EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.
Capítulo 34.
Terminamos de comer, Sandra se levantó de la mesa y le ayudó a Carmen con los platos. Se fue con ella para la cocina, como si tuviera un imán la seguí con la mirada. Llegaron a mi mente tantas cosas, recuerdos que no se podían borrar, tantas preguntas. Quería saber qué se pasaba por su cabeza, pero no, para qué remover el pasado, algo que se supone ya se murió. Seguí platicando con mi tío, ignorando por completo ese tema, “Sandra”
Luego de unos minutos salió de la cocina y se despidió diciendo que estaba cansada y al día siguiente debía ir a sus clases. No me miró y debo admitir que eso me dolió, solo se despidió en general con un simple «hasta mañana». Traté de responder lo más normal ya que todos estaban ahí, respiré profundo como tratando de contener un corazón desbocado que se quería salir. La seguí con la mirada hasta que la perdí.
Nos quedamos platicando unos minutos más, pero mi cabeza estaba en otro lugar, tenía demasiadas cosas en la cabeza que no me dejaban estar tranquilo. Era como una revolución de tantas cosas que no podía nombrar, tal vez en el fondo lo sabía, pero no quería hacerlo. Me retiré a mi habitación con la misma disculpa de ella, que estaba cansado. Natalia empezó a acomodar mi cama; puso las almohadas y cobijas.
—Que descanses.
Dejó un beso en mi mejilla.
—Gracias, igualmente.
Besé su frente, sonrió y salió de la habitación. Me acosté, cerré los ojos, pero no lograba conciliar el sueño. Saber que la tenía tan cerca y a la vez tan lejos, no podía sacarla de mi cabeza, eso no me gustaba nada. Me daba inseguridad porque se suponía que ella era un tema superado, algo que estaba en el pasado, algo que simplemente no se podía ni contemplar. Estar en un rumbo desconocido sí que me asustaba bastante. Era como navegar sin un mapa, corres el riesgo de perderte en medio de la niebla.
Jueves.
Me levanté temprano, estuve andando los alrededores de la finca con mi tío, la miré salir con Carola y la profesora. Llevaba una blusa azul clara y un pantalón blanco, su hermoso cabello suelto. Sentí escalofríos por todo el cuerpo, traté de ignorar mis pensamientos y actuar solo con la razón. Me negaba a seguir el corazón, yo quería obedecer la razón, porque si le metía corazón iba a perder otra vez.
Me quedé platicando con mi tío, luego regresé a la casa con Natalia. Me dijo que si los acompañaba al río después de almuerzo, para aprovechar el día de sol. Me dijo que solo estaban esperando que llegaran Sandra y Carola para invitarlas al río. Mis tíos acostumbraban mucho ir al río, ya que tenía charcos muy hondos; aroyos de agua cristalina, no sé cómo le conocerán ustedes, pero aquí en Colombia cuando vamos al río decimos que iremos a tirar baño, o sea a nadar, pasar un buen rato agradable.
No creía que Sandra aceptara ir, Natalia estaba pendiente esperando su llegada y cuando la vio entrar a la casa solo espero unos minutos y luego se fue para invitarlas.
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Narra Sandra.
Tenía una mezcla de sentimientos en la cabeza que me confundieron demasiado, diría que me daba miedo de descubrir la realidad y lo que significaba cada revolución que tenía en la cabeza. En la noche anterior, cuando subimos a comer por más que trataba de disimular no podía, tenía tantas preguntas atravesadas en el pecho, unas preguntas que necesitaban respuestas. No podía controlar las miradas de reproche y molestia, me salían subtítulos en los ojos. Se suponía que todo había quedado en el pasado, bien muerto y enterrado, ¿entonces por qué me sentía así? Quería salir huyendo, imaginar que todo era una pesadilla y que en cualquier momento iba a despertar.
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El QUE NOQUISO LUCHAR FUI YO.
RomanceEl QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO. Sinopsis... Mi nombre es Esteban Roldán. Esta es mi historia. Sé que suena un poco extraño, pero esta historia será contada por un hombre, una historia real. La historia de mi vida. ... Jamás pensé enamorarme de la...