Capitulo 4

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EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.

CAPÍTULO 4.

Cuando mi mamá se enteró de mi relación con Mariana se puso muy feliz, dijo que ojalá la llevara algún día a la casa, todo lo contrario de mi papá, estaba furioso porque según él iba a descuidar mi carrera. Siempre traté de ignorar sus comentarios, parecía que nada de lo que hiciera lo hacía feliz. Por más que lo intentara, mi padre nunca se sentiría orgulloso de mí. Pero decidí que no iba a dejarme afectar lo que él pensara, decidí vivir mi vida como mejor me pareciera.

No iba a dejar que me siguiera amargando. Mi relación con Mariana marchaba de maravilla, compartíamos el tiempo libre juntos. Cumplimos tres meses de relación cuando mi entrenador me dijo que tenía una gran noticia.

—¡Esteban! Tengo algo que contarte.

—¿Qué pasa? —inquirí.

—¿Recuerdas del patrocinador que te comenté? Quedaste elegido entre sus candidatos. Alista tus cosas, te irás a correr a Italia un año, o quizás más.

Me quedé en shock, no podía creerlo. Mi sueño de irme al exterior se estaba haciendo realidad, no se imaginan la felicidad tan grande que sentí al saber que uno de mis sueños se estaba realizando.

—¿En serio? —solo eso pude decir.

—Por supuesto. Nos pondremos con todos los trámites necesarios para tus documentos para que puedas viajar lo más pronto posible.

Platicamos mucho, me explicó algunas cosas. Luego me reuní con el señor Harrison, el patrocinador. Me explicó cómo sería todo, me entregó el contrato para que lo revisara y saber si estaba de acuerdo. Ganaría muy bien, eso me gustaba mucho. También me dijo que no sería fácil para mí, pero que era cuestión de adaptarme a los cambios de horario y el idioma, pues tendría que aprender hablarlo. Estaba dispuesto a todo por cumplir este logro.

Revisé el contrato, todo estaba perfecto, ahora tenía que hablar con Mariana y contarle que me iría a otro país, no sabía cómo lo iba a tomar. Primero llamé a mis padres y les conté, mi padre estaba feliz porque ganaría muy bien. Era lo único que le importaba, el dinero que ganaría, además podría presumir que su hijo estaba en otro país. Mi madre estaba muy triste, según porque un año sin verme era mucho tiempo. Esa noche invité a Mariana a un café, tenía que contarle todo, no imaginaba cómo iba a reaccionar.

—Amor, ¿pasa algo? —me preguntó con curiosidad.

—Tengo algo que contarte —tomé sus manos—, pero no sé por dónde empezar.

—¡No me asustes! ¿Es grave?

—Depende como lo tomes tú —exhalé.

—¿Quieres…?

La interrumpí, porque sabía lo que estaba pensando.

—No amor, no es lo que piensas —dejé un pequeño beso en sus labios.

—Pensé que terminarías conmigo — respiró aliviada—, ¿Qué es lo que sucede?

—Hoy el entrenador habló conmigo, me contó que soy uno de los candidatos del equipo que eligió el señor Harrison.

—Mi vida, que buena noticia —me abrazó—, es increíble—me miró—¿no estás feliz?

—Por supuesto amor —la miré—, solo que me tengo que ir a Italia un año o tal vez más.

Bajo la mirada, tomé su rostro en mis manos.

» ¿Ahora entiendes? Tendremos que estar lejos del otro.

—¡Amor! —Dejó un pequeño beso en mis labios—, sabíamos que esto podía pasar en cualquier momento, una oportunidad así no se presenta todos los días. Ambos éramos conscientes que esto podía pasar contigo o conmigo, primero está nuestro sueño, no lo dudes en ningún momento. Si lo que sentimos es real durará el tiempo que tenga que durar y será capaz con la distancia.

El QUE NOQUISO LUCHAR FUI YO. 
 
 
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