Capítulo #36

198 27 3
                                    

Vida.

¿Qué es la vida? ¿Respirar?

Porque sigo respirando, pero siento que la vida se me ha ido.

Pese a los esfuerzos de algunos hombres en bajarme del ataúd, sigo acostada encima de él, sin lágrimas, sin llanto, sin gritos.

Solo acostada, acariciando el frío mármol bajo mi piel.

―Estaba enojada cuando lo dije―le hablo a mi mejor amiga―realmente no quería que murieras. Lo sabes ¿verdad? Claro que lo sabes. Nunca me hacías caso, Stephanie ¿Por qué precisamente con esta petición, sí lo hiciste? No es justo, tenías una vida por delante. Una vida conmigo, una vida como profesional, una vida con Trevor. Tenías una vida. Tú eras mi vida, Stephie ¿por qué te fuiste? ¿Entiendes lo sola que estoy ahora? ¿Quién me acompañará en mis travesuras?

Siento una figura acercarse a mí, pero veo borroso. Entrecierro los ojos para enfocar y entonces veo a Jamie seguido de su papá.

» ¡Tú!―lo señalo.

Intento bajarme del enorme cajón y termino sobre mis rodillas en el suelo. Con la poca fuerza que tengo en mis piernas, me levanto y me abalanzo contra Jamie.

― ¡Tú maldito imbécil!―golpeo su pecho―Tú tenías que salvarla―enrosca sus brazos en mi cuerpo para bloquear los golpes, pero sigo agitando los puños contra él― ¡Tú tenías que salvarla! Es tu maldito trabajo. No sirves para una mierda, tú y tu jodido padre no saben una mierda.

Aunque sigo descargando mi ira sobre él, solo me abraza y luego ambos caemos al suelo, de rodillas.

―Ssshhh―me acaricia el cabello―me duele tanto como a ti, pequeña.
― ¡Mientes! ¡Maldición! ¡Tráeme a mi amiga de vuelta! ¡Sácala de esa maldita caja!

Pronto mis fuerzas se agotan y solo me queda llorar en el pecho de Jamie. Todos nos miran, algunos lloran, otros ocultan su rostro tras unas gafas. Y yo sigo en el suelo, con Jamie arropando mi cuerpo.

Una melodía emerge desde el interior de Jamie, tararea algo que me suena familiar pero no lo recuerdo. Y sigue tarareando a la vez que acaricia mi cabello.

++++++++++++++++

Cuando abro los ojos, me tardo un poco en asimilar mi entorno. No estoy en mi cama, esta definitivamente no es mi habitación y no recuerdo haberme dormido.

No hay nadie a mi lado y mientras escaneo la habitación, me doy cuenta que es la de mi padre.

Hay algunas fotos de Stephanie, fotos enmarcadas. Fotos de ellos abrazados, fotos donde se besan. Diablos.

Me levanto con cautela, esperando no ser vista o escuchada por nadie y me acerco a cada foto para detallarla mejor.

Carter sonríe en ellas, un gesto que poco se le ve. Incluso, se ve más joven y alegre. Como que desaparecen las preocupaciones cuando está con ella.

Y es como yo me siento cuando estoy con Alex.

Joder.

Siento mi corazón apretarse y esconderse en una esquinita de mi pecho, el nudo vuelve a mi garganta con el tan conocido ardor en los ojos.

―Lo siento tanto―abrazo la foto en mi pecho―realmente lo siento, Stephie. Yo no quería esto. Y sé que tú tampoco. Eras una chica alegre, llena de vida. Tenías tus razones para no decirme nada. Esto es una jodida mierda.

»Te amo tanto mi Stephie. Soy una niña inmadura, idiota, incapaz de entender nada. No sabes cuánto te necesito en este momento, amiga.

Lloro desconsoladamente con el retrato en mi pecho y me dirijo a mi habitación. No hay nadie por los pasillos, al parecer todos están en el salón principal. Pero cuando llego a mi cuarto, el horror debe ser lo primero que cruza mi rostro.

Dulce Mentirosa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora