dieciocho

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El día que Christopher y Haise regresaron de la casa de sus padres, a regañadientes Christopher dejó a Haise en su apartamento. La pasaron muy bien el tiempo que estuvieron allá, y el castaño pareció disfrutarlo. Ahora que estaba en su apartamento el solo, sentía un vacío incómodo en el pecho. Su alfa extrañaba a su omega. Extrañaba su olor, su presencia, y la necesidad de estar cerca de ella lo golpeó como un tren. No esperaba sentirse así tan solo unas semanas de haber conocido a la omega. Llamó a Maze para asegurarse que todo en La Cueva del Lobo funcionara como una máquina bien aceitada.

—Jefe. —la voz de la morena sonó al otro lado de la línea con sarcasmo.

—Maze. —Christopher dijo con el mismo sarcasmo. —¿todo bien o necesito ir y arreglar algo? —

El quejido de la morena sonó fuerte en el auricular en su oído y Christopher se podía imaginar la cara que ella estaba haciendo.

—Si supieras que tendrías que venir a resolver problemas no me dejarías a mi a cargo. —Bufó por lo bajo. —mejor cuéntame como te fue con los suegros. —dijo en un tono burlón.

—Mazikeen. —Christopher dijo en su voz alfa y la otra alfa solo se rio por lo bajo.

—¿Qué? —la morena dijo en un tono inocente. —solo quiero saber que a mi jefe le fue bien con la familia de la omega con quien esta obsesionado...—

—No estoy obsesionado. —Christopher es rápido en decir.

—Ajá, lo que tú digas. —hizo una pausa antes de agregar. —puedo oler tu preocupación hasta aquí. —

Christopher volvió a ver a su alrededor para asegurarse que la morena no estuviera ahí. Pero por supuesto que no está, se dijo a sí mismo en su mente, negando con la cabeza.

—Dejemos de hablar de mi vida privada que no es para eso que te llamé...—

—No entiendo para que más me llamaste entonces, sabes que La Cueva del Lobo está en buenas manos conmigo. —Maze canturreó. —¿o es que estás intentando distraerte de la obsesión que tienes con el corderito? —

—Mazikeen. —Christopher repitió en un tono enfadado.

—Esta bien, ya no doy mi opinión en ese asunto. —la voz burlona se escuchó al otro lado del teléfono.

—Bueno, ya que se que no necesito ir y arreglar nada, nos vemos mañana para arreglar lo de los libros del mes. —Christopher dijo antes de colgar.

Miró la pantalla del teléfono y sonrió al ver que ya casi eran las 5 de la tarde. Había quedado con Haise de pasarla a recoger cuando saliera del trabajo. Tomó su saco, y caminó hacia  la entrada principal donde su chofer lo estaba esperando. Con una sonrisa malvada en sus labios vio el mensaje que Haise le mandó.

Me tardaré unos minutitos mas para salir, tengo que hacer unas cosas antes de terminar mi día. Pero saldré lo mas pronto que pueda. Ya quiero verte.

Esa última oración lo hizo sonreír. Él también ya la quería ver. Su alfa se estaba muriendo por marcarla con su olor, hacerla temblar bajo su calor.

—Buenas tardes, Sr. Vélez. —su conductor lo saludó, abriendo la puerta de la parte trasera de su auto. —¿a dónde lo llevo? —

—La sede de Rolling Stone. —le sonrió y él asentó.

—A recoger a la señorita Gómez. —comentó al cerrar la puerta.

—Si. —Christopher dijo, mirando a su alrededor.

El espacio del auto era bastante amplio, mas de lo acostumbrado ya que era un auto diseñado por el mismo. Y sería perfecto para lo que tenía en mente. Sabía que su alfa no aguantaría a llegar a ningún lado. Ahí mismo iba a querer tomar a su omega. El camino al edificio fue corto, o por lo menos el lo sintió así. Cuando su conductor le dejó saber que ya estaban en la entrada empezó a sentir mariposas en su estómago, lo que lo sacó de órbita ya que el nunca había sentido algo así antes. Su alfa empezó a inquietarse mas, sabía que necesitaba la compañía de su omega.

MAGNATE ◈ HAISETOPHER +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora