26.

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Me siento un poco triste cuando termina esa semana. Gustavo volvió a su casa y mi primo aún no hablaba sobre lo sucedido con Sabrina, mi amiga estaba perdiendo su paciencia.

Estaba ordenando mi habitación, la cual era un desastre, cuando escucho el timbre de mi casa. Bajo cantando alguna canción de Ellie Goulding y abro la puerta.

Mi sonrisa se quiebra.
Makarena estaba fuera de mi casa, y eso no era lo peor de todo, si no que traía una sonrisa horrible, y algo mucho peor, ¿como mierda supo donde vivo? No creo que Gustavo le haya dicho.

- Buen día, Florencia. Quiero hablar un poco contigo, ¿puedo pasar?
- No. Yo no soy bienvenida en tu casa, ni tu en la mía.
- Entonces, hay un parque por aquí cerca, ¿crees que podríamos hablar ahí?
- ¿Qué es lo que quieres? ¿Gustavo sabe que estás acá?
- Quiero avisarte como serán las cosas de ahora en adelante, y no, él no sabe que estoy aquí.
- Bueno, ya que hiciste un largo viaje, supongo que valdrá la pena escucharte.

Tomo las llaves de mi casa y camino hacia el parque junto a esta sangre sucia. Nos sentamos en una banca y espero a que ella hable.

- Seré precisa. -Ella me mira y sonríe.- Ya no puedes estar con Gustavo.
- Bien, ¿que más?
- Ah, ¿piensas que es una broma?
- Me da igual lo que pienses.
- Creo que no. Anoche discuti esto con su madre y ella está de acuerdo. Siento que si él esta contigo, él dejará de lado sus responsabilidades como padre, quise que hiciera un traslado pero él no me hizo caso, pero, ahora está atado de manos y pies.
- ¿Por que?
- Porque no soy estúpida, Florencia.
- ¿Ah no?
- No. Le advertí que si no se alejaba de ti, si no terminaba esta relación, yo pediría una orden de alejamiento. No lo dejaría acercase a mi hija ni aunque me lo rogara, tú sabes muy bien todo lo que Gustavo ama a nuestra hija, ¿no?Entonces, ¿que crees que eligió? ¿Quedarse con el supuesto amor de su vida, o su hija?
- Tú... No puedes hacer eso. -Estaba en shock, la miraba sin poder creérmelo.-
- Creo que ya lo hice. Estoy segura que Gustavo estará hablando en estos momentos con su madre, y cuando se de cuenta que ya no tiene opción, te llamara como un loco. ¿Te doy un consejo? Elige a otra persona, eres linda y sé que puedes tener al chico que quieras. No pierdas más tu tiempo con Gustavo. El es mío y siempre lo será.
- ¿Como puede existir gente como tú en este mundo?
- ¡No me hagas sentir como la mala de la película! -Ella se levanta y me mira como una loca.- Tú sabias donde te metías, ¡tú sabias que él tiene una hija y tenía una vida formada conmigo! Tú sabias y aún así te metiste.
- ¡Yo no quería hacerlo! -Me paro y me sitúo frente a ella.- Pensaba lo mismo que tú, pero él convenció, no puedes ser tan egoísta y quererlo para ti, ¡él no está enamorado de ti!
- Bueno, si es así, él no podrá estar con alguien mas. Perdiste, ahora olvídalo y deja este tema atrás. Si sabias donde te metías, acepta las consecuencias. ¿O acaso pensaste que el podría elegirte a ti, por sobre su hija?
- No...  -Aguanto mis lagrimas.- Claro que no.
- ¿Entonces? Mira, solo cumplí con avisarte. No hagas algo estupido y termina esto de una vez por todas. Yo no dejaría que esto pasara por nada del mundo. Si él es el padre de mi hija, él estará conmigo para siempre. He dicho. De todas formas, se podrán olvidar el uno al otro.

Ella me mira sonriendo y yo siento ganas de matarla. Pero no puedo hacer algo, tenía el leve presentimiento que esto no se quedaría así. Las maniáticas como ella aun existen en el mundo, y yo aveces creo que soy muy ingenua para creer que alguien no puede ser así de mala. En fin, creo que el amor no es para mi, está mas que demostrado.

- Bueno, creo que estás satisfecha. Lograste lo que querías, no tengo ganas ni poder para contradecirte. Ahora vete y aléjate de mi. No hay algo que nos una.
- Me iré y muy feliz.
- Espero que tu hija no sea una perra desgraciada como tú.

Me doy media vuelta y corro hacia mi casa.
Las lagrimas caen como temporal lluvioso. Me sentía devastada. No, devastada es poco.
¿Por qué mierda tenía mala suerte? Sabia que tenía seguir sola. Sabia que estar con él me podría causar daño, y aún así me entregue ante él. Detesto creer en el amor.
La primera persona que me hace bien, y no se puede.

Empecemos con 32 razones.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora