EL QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO.
Capítulo 19.
Me desperté cómo a las diez de la mañana con un fuerte dolor de cabeza, imaginé que eso era lo que sentían las mujeres cuando lloraban toda la noche. Me levanté y fui directo al baño, me paré frente al espejo y me veía fatal. Tenía unas ojeras terribles como si hubiese estado de fiesta toda la noche, entré a la ducha y sentí el agua fría caer por mi espalda. Sentí que tocaron la puerta, pero imaginé que Andrés abrió.
Solo ignoré y seguí con los ojos cerrados sintiendo el agua recorrer por mi cuerpo. Tenía tantas cosas en la cabeza que no sabía qué hacer. Terminé de ducharme, me puse unos bóxeres negros y una bermuda del mismo color, abrí la puerta mientras secaba mi cabeza con una toalla y vaya sorpresa me esperaba, Mariana estaba sentada en mi cama. Se levantó al verme y dejó un beso en mis labios que no correspondí.
—¿Qué haces aquí?—fue lo único que se me ocurrió decir.
—Quería darte una sorpresa y por lo que veo no te gustó.
—No es eso —pasé por su lado—. Es que acabo de levantarme, pasé una noche terrible.
—Eso veo —habló de tras de mí—, tienes unas ojeras horribles, ¿estás bien?—me tomó del brazo obligándome a mirarla—. ¿Qué pasa amor?
—El cambio de clima —dejé un pequeño beso en sus labios—. El campo es fresco y la ciudad muy caliente, eso me afectó.
—¿Seguro que estás bien? —acarició mi mejilla.
—Seguro —tomé su mano y dejé un beso en ella—, solo tengo que descansar.
—Es lo mejor —se acomodó en mi cama—, yo venía porque ayer quedamos en salir, pero me quedaré a cuidarte. Pasamos la tarde juntos, vemos películas y hacemos palomitas.
Se acomodó en mi cama, encendió el portátil y empezó a buscar la película, me acomodé a su lado. Llegaron recuerdos a mí cabeza, sonreí, pero luego regresé a la realidad. Yo estaba evitando a Mariana y ella se apareció, justo ese día que no quería ver a nadie. Cuando ella buscaba mis labios, yo los evitaba con la excusa que tenía un resfriado y no quería pegárselo. Se supone que tenía que volverme a enamorar de ella, cómo lo iba a hacer si la estaba evitando.
Nos quedamos todo el día juntos, me quedaba mirándola minutos enteros tratando de buscar a la mujer que antes amé… ¿Y si nunca fue amor? Al menos no amor verdadero, ¿y si tan solo fue costumbre? Tal vez el tiempo que estuve lejos acabó con lo que se supone sentía por ella. O en verdad me enamoré de Sandra en tan solo unos días, o la amaba desde antes y no lo sabía. No, me iba a volver loco.
Regresé a mí cuando sentí los besos de Mariana, se puso a horcajadas sobre mí. Movía sus caderas lentamente, conocía sus intenciones, pero no podía responderle como ella quería, no era justo que yo le hiciera el amor pensando en otra.
—¿Pasa algo amor? —soltó en mis labios.
—Me duele la cabeza —recosté mi cabeza en su pecho—, creo que es gripe.
—Mi vida —se acomodó a mi lado—, ¿te traigo algo para el dolor?
—No te preocupes —dejé un beso en su frente y me levanté—, ya vengo.
Salí de la habitación, al parecer me creyó que estaba enfermo. Si supiera que lo que me dolía era el corazón, para eso no existía cura todavía. Abrí la nevera buscando algo para tomar, solo había jugo de naranja. Salí al balcón a tomar un poco de aire, me quedé con la mirada perdida, cerré los ojos y tomé una bocanada de aire para poder regresar con Mariana. En la tarde regresó a su casa, quise acompañarla, pero no quiso, porque yo estaba enfermo y no podía salir a la calle.
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El QUE NOQUISO LUCHAR FUI YO.
RomanceEl QUE NO QUISO LUCHAR FUI YO. Sinopsis... Mi nombre es Esteban Roldán. Esta es mi historia. Sé que suena un poco extraño, pero esta historia será contada por un hombre, una historia real. La historia de mi vida. ... Jamás pensé enamorarme de la...