Capítulo 12

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Capítulo 12

Las volutas de humo subían lentamente al cielo estrellado. Recargada contra el muro de ladrillo que separaba a la gran mansión del mundo exterior, podía sentir su mirada oscura sobre mí. Tire la colilla de mi cigarrillo al suelo y la pise, levante el cuello de mi chaqueta para intentar cubrirme del frío, pero no funcionó.

—¿Te sientes más tranquila? —pregunto Lopez a mi derecha.

—Si, gracias por sacarme de ahí, te debo una —conteste con la vista clavada en el suelo.

—Y te la cobrare en un futuro cercano —dijo con malévola diversión.

Levanté la vista para observarla, ella estaba sonriendo, fruncí el ceño.

—Tengo un mal presentimiento —señale.

Santana soltó una risita y yo no pude hacer más que reír también, sin embargo, el gesto flaqueo en mi rostro, me sentía tan dolida que no podía mantenerme feliz. Lopez pareció darse cuenta de eso porque dijo:

—Será mejor que te vayas a tu casa, ¿Vives muy lejos de aquí?

—En realidad no, solo un par de calles más abajo.

—Bueno, espera un segundo.

Indicó poniendo una mano en mi hombro y luego cruzando la verja negra para entrar a su hogar. Frote mis manos una contra la otra para entrar en calor ¿Por qué esta noche se siente tan helada? Me quejé mentalmente y luego vi como las luces en el interior de la casa se encendían, ¡vaya! sí que era una hermosa mansión... la salida de Santana de la casa detuvo mis pensamientos. La morena traía en la mano dos prendas de vestir.

—Tienes los labios morados —dijo.

En lugar de darme el gorro y la bufanda que había traído consigo como una persona normal decidió colocar el gorro en mi cabeza, después envolvió la bufanda alrededor de mi cuello con delicadeza, la tela tenía su característico olor a menta. No sé si fue por el alcohol en mis venas o por el dolor en mi corazón pero cuando termino de acomodar la ropa en mi cuello, lleve mi mano derecha a su nuca para evitar que se separa de mí, Santana levantó una ceja con duda y yo me acerque un poco más a ella, sentí la suavidad y el calor de su piel bajo mis dedos, quise tener más contacto pero a la morena pareció disgustarle la idea porque me lanzó una mirada llena de reproche.

—Hoy no Pierce, no cuando estás sufriendo por otra.

Me dieron ganas de llorar otra vez, ella podía ver a través de mí.

—Lo siento —susurre.

—Eres una chica muy irritante —dijo cerca de mi oído provocándome escalofríos.

Antes de alejarse definitivamente de mí, Santana me sorprendió depositando un suave beso en mi mejilla. La mire un segundo antes de balbucear:

—Buenas noches.

—Torpe e irritante Pierce, buenas noches —dijo entrando una vez más a su casa.

Las emociones se entremezclaban en mi cuerpo, toda esa noche fue demasiado para mí. Corriendo por las calles solitarias del pueblo tuve que gritar muy fuerte para aliviar un poco la carga de sentimientos que amenazaban con volverme loca.

oOo

A la mañana siguiente sentía los ojos hinchados y la boca asquerosa. El cable de los auriculares casi me ahorca al enredarse en mi cuello, daba gracias a los cielos que hoy fuera sábado, así no tendría que ver a Fabray en los entrenamientos o la escuela ni a Lopez en el trabajo. No me sentía capaz de enfrentarme a ninguna de las dos. Pensaba pasar el fin de semana en casa, pero cuando bajé a desayunar parecía que mi familia tenía otros planes.

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