sexto mes

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El día que Christopher y Haise se pusieron a hablar sobre la habitación del bebé llegaron a la conclusión que necesitarían mudarse a un nuevo lugar. No había forma en el infierno que Christopher dejaría que vivieran en el apartamento de Haise. Aparte que no tenían espacio para poner su habitación y mover todas las cosas de Christopher. El apartamento del alfa tampoco servía, era un apartamento para un hombre soltero, habitaciones abiertas con objetos peligrosos con los que la bebé se podría lastimar. Así que ahí estaban, rumbo a uno de los vecindarios más prestigiosos de Seattle.

—Christopher, esto es demasiado. —la omega se quejó por la millonésima vez, desde que entraron al vecindario ella se retorció en su asiento al ver las grandes casas, más parecían mansiones, que habían ahí. —Dieu! —exclamo en francés al ver una de las casas con varios autos lujosos estacionados en la entrada principal.

—Corderito, es suficiente. —Christopher acarició el dorso de su mano, dándole una sonrisa de lado. —a nuestra niña no le faltará nada, he trabajado mucho para eso. —

—Ni siquiera estaba en tus planes tener una familia. —Haise lo volvió a ver con los ojos entrecerrados.

—Estas en lo correcto, pero ahora que la tendré contigo no quiero que nada les falte, trabajé mucho para salir adelante y poner todos los negocios que tengo hoy en día. —el alfa le sonrió.

Y entonces Haise se dio cuenta que Christopher nunca ha mencionado a su familia. Sus padres, cualquier hermano, o pariente.

—Nunca me has hablado de tu familia. —Haise dijo antes que el filtro de su cerebro a su boca se activará.

—No tengo familia... bueno, no tenía familia antes de ti. —se corrigió, pero no dijo nada más.

—¿Viven aquí en Seattle? —siguió preguntando, esperando que el alfa no se lo tomara a mal.

—Crecí en el Foster Care de California. La historia que me contaron fue que me dejaron en una iglesia del valle de San Fernando y el pastor de ahí me entrego al estado. A los 18 me mudé a Seattle para estudiar administración de negocios. —dijo en un tono neutro.

Y Haise lo dejó ahí.

Cuando el chofer se detuvo enfrente de un portón y bajo el cristal para introducir un código Haise miró hacia enfrente encontrándose con unos cuantos pies de ellos. La casa no era tan extravagante como las demás del vecindario y eso le gusto a la pelinegra.

—Me encanta. —Haise confesó cuando el chofer se estacionó en el driveway.

—Y espera a ver la vista. —Christopher sonrió, bajándose del auto.

—¿La vista? —Haise lo siguió con la mirada hasta que el alfa estuvo enfrente de ella y abrió su puerta.

—Vamos, entremos. —la tomó de la cintura para ponerla cerca de él lo más humanamente posible.

Christopher sacó una llave de su bolsillo y abrió la puerta principal. Haise se quedó congelada en su lugar al ver la casa por dentro. No había muebles, pero el lugar era enorme y acogedor. Haise ya se podía imaginar donde irían los muebles, y sonrió ante el pensamiento. Cuando sus ojos se enfocaron en la vista del lugar sintió que su corazón esquivo un latido. A través de la gran ventana de cristal había una vista panorámica de un lago.

—Por el amor de Dios. —la pelinegra susurró caminando hacia el gran ventanal. —esta vista es irreal... —

—De hecho, toda la casa tiene esa espectacular vista. —Christopher agregó caminando hacia ella.

Haise se dio vuelta tan rápido para volverlo a ver que por un segundo Christopher pensó que perdería el equilibrio.

Que voulez-vous dire? —la omega preguntó en francés, abriendo los ojos de par en par.

—Si, mira. —la tomó de la cintura y le dio vuelta, guiándola a donde estaba el comedor y la cocina del lugar.

Mon Dieu. —

—La vista de la habitación principal es aun mejor. —susurró contra su oído, —ven te muestro. —

Caminaron por un pasillo que los llevó a las habitaciones y Haise se detuvo en seco al ver la vista del lago y las montañas de fondo. ¡Dios! El solo imaginarse levantándose ahí y ver esa vista.

—La vista de las otras habitaciones es increíble también. ¿quieres ir a verlas para escoger la de Ava? —

—Si, vamos. —Haise aplaudió repetitivamente.

Ambos caminaron hacia las habitaciones, intuitivamente ambos querían que la habitación al lado de la de ellos fuera la de su hija, pero al ver las demás opciones escogieron la que estaba enfrente de ellos. Había mas luz en la habitación, más espacio y Haise estaba segura de que el espacio sería necesario.

—La cuna la podemos poner ahí. —Christopher dijo, señalando a una de las paredes. —ahí la estación para cambiarla, su closet aquí, el estante de los juguetes ahí...—

—¿Ya tienes todo planeado, non? —Haise lo interrumpió con una sonrisa burlona en sus labios.

Oui. —Christopher asentó con la cabeza, y Haise sonrió aun mas, ya que el alfa usaba más a menudo las palabras en francés que ella decía. —tenemos que ir de compras... tenemos mucho que comprar. —movió las cejas rápidamente.

—¿Te volverás loco comprando cosas? —lo miró con los ojos entrecerrados.

Oui, pour notre maison. —Christopher dijo en francés y los ojos de Haise se llenaron de lágrimas al escucharlo decir nuestro hogar.

Notre maison. —Haise repitió con sus emociones a flor de piel porque de hecho ellos dos estaban construyendo su hogar.




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PD: la siguiente actualización será cuando la historia llegue a los 5,000 votos 😉

MAGNATE ◈ HAISETOPHER +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora