Empecemos con 32 razones.

13.

Durante la primera semana de clases, ya teníamos trabajos por hacer y las fechas de los exámenes del semestre.
Lily con Alex, se dirigían miradas de odio cada vez que se encontraban. Emily y yo nos reíamos y esperábamos que pronto, todo ese odio, se vuelva en amor.

Era día lunes y teníamos unas horas libres antes de la última hora de clases en la tarde. Decido ir a la biblioteca para buscar información sobre un trabajo de educación en salud, mientras que los chicos consultaban en internet.

Amaba las bibliotecas, el olor a libros era único. Así que después de encontrar un libro con la información que necesitaba, me fue inevitable ir a la sección de entretenimiento, donde tenían todo tipo de libros que no eran sobre las materias de la universidad.

Fui a la sección de misterio y terror. Veía hileras y hileras de libros, estaba buscando algún libro que aún no hubiera leído, cuando alguien me toma la cintura por sorpresa.

- ¡Ay!

Me doy vuelta y Gustavo se estaba aguantando la risa.

- ¡Idiota! -Golpeo su hombro.-
- Fue inevitable. Me imaginé que estabas aquí, ¿encontraste algún libro para el TRABAJO? -Me pregunta sonriendo.-
- Si, encontré uno.
- Bien.
- ¿Te llevarás otro? Ladrona de libros. -Se acerca a mi y me acorrala contra la pared.-
- No, prefiero hacer los trabajos. Se me olvida que tengo que estudiar. -Bufo y el sonríe.-
- Me encantas...

Gustavo alza su mano y acaricia mi cabello con una mano, mientras que la otra, está sobre la pared, aun acorralándome.
Me mira a los ojos de una forma que nunca antes nadie, lo había hecho. Subo mi mano derecha con timidez y la poso en su pecho. El acerca su nariz y recorre mi cuello, llegando a la mejilla, rozándome. Su nariz roza con la mía y siento nuestros corazones latir a la par. Sus ojos se oscurecen y bajan a mis labios.

- Muero por besarte, Florencia. -Apenas susurra.-
- ¿Que te detiene?

El abre sus ojos como tratando de creer lo que dije. Pero no duró ni un segundo, cuando ya tenía sus labios sobre los míos.

Durante los primeros segundos, no podía creer lo que estaba pasando, pero un instinto me hizo cerrar lo ojos y disfrutar el contacto.

Gustavo posaba ambas manos en mis mejillas y me apretaba contra la pared
con su cuerpo. No creía recordar un beso tan apasionado y a la misma vez, verdadero. Sus labios sincronizaban muy bien con los míos. Iba a un ritmo lento pero necesitado.
Cada vez que sentía que mis pulmones no daban mas, el volvía a invadir mi boca con rapidez.
Su rostro se separa unos centímetros del mío y me mira con intensidad.

- Se mía, Florencia. Quédate a mi lado.
- Yo... -Me calla con un pequeño beso y me vuelve a susurrar.-
- Justo aquí, entre medio de hileras gigantes de libros, escribamos nuestra propia historia. Se mía, por favor.

Miro sus ojos suplicantes y no puedo seguir evitando esto. Lo quiero y aceptaré el reto de que el me quiera a mi también.

- Está bien. -Susurro.- Quiero estar a tu lado.

El sonríe sin poder creérselo y me besa sin parar. Luego me abraza y siento que he tomado la decisión correcta, lo siento así, al estar entre sus brazos.

Cuando llegamos a la ultima clase del día, los rostros de Lily, Emily y Fernando, es épica. Sus ojos iban de nuestras cabezas, hasta nuestras manos enlazadas. Los chicos sonríen y corren a felicitarnos.

- ¡Al fin te funciono, eh! -Fernando abraza a Gustavo.-
- Con que alguien domó a esta pequeña fiera. -Lily me cierra un ojo y me abraza seguida de Emily.-

Luego de unas cuantas bromas sobre que Gustavo había conseguido algo casi imposible, nos sentamos y ponemos atención a la clase.

Gustavo, como siempre estaba sentado a mi lado. Pero ahora en medio de la clase, rozaba mi mano, jugaba con mi cabello, o me daba besos sorpresa en la mejilla y hombro.