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La madre de A-xue deslizó sus dedos por el cuero cabelludo del niño, cepillando los mechones de pelo mientras envolvía una toalla sobre su cabeza.
En realidad, la joven muchacha sabía que había cosas que un niño pequeño realmente no podía entender, sin embargo, aún con la historia trunca en ciertas partes, había algo en los ojos de A-xue que le hacía saber que él entendía que existían cosas en el mundo y en el corazón de los hombre que eran difíciles de entender, como la avaricia y el egoísmo.
Y ella, particularmente sabía que en su corazón, A-xue sabría ser un buen hombre en el futuro.
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La jarra de cerámica se estrelló contra la alfombra dorada y el vino se derramó sobre ella tiñiendo los costosos hilos.
Jin Guangshan gruñó irritado y estiró una mano fuera de las mantas. La mujer desnuda en sus brazos se removió inquieta.
— Ah, Jin-gongzi, ¿Por qué estás despierto tan temprano? — murmuró la doncella y Jin Guangshan soltó una carcajada...
— Los días son bellos y prósperos, sino me apurara yo a despertarme temprano, ¿No estaría perdiendo tiempo para disfrutar los placeres de la vida?
La mujer empezaba a sonreir y a intentar lucir coqueta mientras sus mejillas se ruborizaban, sin embargo, la puerta principal de la habitación fue abierta de par en par.
Madame Jin entró en la habitación, su rostro era sereno y había una ligera curva casi burlona en la comisura de sus labios. La mujer en la cama se apresuró a levantarse cubriendo su pecho con sus brazos mientras salía a toda prisa de la cama del Emperador.
Tirando de la sábana superior Madame Jin se la arrojó. — Ten algo de decencia mujerzuela...
La joven envolvió la sábana al rededor de su cuerpo e intento protegerse detrás del Emperador. — Su Alteza, ¿Por qué no la detiene?
— Calla, ni siquiera eres una concubina, no eres más que una prostituta de burdel que este hombre trajo a calentar su cama, ¿Eres la primera acaso? ¡Todos los días hay una distinta!
La mujer apretó los labios saboreando la humillación y salió apresurada de la cámara principal.
— Madame Jin, ¿Estos son celos a caso? — inquirió Jin Guangshan con una sonrisa.
— No te confundas su Alteza, pero permíteme recordarte que hoy es la conferencia de discusión en Gusu, así que ponte un par de pantalones y dile a tus prostitutas que intenten humillar menos a Lanling, ¿O piensas heredarle una secta desprestigiada a tu único hijo legítimo? No te equivoques Jin Guangshan, a ti tampoco te conviene intentar poner un bastardo en el trono. — sentenció Madame Jin y salió del lugar seguida de sus damas de compañía, mantenía la espalda recta y una postura digna. Era la única emperatriz de Lanling, y mientras no hubiese harem establecido, no había derecho para ningún otro heredero.
Jin Guangshan golpeó la mesa con el puño cerrado y mantuvo una mirada compleja. — Wen Ruohan, más vale que te des prisa... — murmuró.
Se colgó una bata y corrió al baño, en el camino arrastró con el a un guardia. — Diles que vayan a Qishan, envía al mismo de siempre — ordenó y el guardia se apresuró a difundir la orden.
Desde hace algunos meses, Jin Guangshan se dió cuenta que con los trucos sucios que Wen Ruohan tenía bajo la manga, era más probable que las sectas ortodoxas perdieran la batalla, es por ello, que evidentemente el Emperador de Lanling prefería venderse que perder, por lo mismo, había pactado una alianza en secreto con Qishan para garantizar que ni un hilo de oro de la alfombra fuese cortado en pedazos. Al principio también fue un hombre de fuerte voluntad y con ansias de ganarse el título de heroe en batalla, también deseaba la gloria y abolir el mal, pero en el camino a la victoria hubo demasiado obstáculos, grandes rocas que moler a pedazos, y un sin fin de penurias que atravesar. A Jin Guangshan en un principio le pareció terriblemente increíble el camino, estaba emocionado y ansioso, pero a la mitad simplemente pensó, ¿Quién cruzaría las cinco montañas por un miga de pan? Sinceramente nadie. Así que dejo de mirar la gloria y la abolición del mal en el mundo del cultivo y empezó a mirar sus propios deseos. En realidad ese era el único instinto real de los humanos, ver su propio beneficio por encima del resto. Y el Emperador Jin, entendió perfectamente la doctrina del "Primero yo, después yo y siempre yo"
En Gusu, Lan Xichen presionó sus dedos contra sus sienes. La última conferencia de discusión estaba hecha un desastre.
De pies a cabeza, el Emperador de Gusu Lan estaba en medio de un ataque de estrés.
— ¡Solo matemos a todos los perros de Wen Ruohan y con eso basta! ¡No tendrá quien lo proteja!
— ¡Sí! ¡No es nada sin ellos!
Las multitudes estaban en medio de la ira y ni siquiera parecían nobles planeando decentemente una guerra, sino un montón de bárbaros.
Lan Xichen estaba en medio del salón, a su lado , Lan Wangji frunció el ceño.
— ¡Cierren la maldita boca! — gritó repentinamente alguien detrás de él y nadie volvió a hablar.
Esta persona era Jiang Cheng, cuya paciencia ya se había agotado hace mucho tiempo.
— Por favor, vamos a calmarnos, señores, Gusu Lan comprende la ira en sus corazones, sin embargo, creemos que lo adecuado es primero estudiar las posibilidades que tenemos de atacar, además, la energía resentida no es algo que nosotros conozcamos, nuestro cultivo ortodoxo respeta las leyes de la naturaleza, no hay que subestimar a nuestro enemigo.— intervino el primer jade. — El Emperador Nie debe saber esto mejor que nadie...
Nie Minjue frunció el ceño en el fondo de la habitación.
— ¿Quién nos garantiza que realmente las sectas permanecerán unidas?
— ¿Esta pensando en abandonar la coalición líder Ye?
El hombre se encogió en su sitio ante la pregunta del actual líder de Yummeng, este hombre era en realidad de una secta menor que no valía la pena recordar, y que probablemente no tenía nada que hacer ahí, sin embargo, por un poco de fama, había insistido en apoyar a las sectas justas.
Jiang Cheng se aclaró la garganta y prosiguió. — En vista de que todos están dudando en seguir adelante a estás alturas, permítanme anunciar que el matrimonio entre la princesa de Yummeng, Jiang Yanli y el heredero de Lanling ha sido oficialmente confirmado.
Lan Xichen sonrió. — En efecto, por favor, no crean que en este momento haremos un gran banquete, simplemente se firmara el acta y posteriormente, la princesa se mudará a Lanling, de ese modo, las alianzas pueden reforzarse y mantenerse a largo plazo.
Lan Wangji se acercó a su hermano y dijo. — Hermano, necesito hablar contigo...
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