A prueba [CHAELISA]

Capítulo 51

POV LISA

Habían pasado varios días desde que volví a encontrarme con mi familia y extrañamente, también desde la última vez que había visto a Rosé.

Desde que le pregunté si había algún problema en que yo pasara los días con mi familia, ella no se rehusó, dijo que era lo más probable que pasara, y de no ser así, ella lo hubiese sugerido. Así que ni siquiera desempaqué mis cosas y las mudé a la que alguna vez fue mi habitación en la casa de mis padres. Había convivido mucho con ellos y hasta con algunos amigos en los últimos días. Íbamos a toda clase de lugares en Chicago, incluso, algunas imágenes habían regresado a mi cabeza. Esa semana, ellos se encargaron de mostrarme lo más posible de la historia de mi vida. Todo era demasiado confuso, pero rodeada de personas que me conocen y que me aman, cualquier cosa sería más fácil.

—¿Entonces... este es tu novio? —Preguntó mi padre mirando mi celular.

—Sí, es él. Mi novio Joel y ahora, prometido.

—No parece de tu tipo, Lisa.

—¿Ah no? ¿Por qué?

—No lo sé, es que... no, simplemente no.

—Vamos, debe haber una razón.

—Es que, bueno... tú nunca habías estado con un.. con alguien como él.

—Pero aún no lo conoces, no sabes como es.

—No, en serio. No necesito conocerlo para saber eso.

—Algún día lo conocerás. —Lo abracé. —Y te darás cuenta de la maravillosa persona que es y entonces, ahora si podrás decirme si te sigue pareciendo que no es mi tipo. ¿Está bien?

—Hija, no lo entiendes. —Nos separamos y él caminó hasta la puerta, parecía un tanto molesto.

—No papá, no entiendo muchas cosas.

—Pero hay cosas que son más que obvias.

—Son tan obvias para ustedes, pero tan indiferentes para mí. Pónganse en mi lugar, no soy una adivina ¿Por qué no pueden simplemente ser sinceros conmigo?

—Porque son cosas que si te las decimos, podrían arruinar todo, o simplemente no cambiar. Si recuperas la memoria, podrás decidir si quieres regresar a ellas o no... será por tu propia cuenta.

—¡Con un demonio! He escuchado eso una y otra vez. Estoy harta. —En serio lo estaba. —¿Qué más quieren de mí?

—Todo pronto se acomodará, ten paciencia. —Salió de la habitación y cerró la puerta a su salida.

Era obvio, todo el mundo parecía estar implorando a gritos a la vieja Lisa. Incluso yo imploraba recordar quien era.

Sentada en la orilla de mi cama, completamente sola, sólo tenía una persona en mente que tenía el poder de calmarme. Después de algo como aquella conversación, el simplemente hecho de recordar su voz era tranquilizante para mí. Tomé mi celular y marqué.

—¿Hola?

—¡Hola Rosé!

—Oh... Hola Lisa ¿Cómo estás?

—Bien, aunque algo aburrida. ¿Qué te parece si salimos esta noche? A cenar, a caminar... lo que sea.

—Y-yo... bueno...

—¡Por favor! Hace días que no te veo.

—Me encantaría, pero ya tengo planes para hoy.

—Oh, entiendo. Bueno... ¿Quizá mañana?