Capítulo 25

633 93 19
                                    

EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO

Capítulo 25.

Hundió su rostro en mi pecho, soltó una bocanada de aire susurró con la voz temblorosa;

—Te amo, como nunca antes amé a nadie, yo no sabía que era el amor hasta que llegaste tú. Tal vez siempre te quise y no lo sabía. Cuando te volví a ver ese sentimiento se hizo más presente, quise ignorarlo, pensé que era una tontería, pero cuando regresé aquí entendí que lo que siento por ti es demasiado grande. Es tener un cuerpo vacío sin corazón, porque ese te pertenece.

Levantó la cabeza para mirarme a los ojos.

»Sientes un vacío tan grande que no se llena con nada, los días son una agonía constante que crece más y más. Lo único que deseas es ver a la persona que puede llenar todos tus vacíos. Te amo, eso no puedo cambiarlo, sé la triste realidad que nos rodea, pero te juro que por ti yo haría cualquier cosa. Mi amor es tan grande que estaría dispuesta a todo. 

La vi tan segura de lo que decía que sentí miedo de defraudarla. 

—Eso es lo más triste, pensar en nuestra realidad. 

—¿Y si nos escapamos juntos?

Abrí los ojos como platos, parecía muy segura de sus palabras. 

—¿Serías capaz? —le pregunté. 

—Sí, soy capaz de escaparme contigo. Sin pensarlo siquiera. 

—¿Dejarías todo por irte conmigo? —volví a preguntar— Tus padres te odiarían al enterarse.

—Lo dejaría todo porque te amo y estoy muy segura de lo que siento. Si ellos no entienden mis sentimientos, no puedo hacer nada. En el corazón no se manda y el mío ya eligió.

—Bueno —Respiré profundo—, soñemos, al fin soñar no cuesta nada. Digamos que nos escapamos juntos, nos vamos a la ciudad y viviríamos juntos. Tú tienes 16 años, ¿empezarías una vida conmigo, dejando todos los principios inculcados por tus padres? ¿Vivirías con un hombre sin casarte con él? Aún cuando vienes de una familia de principios y valores. 

—Sí —me miró fijamente—, con los ojos cerrados. 

Estaba tan segura, su mirada, sus palabras, jamás imaginé que estuviera dispuesta a tanto. Llevé mis  manos a mi cabeza frotando mi cabello, inhalé y exhalé.  

—Digamos que es verdad... —me interrumpió. 

—¿Quién dijo que yo estoy jugando? Es real, todo lo que te estoy diciendo es verdad —me miró fijamente.

—¿Estás queriendo decir que si enfrentamos a nuestros padres y no aceptan esto, tú te escapas conmigo? —mi gesto de sorpresa era evidente. 

Me miró fijamente. 

—Estoy diciendo que por ti haría eso y mucho más. Estoy hablando en serio, no estoy jugando. Nunca había estado tan segura de algo.

Caminó hasta el jardín, soltó una bocanada de aire, se giró y me miró con esas profundidades miel. 

»He planeado cosas sin saber lo más importante, aquí la pregunta es, ¿tú te escaparías conmigo? ¿Estarías dispuesto a enfrentar a nuestra familia?

Se quedó mirándome a los ojos como esperando una respuesta. No sabía que responderle, no había contemplado esa posibilidad. Era un tema delicado, era algo muy serio que no se podía tomar a la ligera. Me quedé en silencio, ella negó con su cabeza y me miró con tristeza. Entró a la casa y nuevamente me quedé como un idiota, sin una maldita repuesta clara.  Yo empecé con el juego de imaginar un futuro los dos, ella sí lo tomó en serio. Estaba muy segura de cada palabra, lo veía en sus ojos y la seguridad de cada palabra que salía de su boca y yo... no supe qué responder.

El QUE NOQUISO LUCHAR FUI YO. 
 
 
 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora