-XLVI-

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Tras un largo silencio.

...—¿En que estás pensando, Saint?.

Este salió de su trance al escuchar al capitán hablarle de nuevo pues se había quedado pensando en las últimas palabras que este le había dicho anteriormente.

—Estaba pensando que los dos vivimos un amor imposible y que aún hoy en día nos atormenta.

—Pues si pero no sé tú pero yo ya me cansé de esperar... quiero que esa persona sepa lo que siento por ella y si me acepta perfecto y si no pues tendré que resignarme, aunque no lo olvide jamás.

—¿Cómo que "que lo olvide"?...Será "que la olvide"...tú eres hetero, ¿no?—preguntó el castaño confuso

—No ¿de dónde sacas eso?... yo soy bisexual, pensé que lo sabías.

Saint se levantó de la impresión.

—Oh Dios mío.... ¿Estás enamorado de un hombre?, ¿tu amor imposible es un hombr....

—¿Por qué te sorprendes tanto?—le interrumpió el capitán.

—Es que yo... emm... yo no...

Zee se levantó también pues notó muy nervioso a este y le parecía que  estaba incómodo con eso de que fuese bixesual.

—Oye, es hora de sincerarse y yo lo confesaré hoy... ya estoy harto de esconder lo que siento—dijo este finalmente....Saint, yo...

—Sabes yo también tengo miedo a confesarlo porque si me rechaza, será mi fin—le interrumpió el castaño—....llevo tanto tiempo enamorado de él, que pienso que si lo hace me moriré.

—¿A quién amas tú?—preguntó primero Zee molesto.

—No, no puedo...mejor hablale tu, al menos busca tu felicidad—habló el castaño avergonzado.

—Parecemos niños, digámoslo a la vez y luego veremos—propuso el mayor.

Louis pensaba que Zee diría cualquiera de los muchachos, como AA, Tay o New o incluso otro de los marineros y por su contra el capitán pensaba que sería alguien desconocido.

—Uno...dos...tres

—Zee Pruk— dijo Saint
—Saint Suppapong—dijo Zee.

—¿¿¿QUÉ???—dijeron los dos al unísono.

—¿T-Tú m-me a-amas a mi?.

—Si Saint... ¿Y t-tú?, ¿Tú aún me amas  a mi?.

Estaban estupefactos y terriblemente nerviosos.

—S-Si....lo hago.

—Oh joder precioso, creí que era imposible que mi madre estuviese en lo cierto, estoy tan feliz—Susurró el capitán acercándose a este.

El castaño temblaba como una hoja y estaba muy sonrojado por lo que era incapaz de mirarle a los ojos.

Por su parte el capitán estaba eufórico, después de todo habían sido unos tontos, ya que por sus miedos habían sido incapaces de confesarse sus sentimientos mucho tiempo atrás.

Zee extendió sus brazos y atrajo a este hasta su cuerpo, el cual mantenía su barbilla baja, entonces se la elevo hasta que sus ojos hicieron contacto, dándose cuenta que los de el castaño estaban húmedos.

—Hola

—Ho-Hola

Se saludaron como si se estuviesen viendo por primera vez y en cierta manera era así, se habían encontrado luego de años de espera y miles de confusiones.

16. Mi ardiente capitán -Zaintsee - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora