XVII

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«Xuanwu Pt.2»
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Dicen por ahí que el tiempo las heridas cierra. A veces uno pensaría en todo lo que pudiese dar con tal de que fuesen las heridas del alma y del corazón las que se cerraran para siempre, no solo las físicas; pero tampoco es como si de la nada las personas pudiesen superar realmente lo que les aqueja emocionalmente. No es fácil. Nadie dijo que lo fuera.

Wei Wuxian y Lan Wangji habían pasado al menos unos tres o cuatro días atrapados en la cueva junto al falso XuanWu y el tiempo no podía ir peor. El silencio era un excelente aliado para ponerte a pensar y en esos momentos, el discípulo de ojos grises era lo que menos quería, pensar solo le estaba haciendo la vida un poco más difícil, con la cabeza llena de recuerdos que eran mejor ignorar, pero que tampoco tenían a dónde ir.

Sus túnicas finalmente se habían secado y eran aptas para usarse nuevamente. Lan Wangji aunque no muy conforme, había aceptado muy obedientemente mantener su cinta de la frente como soporte para su pierna. El corte en el brazo de Wei Wuxian y la mordida de la tortuga en la pierna de Lan Wangji iban cerrando satisfactoriamente, sin embargo, aquello no era una excusa para descuidarlas.

— Iré a ver qué podemos rescatar para salir de aquí — comentó el ojigris mientras terminaba de ajustar el cinturón de tela que mantenía sus ropas en su lugar.

Lan Wangji asintió suavemente y continuó limpiando los extremos de su herida para poder ajustarla después.

Wei Wuxian se asomó una primera vez con cautela, y al no divisar rastro alguno del animal respiró profundamente y salió en silencio de su pequeño escondite. Deslizó sus manos sobre la piedra y se apoyó en la rugosidad de la superficie para descender los pocos centímetros que lo separaban del suelo. Tendrían un problema más tarde si Lan Wangji no pudiese bajar.

En el espacio donde habían caído la primera vez, enterrados en la arena, aún habían restos de cadáveres, los afilados huesos asomaban sobre la superficie y Wei Wuxian pensó, que si no hubiese un montón de huesos ahí, seguramente sería una bonita arena, suave y blanquecina. El ojigris se agachó y revolvió la arena con las manos buscando cualquier cosa que pudiese ser útil.

Había fragmentos de espadas rotas, arcos y flechas sepultadas junto a los restos humanos. Wei Wuxian recordó las palabras de Lan Wangji y comenzó a sacar todos y cada uno de los arcos del suelo, los apiló a un lado suyo. Pasó un par de minutos buscando y juntando y finalmente echó lo que tenía sobre su espalda. Subió de nuevo la pequeña pared y escaló hasta llegar al recoveco donde permanecía él y el jade.

— Lan Zhan... Dijiste que necesitabas una cuerda... — musitó Wei Wuxian mientras dejaba los artefactos en el suelo frente a ellos. Lan Wangji asintió suavemente y de la manga de su blanca túnica saco una fina y medianamente larga cuerda de Guquin.

El ojigris sonrió. — Ya se que tienes una, pero, tengo una idea. — dijo y se acomodó en posición de loto, alcanzó uno de los arcos y se lo mostró a Lan Wangji. — Las cuerdas de estos arcos pueden unirse, están un poco gastadas, pero con la energía espiritual seguramente serán más firmes...

Lan Wangji pareció meditarlo unos instantes y finalmente dió su aprobación silenciosa.

Ambos separaron las cuerdas que servían y las ataron cuidadosamente a los extremos de la del Guquin hasta que obtuvieron una longitud total de al menos unos tres metros, lo cual, debía ser suficiente para retener a la bestia durante el tiempo suficiente como para encontrar una salida.

Máscaras de Cristal ⚔️ WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora