-XLIII-

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Phiravich no entendió lo que había querido decir Perth hasta que vio con extrañeza que iban rumbo a su hogar.

Tras irrumpir en la casa de estos, el delincuente se topo primero con el guardian de Saint pero este apenas pufo hacer nada pues Perth le disparó matándolo sin ningún tipo de remordimientos.

Saint se atrincheró en la habitación pero tras atar a Mean a una silla, este fue a por el y enloquecido, logró atraparle.

—¿Acaso creías que me olvidaría de todo lo que dijiste maldito?, ¿Acaso creiste que me pudriría en la cárcel o en la horca sin antes dejarte saciado de mí?

—No, no dejaré que me violes de nuevo, te mataré.

Este le puso la pistola en la cabeza y tras darle un fuerte golpe, el castaño cayó al suelo, entonces comenzó a desnudarlo pero no pudo hacer nada ya que escuchó a los guardias desde fuera de la casa.

—¡Joder!, ¡mierda!, ¡maldita sea!—gruñó molesto.

Rápidamente arrastró al desmayado Saint y le ató junto a el esposo de este.

Se vivieron momentos muy  angustiosos durante la fuga y el secuestro de la pareja y mucho más cuando el castaño volvió en sí.

Perth estaba muy nervioso y este sabía que quería vengarse de él por hacer que le echasen la culpa de todo y los acabaría matando.

...-Bien precioso, no dejaré que me cojan, así que prepárate porque tú irás al infierno conmigo...no dejaré que disfrutes con este idiota que no se entera de nada y mucho menor con el hijo de puta de mi primito.

-Deja libre a mean, esto es entre tú y yo, deja ir a mi esposo—habló el castaño entre lágrimas.

-Ay, no finjas que te importa este tonto... te conozco y sé que estás deseando irte con mi primo... estás loco por él desde hace años, no lo niegues.

—¡Cállate, maldito carbón desalmado!

—Oh así que este no sabe nada, ¿tampoco le has contado los momentos tan felices que pasamos juntos?

Phiravich que estaba sentado enfrente de Saint lo miraba muy confuso con cara de no entender nada.

El moreno le sacó la mordaza de la boca al jefe de la guardia.

-¿De qué habla?, ¿por qué dice eso?.

Perth rió mientras vigilaba las ventanas y la puerta por si algún agente se atrevía a acercarse.

-Cariñito... ¿en serio?, vaya pero si fue genial, ¿No le has contado el último rato tan agradable que pasamos juntos?, ¿Lo mucho que gozabas mientras te penetraba tu culo de zorra?

-¡Bastardo!, ¡cállate ya!, ¡vete y déjanos tranquilos!—le gritó nuevamente Saint.

—Jajajaja...— Rió fuertemente el moreno  —…explicale a tu maridito, anda....cuentáselo, Saint...cuéntale que me amas.

-¿De qué habla?-preguntó Mean todavía más confuso—....precioso, ¿Has estado con este tipo y con el capitán Pruk?

Perth se les acercó.

-Yo te lo contaré, ya que tu recién estrenado marido no te lo dice.

—¡Cállate, maldito mentiroso!—volvió a gritar el castaño intentando soltarse.

—Tu precioso esposito fue mío allá en Corea y cuando me cansé de el y le quité todo su jodido dinero, quise que no se olvidara de mi, así que lo violé ...él era un estrecho de mierda y estaba guardando su maldito culo para mi primo.

16. Mi ardiente capitán -Zaintsee - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora