-XIV-

343 75 43
                                    


Zee llevaba teniendo el mismo inquietante sueño cada noche, desde que llegaron a casa:

«Saint entraba en su camarote mientras dormía y a continuación se besaban apasionadamente»

El caso es que al capitán le parecía tan real que al despertarse, le parecía sentir el tacto de los labios del exmonje en los suyos y el dulce aliento de este sobre su cara.

Aunque lo más extraño para él, sin duda, era la actitud de este pues Zee notaba su frialdad y sentía que lo reuhía.

Cuando le preguntaba algo, sólo recibía distantes monosílabos, creía que era como si estuviese enfadado por algo con él pero no tenía ni idea de lo que le pasaba.

Este se comía la cabeza pensando en lo que le pasaría al exmonje pues realmente era un enigma y lejos de creer que era porque veía poca su paga, ni se imaginaba la razón.

En varias ocasiones, fueron a la cantina del pueblo y este no se quiso sentarse junto a él, ni tampoco quiso contestar a sus preguntas pues hacía que no las escuchaba.

Eso ocurrió durante toda una semana, hasta que harto y muy molesto, el capitán, lo abordó en una de las habitaciones de la casona, la cual este estaba limpiando.

Lo llamó y cerró con llave pues no iba a permitir que este se fuese hasta que le confesase lo que le ocurría.

...-S-señor, capitán ¿por qué ci-cierra así?- dijo este asustado pues la cara de Zee no era muy amable.

-Vamos a hablar de hombre a hombre, ¿Quiero saber por qué demonios me rehuyes y me ignoras?, ¿Se puede saber que mierda es lo que te he hecho?.

-N-nada s-señor no me ha hecho n-nada.

Zee se aproximó sin dejar de mirarlo fijamente, mientras el menor temblaba en una esquina a la que se había atrincherado pues el hecho de verse a solas encerrado con él, le provocaba escalofríos y pensaba en lo peor o en lo mejor, ¿Quién sabía?, tenía su cabeza hecha un lío.

-Dímelo maldita sea... no soporto tu silencio- habló el capitán acercándose aún más.

-Y-yo no sé de q-que me habla...no le re-rehuyo.

Claro que sabía de que hablaba este pero como le iba a confesar lo que sentía por él, lo de los besos robados estando borrachos y sus furiosos celos por Janis... era de locos y jamás diría una palabra.

Zee gruñó frustrado, ya que aquel tembloroso y hermoso chico no le decía nada claro y se maldecía por causarle miedo, ya que no le gustaba verle tan frágil.

A pesar de su fornido cuerpo e increíble destreza con la espada, ante él, Saint era como un pequeño cachorro que se asusta al mínimo chillido o ruido fuerte de su dueño y corría a acurrucarse en una esquina.

Le provocaba mucha ternura pero su enfado por no tener la confianza para decirle lo que le preocupaba o lo que lo tenía así, lo enfadaba mucho, su actitud lo alteraba y era extraño pues él nunca se enfurecía así porque otra persona le dejase de hablar.

Cansado de ver a este sin hablarle y casi hacerlo llorar, este no lo soporto más y soltó un gran suspiro de frustración.

-Está bien, sino quieres hablar no me hables, aquí no soy el capitán pero sigo siendo tu dueño.

Este sacó la llave de su bolsillo, abrió la puerta y saliendo por ella y mientras el exmonje sollozos escurriendose por la pared hasta quedarse sentado en el suelo, escuchó como este lo cerraba con llave por fuera.

-¡Te quedarás ahí hasta que yo lo diga o decidas hablar!, ¡Tú lo has querido!.

Zee resopló y regresó al salón, se sentía muy triste y aunque él jamás había vuelto a llorar desde la muerte de su padre, quería hacerlo y también romper todo lo que temía a su alrededor.

Su madre y su hermana quisieron sonsacarle lo ocurrido pero este tan solo las miró y se fue al único lugar que se le ocurrió, para poder aliviar esa frustración y olvidar lo sucedido.

Este entró en el prostíbulo del pueblo y allí se desahogó con dos prostitutas, a las cuales se folló con furia mientras en su mente el hermoso rostro del castaño ahora cubierto de lágrimas lo atormentaba sin tregua.

Saint terminó su trabajo como pudo, estaba muy nervioso y aunque ya no estaba enfadado con Zee sino consigo mismo, por no tener el valor de enfrentarle después de que este había ido a hablarle.

El mayor no sabía el motivo de su silencio, ni siquiera se lo imaginaba y él había dejado de tratarlo por simple estupidez pues era normal que un hombre así estuviese rodeado de mujeres y hombres hermosos y disfrutase de su compañía, ellos tan solo eran un capitán y su subordinado.

Anne escuchó sus gritos y golpes y le abrió, este salió rápidamente y buscó a Zee por toda la casa pero no lo encontró, entonces fue a la cantina para hablar con él pues seguro lo encontraría allí pues había decidido pedirle perdón e inventarse cualquier tontería para explicar su comportamiento.

Lo amaba y no quería estar molesto con él, ni que este se frustrase y estuviese triste pero cuando abrió la puerta, entre todos los presentes distinguió a Zee besándose muy apasionadamente con una de las mujeres de allí, la cual servía a los clientes.

Este sintió su corazón hacerse trizas por segunda vez, al parecer la tristeza de su capi no era tal pues estaba claro que no le afectaba tanto su silencio como le había hecho creer en la habitación, este se estaba divirtiendo de lo lindo.

Este regresó a la casona y tras encerrarse en su habitación, lloró como nunca pues por lo visto, la vida estaba empeñada en quitarle todo lo que lo hacía medianamente feliz.

Sin embargo, este nuevamente estaba equivocado pues la mujer era la que se había abalanzado sobre Zee y este la había apartado tan pronto reaccionó pues la borrachera le nublaba los sentidos y en un primer momento pensó que era otro sueño con Saint.

El capitán se levantó tambaleándose entre gritos y berridos de sus hombres para que se quedase otro rato pero no quiso, en lugar de eso se quitó a la mujer de encima de un manotazo y se fue.

-¡Q-quítate mujer, hoy quie-ro d-dormir so-lo!.

Cuando llegó a su casa todos dormían, así que fue a su dormitorio como pudo y se tiró inconsciente en su mullida cama, no sin antes pronunciar el nombre del culpable su constante e inconfesable tortura;

-Saint...

........

No olvidéis votar y comentar

16. Mi ardiente capitán -Zaintsee - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora