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Estaba siendo un caluroso verano y el barco pirata «Alma Furiosa» capitaneado por el temible Willy Pruk, surcaba los mares en su ya tercer mes de campaña, a la búsqueda de nuevas conquistas y grandes tesoros.

En este nuevo viaje había permitido navegar por primera vez a su único hijo varón, Zee de tan sólo quince años y el cual al igual que su padre, soñaba con ser rico y poseer grandes tesoros.

Toda su vida, el guapo chico, al igual que su hermanita Pam, habían escuchado increíbles historias de boca de su padre y de su madre Anna, todas ellas habían sido sobre grandes riquezas, ricas tierras y hermosos tesoros.

El capitán Pruk, como sus hombres​ y sus enemigos lo llamaban, se había pasado gran parte de la vida de sus hijos en el mar, en períodos de seis meses; siempre saqueando, robando e incluso segado la vida de algún adversario, con su afilada espada.

Año tras año, por la primavera, el barco pirata zarpaba hacia el horizonte y regresaba al comienzo del otoño.

Cada una de estas campañas era distinta pues las había mejores y las había peores pero el pequeño Zee, siempre esperaba con ilusión a su héroe pues su padre siempre traía grandes y nuevas anécdotas que contar.

Increíbles y maravillosas historias que le hicieron siempre esperar con ansia, el hacerse mayor y navegar algún día junto a su admirado padre.

El «Alma Furiosa», era un gran y majestuoso barco pirata, con grandes velas negras y fuerte estructura, aunque cada año sufría desperfectos pero Willy y sus hombres, lo reparaban durante el invierno para tenerlo listo en el comienzo de cada campaña.

Siempre había hombres jóvenes y fuertes que querían navegar a las órdenes del renombrado Capitán Pruk, ya que su fama le precedía, aunque muchos temblaba al escucharlo.

Este era conocido por ser un pirata cruel, feroz y avaricioso pero también por un hombre justo.

Anna, su fiel esposa, sufría cada vez que este zarpaba, de hecho, sus hijos muchas noches la oían llorar y soñar cosas terribles.

Para la mujer, la nueva campaña que estaba por comenzar, le era doblemente dolorosa pues a parte de su marido, esta vez, también su hijo zarpaba en busca de aventuras.

Veía a Zee aún como un niño y aunque ella insistió en que se quedase un año más a su lado, el muchacho no accedió.

Finalmente ambos zarparon, dejando el corazón de Anna encogido en un puño y a pesar de que el joven le prometió portarse bien y regresar de una pieza, esta no pudo evitar caer de rodillas en el frío suelo del muelle y gritar su nombre hasta quedarse sin un hilo de voz.

...-Padre, llevamos varios días navegando, ¿cuándo encontraremos un barco que saquear?.

-Esto es así mi querido hijo- respondió el capitán-...no seas impaciente... eres joven y este es tu primer viaje pero pronto conocerás el mar y sus normas...la Diosa Calipso es generosa con los piratas pero a veces también es caprichosa y cruel.

-¡Capitán!... ¡capitán!-gritó entonces uno de los hombres- ...barco a la vista por poniente, señor.

El marinero llamado Sam Saelim, era quién observaba el horizonte en las alturas y quién primero veía las cosas que se sucedían.

En esa ocasión como en otras muchas, Willy caminó hasta la popa y cogió el timón.

-¡Bien mis valientes!, ¡tenemos trabajo!,¡todos a sus puestos!-ordenó.

Los hombres rápidamente corrieron por cubierta para cubrir sus posiciones, mientras que Zee permaneció junto a su padre en todo momento.

-No temas hijo... yo voy a protegerte pero si la cosa se pone muy fea, corre a esconderte en la bodega, ¿de acuerdo?- dijo edte cogiendo una de sus espadas y entregándosela al adolescente.

-Lo ha-haré padre- dijo este algo nervioso y asustado.

El barco que se acercaba era de Francia y transportaba mercancías, demás parecía contar con pocos hombres a bordo pero no era bueno fiarse, ya que cada año, estaban más preparados y contaban con nuevas sorpresas desagradables.

Zee rezaba recordando las plegarias que su adoraba madre les había enseñado desde niños y besaba la cruz de oro colgada a su cuello, la cual su padre se la había regalado años atrás.

...-¡Bien muchachos!...¡a mi señal abordaremos y apresaremos a todos!... ¡luego cogeremos todo lo valioso y nos iremos!..¡evitaremos muertes innecesarias!... ¿entendido?.

Todos los marineros, incluido el chico se miraron y con sus espadas y cuchillos en alto, gritaron fuerte.

-¡¡¡Si, mi Capitán!!!... ¡¡¡entendido!!!.

 ¡¡¡entendido!!!

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«Alma Furiosa».

16. Mi ardiente capitán -Zaintsee - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora