Capítulo 6: Demasiado puro.

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🌾 Shikamaru 🌾

Rodé por la cama con vagancia y miré por la ventana abierta, espantandome al ver tanto sol fuera. Con rapidez tomé el despertador entre mis manos y abrí los ojos con horror al ver que me había quedado dormido.

Mis padres no me habían despertado porque hoy habían salido más temprano de lo común, que mala suerte.

Me puse la ropa como pude, tropezando de camino al baño mientras intentaba ponerme el pantalón e hice toda mi rutina de higiene lo más rápido posible, dejando la ducha para más tarde.

Debería correr si quería llegar a la primera clase, que sería la de Iruka-san, ya le había prometido no volver a llegar tarde, iba a matarme.

Con una tostada a medio comer, la ropa desordenada y la mochila en el hombro salí corriendo de casa en dirección al colegio, solo esperaba llegar a tiempo.

                           [...]

Había marcado un récord; solo diez minutos había tardado en pasar corriendo las puertas principales, agradeciendo a cualquier deidad existente que el guardia que se encargaba de cerrarlas no estuviese.

Corrí por los pasillos, ahora vacíos, del colegio y subí las escaleras hasta el segundo piso, deseando con toda mi alma que Iruka todavía no hubiese llegado al salón por algún milagro, ya que siempre era muy puntual.

Azoté la puerta, causando un enorme ruido cuando ésta chocó con la pared, ganándome la mirada de todos los alumnos. Suspiré aliviado al ver que el escritorio del Umino estaba vacío, aún no había llegado.

Con la respiración agitada por la carrera y un cansancio repentino por la ajetreada mañana, dirigí mi vista hacia el salón, frunciendo el ceño al ver cómo Sasuke hablaba con Naruto.

El rubio parecía esquivar su mirada con calma e intentando ser gentil, como siempre era. Decidiendo que era suficiente interacción y sintiendo una extraña sensación de revoltijo en mi estómago, me acerqué al banco. La mirada azulada de Naruto enseguida se dirigió a mí y podría jurar que la sonrisa que me dió era de alivio.

- ¿Necesitas algo?- pregunté despúes de alejar al Uchiha del rubio con mi propio cuerpo. Su ceño se frunció, pero después su rostro se pintó con una sonrisa de burla y superioridad.

- No necesito nada de tí, solo estaba hablando con el fenómeno.- abrí los ojos levemente por el insulto que le había dado tan abiertamente a Naruto, que bajo la cabeza para mirar sus manitos entrelazadas en sus muslos.

- ¿Qué dijiste? Animal.- hablé entre dientes, sujetando el cuello de la camisa blanca del Uchiha, lo levanté un poco del piso, la diferencia de altura era clara, pero jamás dejo de sonreír. Quería golpearlo, borrarle la sonrisa con mi puño, abrazar a Naruto y esconderlo en mi pecho hasta que ese gesto de tristeza abandonara su rostro.

- Lo que escuchaste, Shikamaru ¿O el rarito te contagió la sordera?- y esa fué la última palabra que le soporté antes de impactar mi puño en su cara, mandandolo de espaldas al suelo. El chico sujetaba su nariz con fuerza con su mano mientras me miraba con ojos asombrados, al parecer no pensó que realmente iba a golpearlo.

No lo dejé levantarse, debía quitar toda esa rabia que se había juntado en mi cuerpo derrepente. Me subí a horcadas de él y golpeé su cabeza una y otra vez con mi puño. El niño intentaba cubrirse con sus brazos y todo el salón gritaba, algunos pedían que nos separaramos, otros alentaban la pelea.

Solo frené cuando sentí esas manitos en mi antebrazo, que se encontraba levantado apunto de dar otro golpe. Los dedos levemente temblorosos, el calor inusualmente cómodo y el tacto, tan conocido. Volteé la cabeza y miré sus ojos, inundados en lágrimas, aunque no podría decir si eran de miedo, de culpa o de tristeza.

Ignorando al sangrante Uchiha que estaba en el piso, me acerqué a Naruto, que temblaba por culpa de los silenciosos sollozos.

- Lo lamento...- susurré, llevando mi mano despacio hasta tocar la parte posterior de su cabeza y atraerlo a mi pecho, donde pude sentir sus lágrimas bañar mi piel.- Lo lamento.- repetí, aunque él no podía leerme, me sentía tan culpable.

Verlo llorar me producía un extraño sentimiento de vacío y parecía como si fuese yo el que estaba realmente mal, porque sus ganas de llorar se veían amplificadas en mí.

Me daban ganas de descubrir su alma, conocerla, protegerla y absorber todas sus sombras.

Pero, simplemente no podía dejar que alguien le hablara de esa manera. No a él, que jamás le hacía daño a nadie. No a él, que incluso después de soportar al molesto Uchiha intentó apartarlo con educación y amabilidad, tan puro. Tan él...

Esa pelea me costó trece amonestaciones, que mis padres deberían firmar para el día siguiente. Naruto volvió a llorar, está vez por culpa. Lo abracé con fuerza y le escribí más de cien veces que no era su culpa, que él no había hecho nada y que no debía sentirse mal.

El día finalizó tranquilo despúes de eso. Sin darnos cuenta ya estábamos cruzando la avenida principal en camino al lugar de juegos que tanto le gustaba a Naruto, es lo menos que podía hacer despúes del mal momento que le hice pasar.

Acaricié el dorso de su mano con mi pulgar, admirando como nuestros dedos se mezclaban como si estuviesen hechos a medida. Sentí su piel bajo mi toque, su suavidad y textura. El viento trajo hacia mí su olor, dulce y afrutillado, el olor de su acondicionador.

Fué el día que más tiempo estuvimos en los juegos. Caminamos hacia su casa cuando la noche ya estaba por caer y en el camino le compré una banderilla, su comida rápida favorita despúes del ramen.

No soltó mi mano jamás, ni despúes de la avenida principal, ni despúes de cruzar las vías del tren.

Solo se alejó unos centímetros al estar frente a su casa, para escribir rápidamente en su cuaderno que despúes me mostró con una sonrisa tierna.

"Gracias por defenderme hoy. Te quiero."

Su mano se volvió a unir a la mía cuando se acercó nervioso y besó mis labios. Despacio, torpe, un toque tan infantil que endulzaba todo mi ser sin reparo, adictivo. Se separó segundos después, como si fuese un flash.

Acaricié su mejilla roja, que competía con la mía y le sonreí.

- También te quiero.- susurré, trazando una de sus marquitas con cariño, haciéndolo cerrar sus ojitos por inercia.- Nos vemos mañana, Naru.

Me alejé recién cuando él ya había ingresado a su casa y solo después de haber calmado los latidos de mi enamorado corazón, que sonaba desenfrenadamente, comencé a caminar.

Caminé hasta mi hogar, ido, separado de mi cuerpo, recordando el beso tierno que me había robado aquel niño de hermosos ojos azules.

El rubor no dejaría mis mejillas por algún tiempo.

𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕤𝕚𝕝𝕖𝕟𝕔𝕚𝕠𝕤𝕠•ShikaNaru•🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora