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ᴘʀᴏᴠᴏᴄᴀᴄɪᴏɴ༺

Amelia tapa su nariz con su dedo índice para no lanzar todo el vomito en medio del pasillo

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Amelia tapa su nariz con su dedo índice para no lanzar todo el vomito en medio del pasillo. Respiró unos diez segundos hasta que sintió que las náuseas habían cesado. Caminó siguiendo el ruido de los pasos de Peter hasta que logró verlo meterse a una habitación así que sin más copió su acción y miró extrañada al ver una cama matrimonial con algunos muebles y decoraciones.

— ¿Estas bien?— preguntó al ver que el rubio estaba sentado a los pies de la cama con sus orbes celestes mirando a un punto fijo

— Si— afirma moviendo su cabeza para los costados y sale de su trance. Una sonrisa apretada salió de sus labios y ella cierra la puerta con traba detrás mío— ¿Y a ti que te ocurre? Tienes mala cara— sus cejas se juntan por unos segundos

— Es mi cara de siempre ¿que mas me podría pasar?— Amelia carencia de la habilidad de mentir y ocultar, más si debía enfrentar a esos ojos color cielo de los cuales se había enamorado. Amelia es un ser puro que jamás logra hacerle daño a nadie

— Se cuando mientes, amor— el rubio no pudo evitar mirar con curiosidad la puerta recién cerrada con la traba. Alza una de sus cejas y ella comienza a desatar su vestido por atrás.

Deja caer las largas telas al suelo y luego de que se deshizo de sus zapatos, comienza a caminar hacia el armario que había dentro de la habitación. Peter rogaba que su excitación no aparezca en estos momentos, pero la poca, casi inexistente, ropa interior de Amelia no lo ayudaba en lo más mínimo. Sus finas curvas, sus pechos resaltaban sobre su sostén y él deseaba pasar su lengua por ellos, su trasero que se veía a la perfección por la fina tela de su ropa inferior que él deseaba por morder y apretar hasta que ellos quedaran rojos y ella suplicara por más. Ella lo prendía de una forma que no lo logro ninguna mujer.

— ¿Disfruta de la vista, rey Peter?— Amelia lo mira con una sonrisa ladeada mientras giro levemente su cabeza hacia su dirección. El ojicelestes no se había dado cuenta que llevaba largo rato apreciando el perfecto cuerpo de su novia y tampoco noto que su erección rozaba la tela de su bóxer y palpitaba por ser liberada

— Eh... s-si, claro— cruza sus piernas para que su ereccion no se notara pero era tarde, la castaña ya la había visto y se relamió sus labios por ello. Sus ojos color avellana se iluminaron por la lujuria que sintió en ese momento y dejó la búsqueda de alguna prenda para dormir que se dirigió hacia donde yacía sentado el mayor de los Pevensie

Ella se agacho y separo las dos piernas del chico para luego meterse entre ellas, mientras una sarta de pensamientos obscenos pasaban por las mentes de los adolescentes. Su mano se deslizó por la ereccion de Peter por encima de la gruesa tela de sus pantalones ganándose un jadeo por parte del rubio. Amelia mordió su labio inferior antes de agarrar con sus dedos el inicio del pantalón y tiro de ellos junto con el boxer, dejando el miembro erecto de Peter Justo frente a su cara.

𝐓𝐇𝐄 𝐖𝐈𝐙𝐀𝐑𝐃 [1] ── Peter pevensie Donde viven las historias. Descúbrelo ahora