Aterrizó nuevamente, está vez en la montaña, la misma que solía visitar con Lena. Pudo sonreír maravillada, orgullosa y de una manera en la que jamás había imaginado. Lo había logrado, ella en verdad había hecho aquello posible, retiró el pasamontañas rosado, y lo miro detenidamente aún con la sonrisa expuesta, no había imaginado aquel día donde saliera tras aquella pieza
-¡Lo hice! -y rió complacida ante la escena que se repetía, ella había salvado a aquellas personas, lo había hecho sin ningún percance que jugara en contra
Era maravilloso
Descendió de la montaña en pasos lentos y se encaminó por los alrededores de Midvale, sin rumbo fijo. Tomando su tiempo para maravillarse de aquella sensación que no desaparecía, la insistencia de lo que en verdad pudo experimentar, era inquietante y su pecho colapsado de la felicidad aparecida. Caminó aún más, sin prisa. Quizá evadiendo la situación que podía esperarle en casa.
Quizá los Danvers estarían ocupados ahora, pero quizá la esperarían con una reprimenda, quizá Kal-El ya había aparecido para hacerle saber lo terriblemente irresponsable que había sido. Así que decidió aguardar más tiempo, disfrutando de la sensación alegre.
Espero que el cielo se decorara en oscuridad, no podría ir por las calles de Midvale con las prendas quemadas por las balas, la noche había empezado y decidió enfrentar la situación creada por ella misma. Llegó a la arboleda, las luces de la casa Danvers se encontraban encendidas, resguardando por su llegada. Suspiró, sí, quizá lo hecho era lo más parecido a una travesura, se sentía como tal, a punto de recibir algún tipo de castigo.
-aquí voy -se animó en un suspiro, se detuvo en el porche y abrió la puerta, la cual lanzó un chirrido demasiado imprudente y los pasos provenientes de la cocina se hicieron escuchar
Kara quedó quieta, sí, quizá debió detenerse a comprobar quienes se encontraban, pues sus pensamientos nerviosos fueron más allá que indagar primero. Quedó aún más fija en la duela, mientras el grupo de personas la veía de manera alarmada
Eliza eliminaba las lágrimas de sus ojos con un pañuelo, Jeremiah suspiraba aliviado, Alex la miraba con algún gesto de "descubriré la manera de matarte", Pam Mercer se llevó la mano a los labios sorprendida. Y Lena, bueno Lena se precipitó hacia ella con rapidez, la rodeó en un abrazo desesperado
-dios, eres una idiota, Kara Zor-El, eres tan idiota -susurró llorando sobre su hombro-. ¿Cómo te has atrevido a desaparecer después de eso?
-yo... ¿Qué sucede? -cuestionó Kara confundida
Y Lena se alejó, sus ojos verdes teñidos de un rojo en lágrimas previas
Al instante se vio rodeada por Eliza y Jeremiah, y después por una Alex demasiado enojada por hacerle pasar por la preocupación las últimas cuatro horas
-Lena, será mejor dejarlos solos -anunció Pam-. Después de lo de hoy, todos necesitamos un tiempo de paz
Lena asintió, dedicándole una última mirada a Kara quien seguía sin entender lo ocurrido, no podía hablar cómodamente en presencia de su madre, y aquello hizo que Kara entendiera que tendría que buscarle después
Las Mercer se marcharon, intercambiando palabras sinceras. Y la puerta se cerró, dejando a los Danvers en silencio
-yo... Lo siento -comenzó a decir la kriptoniana
-creímos que estabas herida, todos lo creímos, Kara -disparó Alex
-dios, Kara, ¿dónde te has metido todo este tiempo? –cuestionó Eliza con enojo en su rostro y alivio en su voz
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Flamebird
Fanfiction¡Claro que todo es sorpresivo! Una chica de otro planeta está aquí en Midvale, alojada por los Danvers, su existencia es escondida porque, bueno, ¿cómo pueden explicar que de la nada hay un miembro en la familia después de otra lluvia de meteoritos...