Capítulo 49 [Editado]

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Crucé la calle con cuidado, me acerqué a él mirándolo sorprendida, una sonrisa aprecio en sus labios, me miraba con algo de fascinación

— ¿Qué haces aquí?—cuestioné frunciendo el ceño

— He decidido quedarme aquí, de pie, hasta que me perdones—dijo con seguridad, bufé rodando los ojos

— Fabrizio vete a casa, estás empapado, lo único que conseguirás, es coger un resfriado—

— ¿Te preocupa eso?—preguntó con una sonrisa

— Me preocuparía por cualquiera, no te hagas ilusiones—respondí con dureza, él asintió sin borrar su sonrisa— En serio, vete a casa, habrá tormenta—

— Me marcharé, cuando me perdones—resoplé ante su terquedad

— Como gustes—dije dándome la vuelta volviendo al edificio

El día fue pasando, la lluvia cada vez era más intensa, y él, no se movía de allí, lo miraba a través de la ventana con preocupación, suspiré alejándome de esta

— ¿De verdad vas a dejar que se quede ahí?—cuestionó mirándome seria

— Es su decisión, no la mía—comenté encogiéndome de hombros

— Pero tú, puedes hacer que se marche, Dani, puede agarrar una pulmonía o una neumonía como se quede allí por más tiempo—suspiré dándome la vuelta hacia la habitación, ignorando sus llamados

Me recosté en la puerta pasándome la mano por el rostro con frustración, volví a suspirar caminando hacia la cama, me senté en esta mirando hacia la ventana en la cual caían gotas de agua sin cesar, quería levantarme, salir en su búsqueda, sacudí la cabeza alejando ese pensamiento, no podía ceder, él se marcharía cuando se cansara de estar de pie.

Suspiré agarrando mi móvil para ver la hora, respiré hondo viendo eran las siete de la mañana, me sentía cansada, no había podido dormir nada por su culpa, la curiosidad por saber si seguía allí o no, me mataba, en varias ocasiones había querido levántame e ir a ver, pero contuve, bufé levantándome mientras me estiraba, salí de la habitación, arrastré los pies hacia la cocina, me sorprendí al ver a Julia pegada a al ventana

— ¿Qué haces despierta tan temprano un sábado?—cuestione abriendo un armario sacando una taza, ella dio un salto, y salto un pequeño grito

— Que susto—dijo dándose la vuelta con una mano en su pecho— No pude dormir mucho, estaba preocupada por tu marido—rodé los ojos ante sus palabras

— Él está en su casa—señalé rodeando la encimera que separaba la cocina del salón

— Daniela... Él sigue ahí—me quedé paralizada por un segundo, dejé la taza en la encimera, corrí hacia la ventana viéndolo, seguía ahí, de pie totalmente empapado— Hazlo subir, debe estar hipotérmico—dijo con preocupación, corrí hacia la habitación, abrí el armario sacando cualquier cosa poniéndomelo.

Salí del edificio, el ambiente era húmedo, hacía un aire bastante frío para estar en verano, las gotas de agua estaban heladas, crucé la calle con cuidado, me acerqué a él, en ningún momento dejó de mirar hacia el edificio, murmuraba cosas que no lograba entender

— Fabrizio—lo llamé colocando mi mano en su hombro, no se inmutó en absoluto, me posicione delante de él, tenía la mirada perdida, coloqué mi mano en su mejilla, pero rápidamente la aparté, estaba helado— Vamos dentro, necesitas entrar en calor—agarré su mano tirando de él suavemente, se dejaba guiar sin ningún problema.

Al salir del ascensor comenzó a tiritar, Julia nos esperaba con la puerta abierta y unas toallas, lo envolvimos en ellas, y rápidamente lo llevamos al baño, donde comencé a quitarle la ropa empapada

Entre tus Manos © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora