Capítulo 38 [Editado]

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Había estado conduciendo durante una hora sin rumbo fijo, mi móvil estuvo sonando múltiples veces, pero no contesté ninguna, no tenía que ser adivina para saber de quién se trataba, finalmente decidí ir a casa de Julia, por ahora, no quería verlo, ni saber de él.

Después de estar un buen rato llamando a su puerta, y llamándola a su móvil, me di por vencida sentándome en las escaleras soltando un suspiró, tenía que pensar donde podría pasar la noche, la casa de mis padres estaba descartada, ellos harían preguntas que no podría responder, volví a suspirar poniéndome de pie, caminé hacia el ascensor llamándolo, solo me quedaban dos opciones, ir a un hotel a pasar la noche o volver al apartamento con Fabrizio, y la verdad, no iba a volver, no al menos esta noche, cuando el ascensor llego, las puertas se abrieron dejándome ver a Julia, que me miró un tanto sorprendida

— ¿Qué haces aquí?—preguntó entrecerrando los ojos, suspiré colocándome el cabello hacia un lado

— ¿Puedo quedarme a dormir?—cuestioné a lo que ella asintió mirándome extrañada, en silencio fuimos a su puerta, la abrió dejándome entrar primero, fui directa al sofá desplomándome en él

— No es que no me guste que me visites, pero, ¿Qué haces aquí?—volvió a preguntar sentándose en un sillón

— Es un imbécil...—susurré mirando un punto fijo de la pared

— ¿Qué ha pasado?—me enderecé comenzando a contarle todo lo sucedió esta noche, cuando acabe, no dijo nada solo agarró su móvil pidiendo algo de cenar

— ¿No dirás nada?—cuestioné algo exasperada por el silencio

— Es un imbécil eso sin lugar a duda, puedes quedarte conmigo esta noche o las que quieras, pero, ese hombre debió hacer algo horrible en su pasado para que no desee hablar de ello—

— No se trata de lo que ese hombre hiciera, si no, de lo que él me hizo a mí, de su trato tan...—me quedé callada sintiendo un nudo formarse en mi garganta, se levantó sentándose a mi lado abrazándome— Te juro que creí que habíamos avanzado en esto que tenemos, que ya no me veía como un contrato, que quizás me tenía algo de cariño... Esta noche, me ha demostrado que no es cierto, que todo fue una maldita ilusión—cerré los ojos intentando evitar que mis lágrimas salieran

Estuvimos abrazadas en silencio hasta que el timbre de la casa sonó, Julia se levantó yendo hacia la entrada, me tensé ante la idea de que pudiera ser él, pero suspiré al escuchar que era el repartidor de comida, me recosté en el sofá mirando hacia el techo, suspiré recordando las palabras de Carlo, tenía razón, lo mejor que podía hacer era intentar deshacerme de mis sentimientos, escuché los pasos de Julia volver, me puse de pie acercándome a la cocina para ayudarla a colocar las cosas en la mesa.

— ¿Dónde estabas que no me contestabas?—cuestioné sentándome en una de las sillas

— En el hospital con mi abuela—comentó sirviéndose algo de la comida china que había pedido

— ¿Cómo está?—

— Mal, él medicó dice que espere lo peor en estos días—dijo con los ojos un tanto húmedos, agarré su mano dándole un leve apretón, iba a decir algo, pero el timbre volvió a sonar

— ¿Se habrá dejado algo el repartidor?—cuestioné un tanto extrañada

— Si, darme su número—bromeó levantándose yendo hacia la puerta, reí negando con la cabeza

— Dile que salga—me tensé al escuchar la voz de Fabrizio, me levanté acercándome a la entrada con cautela

— Buenas noches a ti también, Benedetti—saludó Julia con ironía

Entre tus Manos © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora