Felix entrenó por mucho tiempo con ese hombre. Siempre se mantenía encerrado en la misma habitación, comiendo una comida por día si a ellos les apetecía. Pero lo noto, sus poderes había aumentado y bastante en tan poco tiempo. Apenas se cansaba y había descubierto cosas nuevas, pero las desventajas de eso, era que por las noches no dormía bien, tenía muchas heridas y estaba adelgazando demasiado.
Se encontraba en su "habitación", cuando la puerta de esta se abrió. Sentía el frío suelo debajo de sus manos, y el sudor no se hizo esperar.
- Buenos días, Felix.- saludo el hombre como cada mañana.- Hoy haremos algo diferente.- indicó.- Ven.
Felix, con algo de miedo, se levantó de su sitio y lo siguió. Las mismas máquinas de siempre, cosas tiradas por todas partes, polvo, tarros raros, y todo tipo de cosas raras que pudieras pensar. El hombre lo sentó en una silla, y el miedo lo invadió cuando lo ató de manos y pies.
Su pulso se aceleró e intentó relajarse. Lo peor que podía pasar era que lo matara. ¿Qué tan malo podía ser eso? Ya vivía en un infierno, ir con satán no sería peor.
Encima de una mesita de hierro, se encontraban algunos artilugios raros y una aguja muy grande. Trago duro. El hombre cogió la aguja, obviamente, poniendo nervioso al rubio. El hombre se acercó al chico, y Felix aprovechó ese momento para hacer lo que tanto tiempo había esperado.
El hombre atravesó el cuello con esa aguja, y en su rostro apareció una mueca. Saco el artilugio de su cuello y lo desato.
- Bien, ya estaría. Por hoy te dejaré descansar.- dijo el hombre, alegre.- Si te sientes raro, solo avísame.
El rubio asintió, y el hombre lo devolvió a su jaula de siempre. Sonrió victorioso, y sacó del bolsillo lo que había conseguido coger. Un teléfono móvil.
Había estado observando que el hombre lo llevaba todo el tiempo encima, pero nunca lo sacaba o utilizaba. Espero un tiempo, cuando le agarró confianza, y ahora decidió cogerlo.
Lo abrió, y empezó a alzarlo, buscando cobertura. Su mirada se iluminó y una sonrisa lució en su rostro, cuando vio dos rayitas en la pantalla. Tecleo muy rápido el número que cada noche se repetía, para no olvidarlo, y luego se acercó el móvil a la oreja.
Por favor...cogedlo..Hyunjin y Minhee estuvieron un tiempo andando junto, en silencio, pero a los días, se empezaron a agarrar confianza y comenzaban conversaciones y algunas risas. Ambos se sentían a gusto.
Caminaban por el pasillo, en dirección a su primera clase del día. Cuando se cruzaron con unos apresurados Seungmin y Hyeongjun. Todos se chocaron, cayendo al suelo. Hyeongjun sobo su cabeza y miró hacia el frente, encontrándose con aquellos dos chicos, también en el suelo. Sus ojos se abrieron al ver la piedra en el suelo. Se calmó cuando vio que estaba intacta. Pero a Seungmin casi le da un paro cardíaco cuando vio a Hyunjin agarrando la piedra que había chocado contra su cabeza.
Cogió la piedra, y la miró por encima. De golpe, sintió algunas miradas sobre el. Encontró miradas con un sorprendido Hyeongjun y preocupado Seungmin. Luego giró su vista, viendo a Minhee a su lado, este lo miró y abrió sus ojos.
- Hyunjin, tu cabello...- murmuro el alto a su lado.
Frunció el ceño y tocó su cabeza, no notando nada raro.
- Es negro..?- murmuró Hyeongjun de golpe.
Hyunjin agarró sus cabellos, ahora de color negro. Abrió sus ojos lo más que podía.
- Pero antes eran rubios..?- murmuró Minhee.
- Fue la piedra.- dijo Seungmin, seguro.- Cuando la agarró, se volvieron negros.
- ¿Cómo es eso posible?- pregunto el ahora, peli negro.
- No lo se, pero eso significa que tienes algo que te relaciona con esa piedra, Hyunjin.- dijo Seungmin.
Se levantó del suelo y los otros lo imitaron. Le dio la piedra al chico, pero su cabello continuó negro. Se maldijo internamente. Minhee miró la piedra en las manos del castaño, y luego cayó en algo.
- Ya se.- dijo Minhee sorprendido.- Esa pierda, encaja a la perfección en un sitio que vi.- dijo seguro.
- ¿Encajar? Donde?- pregunto Seungmin apresurado.
- Seguidme.- indicó corriendo por el pasillo.
Los otros no hicieron otra cosa que seguirlo. Corrieron entre los estudiantes que se dirigían a clase, hasta que llegaron frente a una puerta donde Minhee se paró.
Los otros fruncieron el ceño. ¿El despacho de Kam? Minhee abrió la puerta, y dentro de la habitación no había nadie. Menos mal.
El alto avanzó hasta llegar al escritorio del director. Cogió entre sus manos, una especie de altar pequeñito, echo con ramas y madera. Se lo entrego a Seungmin y este puso la piedra encima. Esta se iluminó. Se taparon los ojos. Luego del resplandor, miraron a su alrededor, no había pasado nada.
Hyeongjun suspiro cansado, y se apoyó en la mesa. De golpe, el teléfono de encima, empezó a sonar escandalosamente. Se asustaron y echaron algunos pasos hacia atrás. El ruido empezó a ser molesto, y Hyunjin se decidió por coger el teléfono. Se lo acercó a la oreja, mirando a sus amigos delante suyo.
- ¡¿Kam Seonggi?!- grito aquella voz al otro lado.
A Hyunjin se le paró el pulso, y abrió los ojos como nunca antes lo había hecho. ¿Era eso real? ¿Estaba soñando? Si era un sueño, al despertar mataría a alguien. La voz lo sacó de sus pensamientos.
- ..por favor, ayuda..- murmuró, rogando.
Hyunjin aclaró su garganta.
- ¿..Fe-Felix?- pregunto aún sin creerlo.
Los ojos de sus amigos frente a el, se abrieron abruptamente, y se pusieron atentos.
Felix al otro lado casi pierde la consciencia.
- ¿H-Hyunjin?- dijo esperanzado. Unas lagrimas cayeron de sus ojos.- ¡Hyunjin, ayúdame! ¡Estoy bajo los escombros!
Hyunjin no pudo responder, porque la llamada se cortó. La voz de Felix ya no se escuchaba y eso le preocupo. ¿Le habrá pasado algo?
- ¿Felix? Felix contesta!- grito, cayendo de rodillas al suelo.
El teléfono cayó al suelo, colgando del cable. Apoyó sus manos en el suelo, y las lagrimas y los sollozos no se hicieron esperar. Hyeongjun se acercó a él y lo ayudó a levantarse del suelo. Le indicó a Seungmin con la mirada que agarrará sus cosas y se llevará a Minhee de allí. Este asintió y se llevó al alto fuera de la habitación.Se cortó. La llamada se cortó. Pero era el, ¿cierto? La voz de Hyunjin. Su voz era tan bonita como siempre lo había sido. No se dio cuenta de cuando empezó a llorar. Guardo el móvil en sus bolsillo del pantalón y se sentó en el suelo, con la cabeza entre las piernas.
Quería salir de allí. Quería ver a su Hyunjinnie. Quería poder reírse de las tonterías de sus amigos, en su mesa de siempre. Dormir en su cama. Ser alguien con una vida ...¿normal?
Sintió un pinchazo en el cuello, hizo una mueca con la cara y se agarró la zona.
Definitivamente, quería salir de allí.-
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Encontrado // Hyunlix
FanfictionElla quería tener todo el poder. Tener SU poder. Y, haría lo que fuera para conseguirlo. Felix quería salir de aquel sitio. Pero no podía comunicarse con el. La actitud de chico serio y afectado volvió a Hyunjin, pasaban los días, y siempre se repet...