tres

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—Sé porque estás aquí, Christopher. —Maze dijo mientras se ponía de pie junto a él en el palco que le daba una vista de todo el territorio de casería, también conocido como el segundo nivel del club.

Habían cinco niveles en total, cada uno atendía una fantasía completamente en particular. Las personas abajo todavía se estaban conociendo, sintiéndose, sin estar listos para llevar las cosas al siguiente nivel.

—Este es mi club, puedo estar en donde yo quiera. —

—Se que la has visto. —Maze sonrió. —lo que significa que está en tu mejor interés que te des la vuelta y regreses arriba. —

—No recuerdo haber pedido tu opinión. —le dio una mirada que dejaba en claro que no estaba jugando. —no creas que no te puedo despedir. —apretó sus labios.

—Mi opinión es una de las muchas razones por las que me contrataste. —se le quedó viendo sin parpadear. —¿Quién mas se va a enfrentar contra ti? ¿O mantener a tus cachorros en orden? —volvió a ver hacia abajo. —es demasiado dulce para ti, aunque lo quieras escuchar o no. Puedo verla sonrojándose desde aquí. —

—Lo he notado. —Christopher alzó las cejas.

—Irás detrás de ella de todas formas, ¿no es así? —

Christopher se quedó en silencio, mirándola, no podía negar que quería verla mas de cerca, aunque todavía no sabía cuales eran sus intensiones al bajar aquí.

—Necesito recordarte como... —

—No es necesario. —Christopher la interrumpió a media oración, sabiendo para donde iba Maze.

Sabía que tenía razón, nunca antes había funcionado cuando intentó conseguir una omega que cumpliera todos sus deseos y caprichos. Por alguna razón no era suficiente, a pesar que a primera vista eran perfectas, siempre hacía falta algo.

—¿Qué sabes de ella? —cuestionó, sin mirarla.

Maze se quedó callada por unos segundos, mirando a la multitud. Cuando sus ojos cayeron en la pelinegra entendió porque su jefe estaba interesado en la pequeña e indefensa omega, pero eso no era suficiente como para arriesgar todo lo que tenía.

—Christopher...—

—¿Qué sabes de ella? —repitió en un tono que dejaba saber que no estaba jugando y necesitaba una respuesta inmediata.

A regañadientes Maze contestó.

—Su nombre es Haise Gómez, tiene 24 años, se acaba de graduar de la universidad de Seattle con maestría en fotografía. Vino esta noche con Leila Madison. Y otra vez, tengo que dejar en claro este punto, no te conviene. —

Sin decir una palabra, Christopher miró hacia otro lado, justo a tiempo para ver que su amiga se estaba yendo con uno de los alfas que frecuentaba el lugar, dejando solo al corderito en una habitación llena de hambrientos lobos. Christopher se agarró del barandal del palco para evitar ir allá abajo y se dijo a si mismo que le hiciera caso a Maze. Ella tenía razón. La chica era muy inocente. Y demasiado joven para él, diez años menor que él para ser exactos. No había manera en el infierno que iría allá abajo y se cruzaría en su camino.

Unos minutos pasaron y vio como ella trató de relajarse con una bebida y con el show que sus bailarines estaban dando. Sus manos se encerraron en puños al ver a uno de los clientes regulares acercarse a ella. Mientras los dos intercambiaban palabras podía notar como Haise no estaba interesada en Brat, lo que no debería haberle satisfecho la mitad de lo que lo hizo. Y cuando Haise finalmente se dio la vuelta para alejarse del hombre, levantó la vista hacia el balcón, y rápidamente Christopher se perdió de vista. Su polla se endureció en un instante ante la curiosidad en esos ojos abiertos. Quería atraerla y ensuciarla en ese mismo momento.

MAGNATE ◈ HAISETOPHER +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora