Capítulo 38
En el mostrador, Tina nos recordó que su exposición de arte se celebraría pronto y que esperaba contar con nuestra presencia, después de asegurarle que ahí estaríamos, salimos por la puerta delantera de la cafetería con el vaso grande de infusión en la mano. Al rodear el establecimiento para llegar al estacionamiento, encontramos a mis padres hablando con Maribel Lopez, parecían estar discutiendo algo importante, pues sus rostros permanecían serios, sin querer interrumpir su charla esperamos hasta que se dieron la mano y se despidieron.
Me acerqué cautelosamente hasta donde se hallaba mi madre y le tendí su bebida. Ella me miró con los ojos entrecerrados, luego tomó la infusión y suspiró con cansancio.
—Espero, jovencita, que esto no se repita, pasaremos a comprar un cargador portátil para que no tengas excusa de informarnos dónde estás —dijo mi madre.
—De acuerdo, lo siento.
—También podrías habernos llamado desde el celular de Santana, asegúrate de recordárselo, querida —continuó mi mamá.
—Lo haré, señora —replicó Santana amablemente.
—Susan, estás siendo muy estricta, eso ya pasó —intervino mi papá, que enmudeció tras una simple y poderosa mirada de iris azules. Algún día esperaba conseguir esa habilidad de mi madre.
—Hablamos con Maribel, debido a Pedro las reuniones en la mansión Lopez no están permitidas, pero siempre serás bienvenida en la nuestra Santana —explicó mi madre suavizando el tono de voz.
—Gracias —dijo mi novia con una pequeña sonrisa.
—Hasta dentro de un mes, porque la cabezota de mi hija está castigada sin salir ni recibir visitas —sentenció la mujer que me dio la vida.
Fruncí el ceño, pero me abstuve de replicar, sería peor para mí si lo hacía, para mi sorpresa fue Santana quien habló.
—Con todo respeto, me gustaría pedir una excepción para una ocasión especial: nuestra amiga Tina tiene una exhibición muy importante en año nuevo y me gustaría que ustedes también asistieran —dijo en tono extremadamente formal.
Observé a mis padres que se miraban el uno al otro hablando sin palabras, considerándolo. Al final ambos asintieron y nos miraron, intenté ocultar una sonrisa.
—De acuerdo —dijeron ambos al mismo tiempo.
—Gracias, ahora tengo que irme —anunció Santana.
Me besó rápidamente en los labios, su toque apenas rozándome, dejándome insatisfecha. Entonces desapareció en el interior de un automóvil color negro donde su madre y chofer la estaban esperando.
...
Era imposible para mí apartar la vista de tan hermoso cuadro, los colores eran tan vibrantes y a la vez tan tristes, una combinación bastante extraña, a decir verdad, y tal vez por eso me sentía tan cautivada. Santana me abrazó por detrás y recargó su barbilla en mi hombro, observando el cuadro junto conmigo.
—Es realmente talentosa, ¿verdad? —dijo en un susurro contra mi oído provocándome escalofríos.
—Definitivamente lo es, la pintura es impresionante, ¿dónde está ella? —pregunté girándome un poco para ver a las personas que se reunían en la galería de arte.
—Hace poco la vi ir al jardín con Sam, seguramente están poniéndose cariñosos a la luz de las lámparas bajo el cielo estrellado —contestó mi novia con una sonrisa divertida en los labios.
—Tal vez deberíamos hacer lo mismo —propuse juguetona.
Santana me estrechó contra su cuerpo un poco más fuerte.
—Es una excelente idea, pero me temo que hay demasiados ojos curiosos aquí presentes y no quiero que nadie vea lo que estoy dispuesto a hacerte —murmuró en mi oído con voz seductora.
Trague saliva, repentinamente ansiosa, imaginando las infinitas posibilidades. Eché la cabeza hacia atrás para poder ver mejor a mi novia, los ojos oscuros de Santana brillaban con emoción a la luz blanca azulada de las lámparas.
—Estas tan guapa hoy —dije casi suspirando.
Llevaba el cabello recogido hacia atrás, se había delineado los ojos con azul metálico y su acostumbrado conjunto negro. Tan malditamente sexy.
—Tú también te ves muy atractiva —señaló Santana subiendo su mano de mi cintura hasta mi pecho.
Ese día me había decidido por algo formal, pues no estaba seguro de cómo se debía uno vestir para una exposición de pinturas en una galería de arte. Un vestido apretado negro.
—¿Quieren provocar la tercera guerra mundial o qué? —preguntó una voz femenina.
Nos giramos para ver a Mercedes arqueando una ceja y cruzando los brazos, iba con un vestido rojo corto, la melena despeinada y su característico arete en la nariz. Detrás de ella venía Rachel, traía puesto un bonito vestido rosa y peinado alto, tenía la mano fuertemente agarrada de mi amiga Quinn quien se había puesto un vestido morado metálico.
—¿Por qué siempre estás interrumpiendo, Mercedes? —se quejó Santana fulminándola con la mirada.
—Tus padres están por venir a esta sala, ¿quieres que Pedro te mande a estudiar al extranjero?
Dichas esas palabras mi novia se separó de mí a regañadientes.
—Siempre podría fingir que me da un ataque para darles tiempo de huir —dijo mi rubia amiga.
—Es una buena oferta, pero dudo que a mis padres les importes un comino —respondió Santana, al ver mi mirada molesta, añadió— sin ofender.
Quinn se encogió de hombros y sonrió. Parecía demasiado contenta como para molestarse por un comentario ácido de parte de mi novia, me pregunté qué era lo que la tenía tan feliz, seguramente tenía que ver con el hecho de estar cogida de la mano por el amor de su vida. Caminamos en grupo por las siguientes salas comentando lo increíble de las pinturas ahí expuestas, nos encontramos con Puck y Lauren, quien nos presumió su hermoso anillo de compromiso, el moreno se lo había propuesto en nochevieja mientras cenaban con la familia de ella, fue mágico y hermoso según describió la joven. Mercedes no dejó de hacer caras de fastidio durante todo el relato y en cuanto vislumbró a mi padrino se despidió de nosotros y corrió a su encuentro.
Will se veía increíblemente guapo ese día, pues había abandonado su estilo desenfadado y rockero y se había puesto un traje negro, incluso se cortó el cabello, parecía otra persona. En cuanto vio a Mercedes, se paró más derecho y sonrió, yo entrecerré los ojos con sospecha... Cuando noto que lo estaba viendo me guiñó un ojo y yo simplemente lo dejé estar.
No pasó mucho tiempo antes de que el director de la galería se subiera al podio y comenzara a recitar su discurso de año nuevo:
—La galería de arte les desea un próspero y feliz año nuevo, esperando que nuestras obras escogidas sean de su agrado, ahora para la cuenta regresiva tenemos a nuestra artista elegida como la más prometedora por todos los profesores de la academia: Tina Cohen, un aplauso, por favor.
Todos aplaudimos con ímpetu, fue entonces cuando los del servicio de catering nos pasaron copas de sidra de manzana. Estábamos casi todos reunidos ahí para celebrar la llegada del nuevo año, solo faltaban Tanaka con su familia y Figgins, pero desde que gane la copa comenzaron a abrirse muchas puertas para Las Titanes, gracias a eso ahora estaban cenando con importantes patrocinadores. Personalmente me alegraba mucho por ellos.
Tina subió al podio vestida con un hermoso vestido azul que resaltaba sus ojos, parecía un hada perfecta, llevaba una copa de sidra en la mano y sin más preámbulos comenzó el "cinco, cuatro, tres, dos, uno... ¡Feliz año nuevo!" luego de dar un pequeño sorbo a la sidra me vi atraída al cuerpo de mi novia que me dio un beso sabor a manzana, recibir el año nuevo entre sus brazos fue simplemente perfecto, solo esperaba cumplir muchos años más a su lado, siendo tan feliz como en ese momento.
THE END
Bueno llegamos al final de esta historia espero que halla sido de su agrado y dejen sus comentarios
Gracias a todos por haberla leído...
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Breadstix
RomanceBrittany lleva años "enamorada" de su mejor amiga Quinn Fabray y la apoya en cualquier locura. En una de esas locuras conoce a una arrogante y sexy latina que la ayudará a superar su amor por la ojiverde.