29.

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Lo cierto era que no teníamos muchos ramos teóricos este semestre, pero si teníamos más prácticos.

A mitad de semestre, la profesora nos avisó que nos tendría una sorpresa. La sorpresa logró ser los famosos turnos de noche en el hospital

- ¡Son geniales!
- ¡Ves casos únicos!
- ¡Te pillas a todos tirando en las salas de descanso!

Eran muchos los comentarios de mis compañeros, y lo peor de todo, es que te decían de sorpresa cuando te quedarías en la noche.

Las practicas eran agotadoras, pero me dejaban muy contenta. Ese día estaba muy feliz, un padre de familia me había agradecido mucho mi ayuda.

La profesora nos llama, seguramente para dejarnos ir.

- Buen trabajo hoy, pequeños y pequeñas. Hoy nombraré a dos personas para el turno de noche.

Todos nos miramos expectantes y la profesora saca una lista. Oh no, por favor que no sea por apellidos.

- Bien, algunos ya pasaron, así que creo que es turno de... Collins y...

Por favor que no sea él, por favor que no sea él, por favor que no sea él.

- Esa chica me cambió el horario, así que creo que será Cooper.

¡Maldición!

- Bien, los demás pueden retirarse. Ustedes dos esperarán al medico que está ahí, él les dará las indicaciones. Que tengan un buen turno.

Nuestros compañeros se despiden y yo espero impaciente. Él medico estaba conversando, más bien dandole órdenes a otros alumnos, al parecer éstos eran de medicina.
Miro de reojo y Gustavo se ve algo nervioso. Al muy maldito el azul oscuro le viene de maravilla. Se dejó la barba que me gusta.
Es tan apuesto, ah y cierto, ya no está conmigo.

- ¿Ustedes son los alumnos de Carmen?
- Si.
- Vengan conmigo.

No resultó ser muy complicado. Yo estaba acompañando a una madre que recién había salido de una operación y Gustavo estaba en la cama de al lado con otra paciente, ésta era una adolescente que no paraba de tirarle indirectas.

- ¿Tienes novia? -Pregunta ella.-
- No.
- ¿Estás soltero entonces?
- ¿Puedes mover tu brazo por favor?
- ¡Vamos responde!

Gustavo se ríe pero no le responde, sigue con su trabajo aunque la chica no se da por vencida.

- Las niñas de ahora, no tienen respeto por nadie. -María me habla, mi paciente, y veo que estaba mirando donde Gustavo.- Aunque no la culpo, es un chico bastante guapo. ¿Son compañeros?
- Si.

- ¿Vamos Enfermero, porque no contestas mis preguntas?
- Carla, preguntas mucho, recuerda que deberías estar en reposo. -Gustavo le acomoda su almohada y me produce ternura.-
- Es que me aburro aquí, no tengo con quien conversar. ¿Te has enamorado alguna vez?
- Contigo no hay remedio. -Gustavo mueve su cabeza negativamente.-
- ¡Vamos, responde solo eso!
- Si, estoy enamorado de hecho.
- Oh... -La chica se muestra decepcionada y María me da un vistazo.- ¿Y ella no te da bola o que?
- Mmmm digamos que es más complicado que eso.
- Y si es complicado, ¿porque no te buscas a otra chica?
- Porque yo solo la amo a ella, y así será hasta mis últimos días.

La chica da un suspiro y yo me remuevo incomoda en mi silla, me levanto y miro la ficha, mientras María me observa lentamente.

- Se nota que la persona que él ama, es a ti.
- ¿Qué?

Se me cae la ficha de las manos, y todos dentro me miran. Yo sonrío y me acerco a María.

- ¿Por qué dice eso?
- Porque soy una mujer astuta, vieja y observadora. He pasado por todo esto y él no para de mirarte.
- Ah...
- ¿Estoy en lo cierto?
- Bueno...
- ¡Cooper, Collins! ¡Síganme!

Empecemos con 32 razones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora