Capítulo 52 [Editado]

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Desde el día en que Pietro se unió a ellos, habían pasado dos meses, finalmente después de tanto pensarlo, decidí quitar la seguridad que ambas tenían, gracias a eso descubrimos el plan, consistía en secuestrarlas, querían verme desesperado al no poder encontrarlas. Por parte de Constantino sabía que sus intenciones con Isabella, iban más allá de un simple secuestro, por parte de Santoro, no estaba seguro, podría ser por Dianora, por haberle obligado a encerrarla, o quizás me creía el culpable de su locura.

Por desgracia no sabíamos cuando seria, ni como, ni donde, eso me tenía nervioso, podía ser en cualquier momento, por esa razón había mandado instalar un rastreador en el anillo de Daniela, y otro en un collar de Isabella, que no podría quitarse. Para evitar sospechas intentábamos hacer vida normal, Daniela trabajaba, salía con Julia, íbamos de visita a casa de su familia o a ver a la mía.

Para liberar la tensión que estábamos teniendo en estos días decidimos hacer una pequeña escapada a un lugar cercano, a la casa que tenía frente al lago Mayor, debido a que estábamos en octubre, la mayoría de los árboles estaban amarillos, nos encontrábamos sentados en un banco contemplando el hermoso paisaje ante nosotros

— Dani... Quiero un hijo—dije de repente haciendo que se atragantase con el chocolate que estaba bebiendo

— ¿Un hijo?... —asentí, ella suspiró mordiéndose el labio con nerviosismo, dejó su taza a un lado, jugueteando con sus dedos— Fabrizio, yo te amo mucho, pero sinceramente es muy pronto para nosotros, hace poco que hemos comenzado nuestra relación... Aunque estemos casados, yo—la silencie con un pequeño beso, me miró desconcertada, sonreí colocándole un mechón detrás de la oreja

— Tranquila mi amor, yo sé que es muy pronto, esperaré el tiempo que sea necesario, así que, no te preocupes—ella asintió sonriendo, volvió a coger la taza mirando hacia el lago, ambos quedamos en silencio

— Siento que este lugar es mágico—susurró de repente, apoyó su cabeza en mi hombro

— Yo siento que todo lo que me rodea, es mágico desde que te conozco—ella levantó la cabeza mirándome enternecida

— Eres un cursi—comentó riendo levemente, con malicia unte mi dedo en la nata que había en su taza, y lo pasé por la zona del bigote creándole uno, empecé a reír ante la imagen— Con que esas tenemos...—susurró con los ojos entrecerrados, unto su dedo en nata, quiso restregármelo por la cara, pero la detuve a tiempo sujetándola de la mano, metí su dedo con nata en mi boca

— Está riquísima, deberías probarla—dije con burla, ella solo se soltó de mí agarré limpiándose la cara con una servilleta, me miró con enfado, se levantó entrando en la casa, reí por lo bajo, incluso enfadada, se veía tierna

— Vamos mi amor, no te enfades—comenté entrando también, ella no contestó solo me daba la espalda, suspiré acercándome, pegué mi cuerpo al suyo pasando mis manos por sus caderas

En un rápido movimiento de su parte se giró llenándome la cara de nata, ella reía sin control, la miré sorprendido era algo que no me esperaba, pasé mi mano por la cara quitándome un poco y restregándosela a ella, intenté quitarle el bote, pero se resistió comenzando a correr conmigo detrás por la cocina, ambos reíamos como un par de locos mientras jugábamos.

— ¿Crees que pronto sea el ataque?—cuestionó acariciando mi pecho dibujando círculos con sus dedos

— Lo más seguro es que sí, debes estar preparada para cualquier situación—dije abrazándola por la cintura apretándola con fuerza

— En cualquier caso, tú nos encontraras ¿verdad?—levantó la cabeza mirándome, sonreí acariciando su cabello

— Siempre te encontraré, que no te quepa duda de eso—ella sonrió de forma que podía iluminar la habitación más oscura, me incliné sobre ella mirándola a los ojos— Te amo mi Daniela—

Entre tus Manos © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora