16.

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Estábamos comiendo sushi, Sab, Gustavo y yo.
Veíamos "MasterChef" y conversábamos de variados temas. Al llegar la noche, siento un gran peso en mi pecho cuando Gustavo dice que tiene que irse.
Es tonto, ya que lo vería al día siguiente, pero aún así, no quería que se fuera.

- No te vayas aún. -Lo abrazo.-
- Créeme que lo ultimo que quiero, es irme. -Me besa la cabeza.-
- Quédate un poco mas.
- Mañana tenemos la investidura, amor, hay que levantarse temprano.
- Lo sé, aún así no quiero dejarte.
- No me acostumbres a la Florencia cariñosa y regalona.
- Tonto. -Me río un poco.- Me estoy volviendo una cursi, mejor vete. -Lo suelto.-
- No quiero dejarte. -Me vuelve a abrazar.-

Al abrazarlo, me siento la mujer mas afortunada y feliz. Su perfume me trae felicidad y el hecho de que sus brazos me rodeen con fuerza, me hace sonreír. No sé que es lo que me estaba haciendo, pero no quería que terminara.

- Duerme conmigo.

Después que digo eso, Gustavo me mira alzando una ceja, esperando confirmar lo que dije.

- ¿Qué me estás proponiendo, Florencia?
- Idiota. -Me río.- Dormir, ya hemos dormido juntos.
- Dormir después de las fiestas, algo borrachos, Mmm -Se hace el pensativo.- no cuenta señorita.
- Bueeeeeeno, en ese caso, ándate con cuidado.
- Pesada. -Gustavo achina sus ojos.- Aunque sea de broma, dormiré a tu lado. Ni siquiera sé como soporto no estar a tu lado cuando duermo.

Sonrío y tomo su mano para dirigirlo a mi habitación. El se sienta en mi cama y huele mi almohada, yo voy al baño a ponerme mi pijama. Cuando salgo, Gustavo está acostado en mi cama, solo con bóxers. Antes ya lo había visto así, pero ahora siendo novios, es diferente.

- Tápate, exhibicionista.

El levanta su cara y me sonríe. Luego da una pasada por mi cuerpo, como si estuviera viendo con rayos X, luego me habla.

- Adoro tu pijama de mickey.
- Creo que tendré que comprarme otro, este ya me queda un poco pequeño.
- Lo noté, pero así se te ve mucho mejor.

Gustavo me guiña el ojo y yo me acuesto a su lado rápidamente. Mi pijama era un short y una polera de tiritas, que ya me queda corta. No le veo nada de malo a eso, creo.
El me abraza, mientras yo miro en el teléfono algún anuncio sobre la ceremonia de investidura que hayan puesto mis compañeros en Facebook. Sus manos tocan mi estomago con ternura, pero creo que él sabe lo que eso produce. Encuentro una que otra noticia interesante y siento la cabeza de Gustavo en mi hombro. Sus labios hacen contacto con mi cuello y yo siento escalofríos. Sus manos acarician mi cuerpo de forma tierna, pero la verdad, es que en la cama ya nada es tierno.
Cuando termino de leer una última noticia, veo que hay una canción nueva de una cantante que me gusta. Le pongo play y la escucho atentamente.
La canción la escucho tantas veces, que cuando volteo mi cabeza para decirle a Gustavo, el ya estaba dormido en mi hombro.
Sin querer la canción se reproduce automáticamente de nuevo y calza perfecto con el momento. Sonrío dulcemente observando como su pecho sube y baja al compás de su respiración. Empiezo a cantar la canción en un tono casi inaudible, ya tantas veces que la escucho, que me la aprendo rápidamente. Ojalá me aprendiera así la materia de la universidad.

You're the light, you're the night
You're the color of my blood
You're the cure, you're the pain
You're the only thing I wanna touch
Never knew that it could mean so much, so much...

Toco su cabello y siento que mis párpados también caen, pero aún así sigo cantando.

You're the fear, I don't care
Cause I've never been so high.

Es cierto, él es el miedo. Pero desde que lo conocí, jamás me había sentido tan al máximo.

So love me like you do, love me like you do
Love me like you do, love me like you do
Touch me like you do, touch me like you do
What are you waiting for?

Empecemos con 32 razones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora