XI

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«Prisionero Pt. 3»
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Por favor lean mis notitas y comenten eso me hace muy feliz (';ω;`)
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Después de golpear por capricho y antojo a Wei Wuxian, su cuerpo fue sacado a rastras del Palacio de Fuego, había moretones que comenzaban a doler debajo de las capas de ropa y de sus labios aún escurría un pequeño hilo de sangre. Cómo todas las veces anteriores, la cabeza de Wei Wuxian era un lío tremendo donde los murmullos y mareos lo tenían ya, al borde del colapso. Por el momento, solo tenía una cosa segura, lo que estaba detrás del poder de Wen Ruohan era, nada más y nada menos que energía resentida. Lo cual significaba que estaba comentiendo un crimen que inevitablemente sería señalando y castigado por los otros Reinos, pero del dicho al hecho hay mucho trecho, por lo que esperaba que el cultivo de Wen Ruohan no avanzará mucho hasta entonces.

La última docena de escalones por las que pasó desaparecieron en medio de todo lo que su cuerpo estaba resintiendo, quitaron las cadenas de sus brazos, e inmediatamente un punzante hormigueo cubrió sus extremidades desde sus hombros hasta la punta de sus dedos. Al menos agradecía que por está ocasión no recibió la amistosa patada que acababa por enviarlo al suelo y pudo entrar por su propio pie temblando ligeramente antes de desplomarse en el suelo igual que un simple muñeco de trapo.

Respiró hondo y se apoyó en la dura pared mientras cubría con un brazo el abdomen que era la parte que más golpes recibió.

Tanto la abuela Wen como el pequeño A-Yuan se acercaron de inmediato.

- Wei-Gege... ¿Qué te pasó? - inquirió el menor inclinándose a su lado.

Wei Wuxian forzó una sonrisa y habló sin aliento. - Este Gege salió a jugar por ahí, así que ahora estoy un poco cansado, ve a jugar ¿Sí?

Si el niño se la creyó o no, no dijo nada y se fue gimoteando a refugiarse en los brazos del Tío cuarto. La Abuela Wen se acercó y le miró con un rastro de lástima y tristeza en los castaños ojos.

- ¿Que te hicieron muchacho?

El ojigris miró al rededor asegurándose de que A-Yuan no escuchase antes de responder. - Solo... Son un par de golpes... Estaré bien... - masculló con la voz queda.

La abuela Wen le dejo unos instantes y volvió con un cuenco de agua y un paño opaco que remojo en agua y exprimió antes de comenzar a limpiar la sangre en el rostro de Wei Wuxian con cuidado de no tocar las heridas. Wei Wuxian quiso protestar para no causar molestias, pero el aliento se le había escapado hace mucho y sinceramente no tenía fuerzas. Lo único que cabía en su bulliciosa mente era el odio completamente justificado que tenía en contra del reino del Sol.

Habiendo matado a su familia, a sus padres adoptivos que con tanto cariño le habían acogido, destruyeron el Embarcadero de Loto, casi la mitad de Yummeng, que no solo era su hogar, sino también el de muchas otras personas inocentes que lo único que había hecho era haber estado en el lugar equivocado siendo víctimas de la atrocidad de Qishan. Wei Wuxian se preguntaba a si mismo cuánta gente inocente, niños, mujeres, ancianos e inválidos habrían tenido la misma suerte de estar en manos de un montón de malditos que solo hacían lo que querían sin importar que, sin importar si se manchaban las manos de sangres en el proceso, porque al parecer su ideología se basaba en el típico "Si no estás conmigo, estás contra mi" y aquel que optará por un camino distinto automáticamente firmaba su sentencia de muerte.

Máscaras de Cristal ⚔️ WangxianDonde viven las historias. Descúbrelo ahora