴀ༺

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A M E L I A

Me encontraba en la sala de estar de la gran casa de mi tío Digory escuchando la radio la cual narraba las noticias sobre la guerra que se había desatado. Mi pie golpeaba rápidamente la madera del suelo haciendo que la señorita Macready me mire de mala manera.

— ¿Puedes dejar de hacer este estruendoso ruido?— escucho que me regaña y yo solo me dedico a rodar mis ojos. Mi vista se posa en la ventana y en el Sol que amagaba con desaparecer.

— ¿Tu crees que la guerra cesará pronto?— mis manos se encontraban sobre mi largo vestido color beige pero cuando se corto la señal de la radio se dirigieron hacia el aparato

— No lo sé niña, pero espero que pronto— me da una fugaz mirada apenada y siguió sacando el polvo a los muebles antiguos de esta casa

Al comenzar la guerra tuve que separarme de mi madre y mi padre, los cuales se quedaron viviendo en el centro de Londres. Digory Kirke es hermano mayor de mi madre, una dulce mujer de pelo castaño claro y ojos color celestes, heredados por mi abuela. Se dedicaba como enfermera en el hospital de la ciudad, ahora con la guerra debe estar agotada de tanta tarea.

Mi papá era un señor frío que muy pocas veces me he sentado a hablar seriamente con él, se la pasaba en la oficina todo el día y siempre que volvía  se encerraba en su sala de trabajo y así era su rutina. Lastimosamente herede sus ojos color miel y su cabellera negra, al igual que su físico delgado y alto.

Volviendo a la realidad, la ama de llaves de mi tío se había puesto a cocinar la cena así que yo aproveche para subir a mi habitación y poder despejarme un poco, mi mente este último tiempo se fijaba en el pensamiento de cómo debe estar mi familia allá y un rato de lectura no me vendría nada mal.

Al entrar a mi cuarto me dirijo hacia un estante el cual estaba llenos de libros gracias a Digory, al estirar mi mano para agarrar aquel libro de fantasia que tanto me gustaba, antes de que pudiera agarrar el libro, el objeto sale disparado contra la pared, ocasionando un estruendo.

Mi ojos se abren de par en par y corro hacia el objeto culpable del ruido. Escucho pasos hacia mi cuarto y se abren las puertas dejándome ver a la señora Macready asustada.

— ¿Que fue ese ruido? ¿Te encuentras bien?— pregunta agitada y se acerca a mi. Ruedo los ojos y asiento sonriendo.

— Si Madame, solo se me cayo el libro. Sabes las manos torpes que tengo— aprieto mis labios y ella asiente suspirando— ¿que vamos a cenar esta noche?— pregunto antes de que pueda pasar la puerta

— Será una sorpresa— me señala con el dedo y luego se va. Extrañada por lo anteriormente ocurrido me recuesto en mi cama con el libro en manos.

Me dirijo a la página en la cual había quedado mi lectura y sigo con dicha acción hasta que mis ojos comienzan a pesar e inconscientemente me quedo dormida con el libro abierto sobre mi pecho.

No sé cuánto tiempo estuve dormida pero unos aplausos en mi oído me hicieron despertar exaltadamente y al abrir los ojos puedo divisar por la ventana de mi cuarto que era de noche.

— Es la hora de la cena niña, y sabes que no me gusta...— la señora Macready empieza con su discurso pero antes de que pueda terminar ya estaba de pie a su lado

— No te gusta comer tarde, lo sé— ruedo mis ojos color café y comienzo a dar pasos arrastrados haciendo que la ama de llaves de mi tío bufe debido al sonido. Voy hacia el comedor y veo a mi tío sentado en la punta de la mesa y al mirarme en su rostro se plasmó una sonrisa

— Hola pequeña— da un beso en mi mejilla y yo dejo ver mis dientes en una cálida risa— ¿qué hiciste en todo el día? Lamento estar en mi habitación y no darte tiempo, es que mi investigación está en un punto culmine— me siento a su lado y frente a mi se sienta su ama de llaves.

— Hoy estuve escuchando la radio, lo que pasaba en las afueras— el aprieta sus labios y comienzo a comer el estofado que había preparado Macready— y luego leí un libro hasta que me quede dormida. Es aburrido estar aquí sola— suspiro mirando el plato

Mi tío y su ama de llaves se dan unas miradas y Digory luego suelta una pequeña risa haciendo llamar mi atención.

— Bueno, ese aburrimiento puede durar poco tiempo— mi ceño se frunce ante escuchar sus palabras y trago el bocado que había dado para luego hablar

— ¿De qué hablas tío?— indago intrigada mirándolo

— Hablo de que mañana vendrán cuatro niños, hijos de una antigua alumna mía. Ellos están en la misma situación en la que estuviste tú, así que trátalos amablemente— al escuchar tales palabras mi ojos y mi boca se abren y luego una sonrisa aparece plasmada en mi cara.

Me levanto del asiento y corro a los brazos de mi tío para luego comenzar a saltar ocasionando la risa de Digory y la mala mirada de Macready.

— Amelia, los modales— habla entredientes la señora y bufando vuelvo a mi asiento a seguir comiendo en pleno silencio.

Termine mi plato más rápido de lo normal y luego de hacer la sobremesa voy directo al baño a cepillarme los dientes y también mi cabello. Voy a mi habitación y me coloco mi pijama para después acostarme en mi cama, con la luz de la luna alumbrando por mi ventana.

Sonrío nostálgica mirando un cuadro que tenía con mi mamá en mi mesa de noche y le doy un beso para después concentrarme en dormir, ya que la ansiedad de que los niños lleguen mañana me lo estaba complicando un poco.



Sonrío nostálgica mirando un cuadro que tenía con mi mamá en mi mesa de noche y le doy un beso para después concentrarme en dormir, ya que la ansiedad de que los niños lleguen mañana me lo estaba complicando un poco

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𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃 [1] ── Peter pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora