Capitulo 2: Brotes de amistad.

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🌾 Shikamaru 🌾

El tiempo había pasado bastante rápido y Naruto ya llevaba dos semanas dentro de la escuela.

Con los días, una rutina un poco extraña se había creado entre nosotros. Era bastante simple, nos encontrábamos en la entrada todos los días unos diez minutos antes de que comience la clase y luego íbamos al salón a sentarnos en completo silencio, con una que otra nota de por medio, hasta que Kakashi o Iruka llegaran para dar la primera clase. En el almuerzo, aunque intenté despegarme de él varias veces, simplemente no pude, así que también comíamos juntos.

No me malentiendan, no es que el niño me cayera mal, si no que no estaba para nada acostumbrado a estar con una persona por tanto tiempo. Era más de las conversaciones formales y breves, o simplemente profesionales. En cambio, Naruto parecía realmente interesado en mi vida, en que comida era mi favorita y en porque el helado de chocolate me gustaba más que el de frutilla.

Hacia mucha preguntas simples, para otras personas, pero que para mí eran bastante complejas. Jamás me pregunté porque las nubes a veces parecían formar patrones, ni porque no podíamos contar todas las estrellas aún con la avanzada tecnología que teníamos a día de hoy.

¿Entienden a lo que me refiero? El pequeño rubio era verdaderamente curioso en temas que ninguna otra persona se fijaría.

Sin embargo, no podía simplemente decirle que realmente no me interesaba porque los perritos cachorros tenían un olor particular o porque los gatitos sabían subir árboles pero no bajarlos, él era demasiado inocente como para tomar un comentario así con calma. Así que solo me resigne a leer todas y cada una de sus preguntas, intentando contestarlas con calma.

Con los días su presencia se fue haciendo cada vez más común, hasta que nisiquiera la notaba como ajena. Me había acostumbrado a él y a su cercanía tan melosa, porque esa era otra cosa que Naruto parecía no notar; el espacio personal.

El niño se la pasaba pegado, literalmente, a mí todo el tiempo. No ponía unos centímetros de distancia cuando nos sentamos y si yo me movía más lejos, para mayor comodidad, él simplemente se acercaba después de unos minutos, así que deje de intentar tener privacidad cuando él estaba cerca.

Un golpecito en mi hombro llamó mi atención, así que cerré las puertas de mi casillero y volteé a verlo. Había llegado justo a tiempo, como cada día, con su cuaderno naranja presionado en su pecho y su bolso celeste lleno de broches de sus cosas favoritas colgado en el hombro.

- Buenos días.- mi pronunciación fué un poco lenta, para que él pudiese leer mis labios. Me sonrió leve y simplemente movió su mano de un lado a otro por unos segundos antes de bajarla.

Con su lapicera azúl con brillos, que siempre tenía a mano, comenzó a escribir en su cuaderno con cuidado de no chocar con nada mientras caminabamos al salón. Sujeté sus hombros y lo moví hacia mi lado antes de que chocara con una niña que caminaba por allí, volviendolo a su lugar con cuidado despúes.

"¿Quieres ir a tomar un helado luego de clases?"

Sonreí, negando levemente ante su fascinación con ese alimento. Tomé la lapicera negra que tenía en mi bolsillo, costumbre que adopté por el rubio, y contesté.

"Ya comimos eso ayer, te hará mal."

Colocó un pequeño puchero al leer la respuesta y solo negué con la cabeza cuando me miró suplicando. Asintió, rendido y volvió a escribir.

"¿Entonces podemos ir al cine?"

Asentí a lo que estaba escrito en la hoja y una enorme sonrisa cubrió el rostro de Naruto, resaltando las extrañas y tiernas marcas que tenía en sus mejillas.

"Igualmente quería ver la nueva película de acción que salió."

Realmente no me gustaba el cine, pero sabía que Naruto era fanático de la ciencia ficción y una película que había estado esperando para ver se estrenaría hoy con subtítulos, era la oportunidad perfecta y no podía dejarlo solo. Él asintió emocionado.

"Eso es perfecto."

Y eso fué lo último que leí por más de media hora porque cuando llegamos al salón un muy enojado Iruka nos esperaba en la puerta, al parecer nos habíamos retrasado de tanto charlar.

 
                            [...]

Sonreí con ternura al ver a Naruto apreciando la cartelera de su película preciada. Tomé mi teléfono y se lo enseñé, en una silenciosa oferta de tomarle una foto. Inmediatamente se colocó frente a la cámara y sonrió en grande, señalando el título del cartel como si fuese la maravilla del mundo.

Cuando el flash pasó, vino corriendo a mi lado y se colgó de mi hombro para ver la fotografía. Bajé mi teléfono levemente para que pudiese ver bien, era bastante más pequeño que yo. Una enorme sonrisa se dibujó en su rostro emocionado.

"Pásamela despúes y gracias."

Asentí al leer la nota y me dirigí al mostrado para sacar las entradas. Detrás de mí, Naruto caminaba con impaciencia mal camuflada, sus deditos se movían ansiosos.

Una media hora pasó y nosotros ya estábamos sentados en la sala de cine, justo en el medio del cuarto, esperando a que la función comenzara. Las luces aún estaban prendidas, así que aún faltaban unos minutos.

"¿Crees que será buena?"

El entusiasmo y el estima del niño rubio se dejaban ver a simple vista.

- Claro, seguramente será genial. Ya casi comienza.- contesté despacio, mirando a Naruto con una sonrisa que se borró segundos después.- Si te comes todas las palomitas ahora, no tendrás que comer durante la película y yo no pienso darte de las mismas.- regañé al rubio, que metía puñados del alimento a su boca casi con desespero, pero no hizo caso.

La película comenzó a los minutos y se dejaron ver las primeras escenas. Los gráficos eran bastante buenos, aunque la trama era bastante pesada y lenta. Duraba más de dos horas y por los primeros minutos pude decir que no me gustaría, porque era de zombies.

Sin embargo, Naruto parecía fascinado por lo que veía y eso bastó para que pudiese soportar las dos horas que quedaban de función.

En menos de media hora, Naruto se había devorado todas sus palomitas sin reparo, ignorando completamente el reto que le había dado antes de comenzar la película. Pocos minutos después, y aunque dije que no le daría, estaba comiendo las mías con esmero y felicidad, no pude quitárselas al verlo comer tan a gusto. Igualmente no me gustan las palomitas dulces, pero a él sí, así que pedí ambas iguales, porque en el fondo sabía que se comería la de ambos.

𝔸𝕞𝕠𝕣 𝕤𝕚𝕝𝕖𝕟𝕔𝕚𝕠𝕤𝕠•ShikaNaru•🍂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora