Capítulo 4

15 2 0
                                    

Son las 11 de la mañana y todavía me encuentro en mi habitación, hoy por fin en sábado, eso quiere decir que tengo la casa y el día libre, tal vez otras personas aprovecharían para invitar amigos o salir, pero yo no, tengo prohibido salir de casa solo si no es para ir al trabajo, la escuela o a los mandados de mis padres.

<<Arreglate, quiero que uses algún vestido o falda. ¿Entendido?>>  Mamá.

<<¿Vamos a salir?>> Yo.

<<No>>  Mamá.

Lance el celular al otro lado de la cama y me volví a recostar, si no vamos a salir de seguro quiere que me ponga el vestido o falda para molestar, es muy de ella el hacerme usar ropa incomoda para mi durante la casa solo por su gusto.

Estoy viendo Guerra de Papás cuando escucho que alguien toca la puerta, como la habitación de mis padres está del lado delantero de la casa camino hacia ella para asomarme por la ventana, sería más facil bajar y preguntar, pero esa es otra de las cosas que tengo prohibidas.

Al ver a la calle no logro ver quien toca, pero si veo justo en frente de mi casa una camioneta negra estacionada. Me alejo de la ventana y vuelvo a ver mi pelicula, 5 minutos despúes suena mi celular.

RIGN RING RING

<<Bueno>>- dije sin ver quien era.

<<¡¿CÓMO QUE BUENO?!, ¿QUÉ RAYOS HACES?>>- grito mi madre al otro lado del telefono.

<<Estoy viendo una pelicula, ¿pasó algo?>>

<<¡MÁS TE VALE ABRIRLE LA PUERTA AL SEÑOR JONES EN ESTE INSTANTE!>>- así que por eso queria que me cambiara....

<<TE PORTAS BIEN Y NO SEAS MAL EDUCADA>>- terminó de decir y me colgó.

Lo más rápido que pude me cambie la pijama por un pantalon y una blusa cualquiera, me cepille el cabello lo más rápido que pude y me puse unas bailarinas. Baje las escaleras y al abrir la puerta me encontre con un hombre de unos 30/40 años.

Me hice a un lado sin decir nada, él señor pasó a la sala y se me quedo viendo fijamente.

-¿Gusta un vaso de agua señor?- le dije mientras jugaba con mis dedos.

-Claro hermosa- Santa virgen, tiene que ser una broma.

Su voz era grave, demásiado a decir verdad, también había algo en él que se me hace conocido, no se de donde pero siento que ya lo he visto antes.

Camine de regreso con el vaso en mano sintiendo su mirada sobre mi, al estar frente a él le extendí la mano para darle el vaso, esté lo tomo con la mano derecha y al querer alejarme con su mano izquiera me agarro de la muñeca.

Le dió un sorbo al vaso sin quitar sus ojos de los mios, al terminarlo lo dejo sobre la mesita de centro y literalmente me jalo para sentarme sobre sus piernas.

-Mira nada más, que bonita eres- decía mientras me tomaba por la cintura evitando que lograra pararme -quedate quieta, no querras que me enfade- dijo y me tomó por las muñecas con una de sus manos.

-Por favor suelteme- apenas logre decir ya que sentía que iba a llorar, miraba hacía otros lados pero él me tomaba del menton y me hacía mirarlo.

-Malditos inutiles- dijo y me soltó -les dije que usara algo accesible- escuche que murmuro mientras él mantenia su mirada fija en mis piernas.

-Yo creo que lo mejor es que se retire, mis padres no lo pueden atender hoy- le dije mientras caminaba a la puerta.

-¿No me recuerdas cierto?- ¡lo sabia!, pero de donde lo he visto -deja me presento dulcura; Mi nombre es Marcus Jones, soy uno de los socios de tu abuelo- dijo mientras me estiraba la mano.

¡Claro!, este sujeto estaba en la junta ese día, dude un poco en estirar mi mano, pero al final la estreche, mi mano en comparación con la suya era una miniatura.

-Alessa Camorani- susurre.

-Ya lo se amor- ¿este quien se cree? -bueno parece que hoy no podre conseguir nada- decía mientras caminaba hacía la puerta.

¿De qué hablara?

-Esperaba verde diferente, pero despúes de todo esos pantalones te quedan bastante bien- abrío la puerta y se quedo afuera de esta mirandome las piernas -fue un gusto volverte a ver amor, hasta pronto- terminó y salío directo a su camioneta.

Cerré la puerta con seguro y las ventanas también, me recargue en la barra de la cocina para intentar tranquilizarme un poco.

Al estar más tranquila subí a mi recámara y me recoste, la película para este punto ya había terminado y sólo aparecían los créditos en la pantalla, estuve cómo 15 minutos cambiando de posición hasta que por fin pude conciliar el sueño.

----

-¡¿PERO QUIÉN CARAJOS LES DIO AUTORIZACIÓN MALDITA SEA?!- una fuerte discusión del piso de abajo me despertó.

-¡A TI NO TE DEBE IMPORTAR, ES MIA, YO LA CONSEGUÍ Y YO DECIDO QUE HACE HACER CON ELLA!- gritó mi papá si no me equivocó.

Con cuidado de no hacer ruido me levanté de la cama, salí al pasillo y baje sólo la mitad de las escaleras para escuchar.

-Por un demonio- comenzó a decir mamá con voz normal -dejen de gritar, no queremos que alguien nos escuche.

-Tal vez tu la obtuviste, pero ten en cuenta que yo soy TU jefe, y quien hace los negocios- hablo mi ¿abuelo? con voz baja, pero firme -yo di claramente la orden de no tocar la mercancía hasta que este completamente liquidada.

¿Mercancía?, tal vez hablen de la empresa.

-¿Y para cuándo será?, te recuerdo que ya bastante nos arriesgamos al estar en este pueblo- comento mamá.

-Sólo serán unos cuantos meses.

-Más te vale que sea rápido- dijo papá, se escuchaba exasperado -¡¡MALDICION!! -gritó haciéndome sobre saltar.

-Calmate amor, todo estará bien- trato de mediar mamá.

-Tu sabes perfectamente que nada está bien Patricia, donde alguien la llegue a reconocer nos va a ir muy muy mal- ahora la voz de papá se escuchaba con suma preocupación.

-Eso no va a pasar Omar, así que ya hay que relajar....

CRACK

No. Puede. Ser.

Cuando me asuste por el gritó de papá casi me resbaló, me alcance a agarrar de un florero alto que estaba en el escalón de abajo, pero tal parece que este también se movió y con mi peso se fue recorriendo poco a poco hasta caer.

Escuche pasos acercarse y lo único que se me ocurrió fue sentarme en los escalones y golpear fuerte con las manos.

-¡¿PERO QUÉ PASO AQUI ALESSA?!- gritó papá en cuento me vio.

-Yo... yo iba por.... por agua, sí agua- comencé a decir sin saber exactamente que inventar -acabo de levantarme, no vi el escalón.

-¡¿ES QUÉ ACASO ERES IDIOTA?!- gritó está vez mamá mientras me pateaba la pierna.

-¿Escuchaste algo hermosa?- pregunto está vez mi abuelo de manera tranquila.

Yo negué con la cabeza ya que sabía que si hablaba terminaría delatandome solita.

Mamá se fue enojada por la puerta del patio, mi papá hizo a un lado los escombros del jarrón con su pie y mi abuelo me ayudó a pararme, al estar fuera de la zona de peligro, cómo mencionó papá, me sentaron en el sillón y revisaron que no estuviera lastimada.

-Toma cariño, y ten más cuidado a la próxima- mi abuelo me entregó un vaso de agua.

-Ahora a dormir que ya es tarde- dijo papá pasando junto a mi con una bolsa con los cristales.

-Deben tener más cuidado, tanto ustedes como ella, si se llega a dañar la venta se irá al carajo- fue lo último que escuche antes de cerrar mi puerta.




Volviendo A CasaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora