-XXV-

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Así que ahí estaba, después de varios años lejos.

Saint volvió a pisar el suelo de Bangkok, donde había vivido algunos de los muchos momentos más difíciles de su vida.

Perth notó su nerviosismo pero tampoco quería agobiar a su novio con preguntas, si tenía algún problema o preocupación seguro se lo acabaría contando pues siempre lo hacía.

Todo estaba cambiado, el pueblo había creído y parecía más renovado y moderno, incluso habían construido un teatro y varias cosas más.

Su permanencia en ese lugar sería por tres semanas pero el castaño apenas habían puesto un pie en él y ya deseaba irse.

Ya en las primeras noches, todas las  butacas fueron llenadas y este miraba al público con temor, buscando la cara de Zee, Janis, AA o cualquiera de las personas que conocía pero no fue así.

Al mismo tiempo, su novio indagó sobre su familia hasta que finalmente dio con ellos y supo que estos vivían todos e incluso había crecido, ya que su primo se había casado dos veces y tenía hijos.

Supo también que este estaba de viaje, así que cuando decidió conocerlos, tan solo conoció a su tía y a sus otros primos.

Cuando ya tan solo quedaba un día para regresar a Corea del Sur, Perth le dijo a Saint que a esa última función dijo vendrían a verles, así que estaba muy feliz pues por fin conocería a la tan añorada y nombrada familia de su novio.

Mientras, a poca distancia, esa noche las mujeres Pruk salieron a una fiesta organizada por una amiga de Anne, la cual se lo había prometido hacía meses atrás, así que no podía faltar, aunque tenía otro compromiso, la fiesta fue maravillosa y lo pasaron muy bien, grandes personalidades de Bangkok estaban allí.

La piratería cada vez estaba más perseguida, en el tiempo transcurrido así que era normal que estas ocultaran a que se dedicaba Zee, aunque era un secreto a voces.

Este había tenido que invertir en su barco pues debían simular ser mercaderes y que comerciaban con productos y antigüedades, por lo que  el capitán pagaba un alto precio por mantener esa mentira a las autoridades y así no lo molestaran.

Esto se lo había dado a entender el ministro de justicia a Anne, con el cual tenía muy buena relación, así que tanto su hijo como sus fieles hombres, tenían que andar más cauteloso si no quería ir al calabozo o a la cárcel.

Alrededor de las nueve, las mujeres se fueron al otro compromiso pues no podían faltar tampoco.

En el teatro, la última función estaba por comenzar y Saint y los demás ultimaban los detalles muy nerviosos.

...—¿Te encuentras bien amor?, No tienes buena cara.

—Si no te preocupes, Perth es solo que siento algo extraño, no sé, supongo que serán los nervios por volver a casa.

El moreno sonrió ampliamente.

—Tengo tantas ganas de que conozcas a mi familia, los echaré de menos ahora que los he reencontrado pero no quiero dejarte, te amo así que me volveré contigo.

—Me alegro amor, yo no podría vivir sin ti... me haces mucha falta Perth— dijo Saint acariciando la preciosa cara de su novio, era un cielo de chico y sabía que Dios se lo había puesto en su camino cuando ya no pensaba jamás volver a querer.

—Te amo.

—Yo también a ti.

De veras lo quería pero aún así, no podía evitar sentir un pequeño vacío cada vez que se lo decía.

La función comenzó con el teatro estaba a rebosar y como siempre los actores estaban fantásticos y las gentes aplaudían entusiasmados, silbidos y gritos de ovación los abrumaban

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La función comenzó con el teatro estaba a rebosar y como siempre los actores estaban fantásticos y las gentes aplaudían entusiasmados, silbidos y gritos de ovación los abrumaban.

El castaño, el moreno y los demás sonrieron felices, al termino pues aquel era un gran broche final a la temporada.

Mientras Saint fue a quitarse la pintura de la cara y ponerse algo más formal para conocer a las personas de la familia de Perth, este fue en su busca.

Una vez este dio con ellas, muy contento se dirigió a los camerinos al encuentro de su novio.

—Cariño, ven, te presentaré a mi familia.

Cuando Saint se levantó se su tocador y se giró para conocerlos con una gran sonrisa, este quiso morirse pues frente a él se encontraban tres de las personas, las cuales jamás quisiera haberse encontrado.

—Sa-Saint, muchacho, ¿realmente e-eres tu?—habló Anne incrédula junto a Pam y Samantha.

Este estaba blanco.

—Por los cielos, te creíamos muerto y estás aquí, es increíble— dijo entonces la más joven cuando reaccionó.

Perth los miraba sin entender nada pues nunca hubiese pensado que su familia y su novio se conocían.

—Amor, ésta es mi tía Anne Tanapon.

Finalmente, el castaño soltó una leve sonrisa y asintió con la cabeza, aunque él la había conocido como Anne Pruk pero era ella, la madre de Zee.

—¿Dónde has estado todo este tiempo?, ¿Por qué te fuiste?.— preguntó la mujer muy confusa.

—Yo....yo...no podía seguir allí—dijo este mirando a Samantha, a la cual recordaba perfectamente aunque tan solo la había visto una vez.

—Recuerdas a mi hija, ¿verdad?

El castaño asintió nuevamente.

—Oh bueno y a mi nuera solo la viste aquella vez —habló la mujer sonriendo.

—Eres fantástico, realmente asombroso—habló la hermosa chica

Este estaba confuso pues él recordaba haber escuchado que Janis era la esposa de Zee y no Samantha y entonces asintió, creyendo haberlo entendido mal.

—Gra-Gracias.

—Gra-Gracias

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😱😱😱😱

16. Mi ardiente capitán -Zaintsee - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora