Capítulo 42 [Editado]

116K 6.2K 838
                                    

Hola, hola otra vez!

Debido a que los capítulos de esta parte serán casi igual a los de la antigua versión, podré subir más rápido los capítulos, ya van quedando pocos por subir, que sean casi igual no quiere decir que no tendrán algunos cambios tendrán cambios, si los tendrán.

Sin más os dejo leer

El trayecto hacia la oficina se me hizo más corto de lo habitual, cuando llegué a mi mesa, coloqué mis cosas y me senté sintiéndome nerviosa, respiré hondo un par de veces intentado tranquilízame, encendí el ordenador, lo mejor sería trabajar para no pensar en nada más.

El día se me estaba pasando demasiado lento, o quizás era el hecho de estar mirando el reloj cada minuto, resoplé recostándome en la silla, los nervios no me dejaban trabajar tranquila, mis piernas temblaban ligeramente, tenía la garganta seca a pesar de beber agua continuamente.

Me sobresalté al escuchar el ruido del teléfono, volví a suspirar contestado, de inmediato me puse rígida, él había llegado, colgué respirando hondo, me puse de pie yendo hacia la puerta de Enzo, di unos toques en esta, para acto seguido abrirla.

— Ha llegado, está subiendo—dije con la voz algo temblorosa

— Bien, vamos a recibirlo—comentó poniéndose de pie colocándose la americana

Fuimos hacia el ascensor, estábamos esperando junto al abogado, miraba como los pisos iban subiendo a gran velocidad, cada uno que subía sentía como mi cuerpo se volvía más pesado y mis piernas más débiles.

El ascensor llegó muy a mi pesar, estaba asustada, sabía que su reacción no sería buena, las puertas se abrieron y ahí estaba él, con su rostro serio como de costumbre, sus ojos parecían un témpano de hielo, tragué saliva con dificultad, agaché la cabeza intentando ocultar mi rostro con mi cabello, no quería que me reconociera tan rápido y si no lo hacía mucho mejor.

— Benedetti, bienvenido—saludó Enzo con un tono serio, uno que le había visto usar en pocas ocasiones

— Mancini...—temblé al escuchar su voz, no sabía si se debía al miedo, pero simplemente mi cuerpo reaccionó— Vamos a hablar de lo importante, no tengo tiempo que perder—

— Tu siempre tan simpático—comentó Enzo con ironía— Por aquí—se hizo a un lado señalándole el camino, giré mi rostro en dirección contraria al ver como sus pies se acercaban

— ¿Por qué estás aquí?—me tensé por completo, no sabía qué hacer, tal vez no era conmigo, pero esa esperanza murió cuando su mano se colocó en mi mentón haciendo que le mirase— Respóndeme—exigió con frialdad, sus ojos brillaban de furia

— Trabajo aquí—dije soltándome de su agarre, se giró mirando a Enzo

— ¿No pensabas decirme que le diste trabajo a mi mujer?—

— Estáis separados, además, ¿por qué debo darte información sobra a quien contrato o no? —cuestionó guardándose las manos en los bolsillos con una sonrisa ladeada

— Mancini...—siseo de forma amenazante acercándose a él, rápidamente me acerqué interponiéndome entre ambos

— Hablemos—dije, sus ojos se posaron en mí, rápidamente su mirada fría y llena de hostilidad se suavizó

— Puedes usar mi despacho—asentí sin mirarlo, agarré su brazo tirando de él

— Vas a dejar este trabajo de inmediato—demandó nada más cerrar la puerta, sonreí de lado mirándolo incrédula

— Primero que nada, no tienes ningún derecho a decirme lo que puedo o no puedo hacer—dije seria cruzándome de brazos

— Soy tu marido—sonreí de lado ante sus palabras cínicas

Entre tus Manos © [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora