POV ROSÉ
—Lisa, deja de jugar... contesta ya. —No podía ser verdad. Ella no podía estar muerta. Empecé a sentir las miradas de lástima que tenía a mi alrededor, me di vuelta para salir de ahí cuando me topé con Oliver, que creo que había estado aquí todo el tiempo. Sólo me quede mirándolo. En sus ojos se veía claro todas las cosas que quería decir y no podía.
—Oliver... —Apenas podía formular una frase. La cabeza estaba a punto de explotarme, no sabía que hacer. —Oliv, ella estaba ahí... —Entonces llegó el inconsolable llanto, me fui sobre su cuerpo y caí de rodillas con él abrazándome, noté que el también tenía lágrimas en sus ojos.
—No... no sé que podría decirte ahora Rosé. —Él sólo acariciaba mi espalda, tratando de calmarme y escuchando los estruendos de mi llanto, haciendo lo que cualquier amigo haría en estas circunstancias. Sostenerme cuando estaba a punto de caer. Entonces todo el mundo reaccionó y de un momento a otro tenía como a 8 personas a mi alrededor ofreciéndome agua e incluso, unos calmantes.
No quería nada. No quería nada que no fuera ella. En ese momento, vi por el televisor la otra torre desplomarse. Ya no sabía que pensar, aún era tan irreal... Una parte de mí sentía que todo era una película y que ella volvería el sábado a mis brazos como si nada. Y la otra, estaba golpeándome, tratando de hacerme recapacitar que eso no sucedería, de que posiblemente la había perdido para siempre.
Los días pasaban y yo me sentía como en una burbuja. Aislada de todo y de todos. Había estado los últimos días enviándole mensajes a Lisa, marcando infinitas veces su número e incluso llamando a la habitación del hotel donde se hospedaba, donde las pocas veces que me respondían, me decían que no había nadie en la habitación. Creo que lo más difícil que tuve que hacer estos días fue hablar con Chitthip y Marco sobre lo sucedido... Estaban tan destrozados como yo. A este punto, creía que ya no sentía nada. Me sentía vacía. Había llorado tanto que era imposible formar una lágrima. Estaba completamente seca en el alma.
Llegó el sábado, el día que se suponía que Lisa regresaría. Estaba histérica... harta de caminar de un extremo a otro de la casa, llamando a números que no responden, viendo en televisión como sacan a las personas y más personas de los escombros, pero ninguna era ella. Harta de recibir todos los días las visitas de Jisoo y Oliver, sólo para asegurarse que no he hecho algo estúpido, ni que haya dejado de comer. Necesitaba respuestas, necesitaba encontrarla y necesitaba hacerlo ahora.
Tomé mi abrigo, las llaves del auto y salí de la casa.
POV JISOO
Bip... bip... bip....
—¡Oliver! Es Jisoo. ¡Dime por favor que Rosé está contigo! —Llegué a casa de Rosé pasado el medio día y mi sorpresa fue no encontrarla ahí.
—No, para nada. Voy saliendo para su casa.
—¡Con una mierda! Se fue y no tengo idea de a dónde y tiene el celular apagado... ¿QUÉ VAMOS HACER?
—Hey Jisoo, respira. Escucha... nos dividiremos ¿Está bien? Trata de pensar en los lugares donde podría estar. Yo iré a la oficina, a casa de sus padres y... y ¡No sé! ¡Pero recorreremos la ciudad si es necesario!
—Mantén tu celular contigo y avísame si sabes algo, por favor.
—Lo haré y tú has lo mismo. Tranquila ¿Ok? —Y colgó.
Salí de casa de Rosé y me subí a mi auto con dirección a quién sabe donde. Estaba frustada, habían sido días muy difíciles para todos, pero sin duda insoportables para Chaeng. Nos costaba tanto mantenerla ocupada en algo, alejada de los medios de comunicación, mientras que nosotros investigábamos por nuestra cuenta. Entre Oliver, sus padres, su hermana y yo, nos desvivíamos día y noche vigilando que no se le ocurriera hacer alguna estupidez.
Marcaba casi cada 5 minutos su celular, en espera de que atendiera pero siempre era lo mismo, no había respuesta. Habían pasado ya más de dos horas y aún no podía dar con ella. Estaba de verdad desesperándome y mi mente empezaba a maquinar esperando algo muy, muy malo.
Fui a su cafetería preferida, a mi casa, a la casa de mi hermana, quien también se llevaba muy bien con ella. A la playa que le gustaba ir con Lisa los fines de semana. Al mirador que iba desde que la conocí, cada vez que necesitaba pensar, o estaba triste o algo. A casa de su más antigua amiga, Mina. A ella la conocí ya hace mucho tiempo en una fiesta de la universidad, donde también conocía a Rosé y de inmediato nos volvimos amigas también. Me contaba historias tan embarazosas de ella, sobre como la conoció, sobre como conoció a su ahora prometida Lisa. Nada. Nadie sabe nada de ella, estaba cayendo la tarde y ella aún no aparecía. Ahora sí estaba llorando de la desesperación. Mi mejor amiga estaba desaparecida con el corazón hecho pedazos. No podía ser bueno.
Me detuve un momento cerca de la bahía para intentar calmar mis nervios y meditar sobre donde más podría encontrarse. Había visitado cada lugar relevante para ella del que tenía conocimiento.
—¿En dónde estás Rosé? Aparece por favor...
Entonces, como un rayo de iluminación, llegó una idea a mi cabeza. Arranqué de nuevo el auto y partí.
El aeropuerto era un total desastre. Una azafata me explicó que todo el caos se debía a que apenas hoy volvieron a autorizarse los vuelos de entrada y salida a Nueva York y lo comprendí todo.
—Los vuelos de NY están llegando por la terminal 2, señorita.
—De acuerdo, muchísimas gracias. —Prácticamente la abracé y salí corriendo hacia la segunda terminal.
Estaba lleno de gente. Todos salían por la puerta con su equipaje y una cara de susto que se tornaba en una cara en llanto de alegría cuando veían a algún familiar, algún amigo, alguien conocido que por un momento, durante su estadía en NY creyeron que nunca los volverían a ver.
Toda esa escena era conmovedora pero no era el momento de detenerme a mirar. Necesitaba encontrar a Rosé y estaba 90% segura de que estaría aquí. Recorrí el lugar tres veces, abriéndome paso entre la multitud y parándome de puntitas para poder mirar mejor. De repente me tropecé con un chico e hizo que las gafas que llevaba se cayeran.
—Imbécil... ni siquiera dijo "disculpa". —Me agaché como pude para recogerlos, cuando la vi. Rosé estaba sentada en el suelo, recargada en una columna de concreto, mirando hacia la salida. Mi alma descansó como nunca antes, ella estaba, dentro de lo que cabe, bien. Recogí mis gafas y caminé hacia ella, llegué y me senté a su lado, tomé su mano. Ella sólo volteó a mirarme un momento y su mirada no era la misma. Partía mi corazón verla de esa manera. Rosé siempre tuvo cierta energía, cierto brillo en sus ojos, te contagiaba de su alegría, cuando la miré, me di cuenta que ya no tenía nada de eso. La sentía muy mal. La sentía muerta en vida.
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A prueba [CHAELISA]
Fanfiction❝Debí cometer alguna locura de esas que sólo se cometen por amor; porque tal vez de eso se trata, creo que todos somos curiosos y nos gustaría saber hasta donde somos capaces de llegar por amor.❞ Adaptación. Todo el crédito a su autora original http...