Otro Rumbo

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Arrastró el viejo tronco hasta el jardín, justo donde Eliza lo había pedido, por supuesto era una tarea sencilla que podría tomar, como si aquello serviría para distraer su mente. Podía fingir que lo hacía, podía arrastrar las rocas en formas para figurar un camino en el jardín de los Danvers. Pero su mente grabada una y otra vez hacía que viniera; el informe médico sin respuesta, las ropas negras, un Midvale reunido bajo esa tarde y a Lena sobre el ataúd de su madre llorando desconsoladamente.

Dolor y más dolor, en verdad deseaba que el tiempo se ajustara en el futuro, que la herida de Lena se viera curada, quizá vuelta una cicatriz de la cual pudieran hablar. Pero ver a Lena en tal agonía, dolía demasiado para la kriptoniana

Kara había acompañado a su amiga al dormitorio, le había ayudado a acomodarse en su cama, Lena había quedado aún vestida con aquellas ropas oscuras de Alex, pues se había negado a volver a casa, y Kara lo entendía por supuesto

Colocó el viejo tronco, con cuidado de no arruinar los rosales bien cuidados de Eliza, no quería causarle una pena a aquella mujer más que la que ahora se cernía. Suspiró y volvió a moverlo con simetría

-mamá te lo agradecerá -anunció Alex apareciendo en el porche-. Comienza a oscurecer

Kara dejó aquella tarea para mirar el cielo en azul oscuro y nubes grisáceas -no lo había notado -susurró

-supongo que no, toma -Alex tendió un vaso con chocolatada recien hecha

-gracias -la kriptoniana salió de jardín para así acomodarse en los escalones del porche, con su no hermana a un lado-. Tengo la teoría de que si los días dejan de mostrarse en ese tono, Lena comenzará a sentirse mejor

Alex pareció negar por debajo -¿Cómo puedes recuperarte de algo así? Quiero decir, Kara...

-jamás lo haces, solo aprendes a vivir con ello -el susurro pareció ir referido hacia sí misma

Alex asintió con comprensión -escuche a papá decir que arreglará todo para que viva con nosotros

-supongo que es incómodo para ti, tener ahora dos hermanas...

-dios, Kara, no soy una maldita, por supuesto que estuve un poco tosca contigo porque de pronto me sentí amenazada cuando era la brillante aquí -confesó avergonzada

-aun eres la brillante

-sabes disimular tu inteligencia, lo sé, sé que eres más lista que yo y quizá hasta más lista que la propia Lena, pero sé que te esmeras tanto en no poner lo suficiente de ti para no llamar más la atención

-¿Llamar más la atención? -todo aquello ahora parecía extraño, sobre todo cuando salía de la boca de su no hermana

Alex suspiró -no pienso adularte, Kara, basta

-solo quiero una vida tranquila -agregó con un suspiro

-seguro

Kara miró al cielo, ignorando aquel tono de ironía de Alex, y pudo escucharlo, el vuelo lejano y la mancha en el cielo descendió en un aterrizaje perfecto. Kal-El había aparecido ahora frente a ellas, con su capa aún en movimiento

-¿Kal? -Kara se puso en pie con lentitud dudando de su presencia

-hola, Kara -el hombre de acero caminó hacia ella y la abrazó con fuerza-. Lamento haberme ausentado. Hola Alex

Alex solo asintió hacia el hombre de acero -los dejare solos

La escuchó entrar en casa, Kara seguía mirando a su primo, aún sorprendida de que estuviera ahí, frente a ella, y lo sabía, sabía por supuesto qué tema podría escurrirse

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