diecinueve

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Desde el día que Christopher le dijo a Haise que quería tener cachorritos con ella, no ha podido pensar en otra cosa que no sea eso. Unos cachorritos con el cabello negro igual del de ella, los ojos pardos como los de su padre y la piel lechosa como la de ellos dos. Dios. De tan solo imaginárselo forma una sonrisa boba en sus carnosos labios. La nariz de Christopher, su sonrisa...

Dios, hasta en los nombres había pensado. Niam si es un niño, y Ava si es una niña. Niam y Ava Vélez. Suenan perfectos para ella.

La temperatura de su cuerpo cambia drásticamente en cuestión de segundos. Haciéndola fruncir el ceño mientras saca las cuentas de cuando fue la ultima vez que tuvo su celo.

—Oh Dios. —susurra al darse cuenta que en los siguientes días o horas le tocará.

De un respingo se levanta de su cama, corriendo a su cómoda donde tiene los supresores. Al tenerlos en sus manos se muerde el labio inferior, ya que antes de Christopher los tomaba durante su celo porque no tenía un alfa que la ayudara a pasarlos. Pero ahora... ahora tiene a Christopher, ¿o no? Si Christopher esta con ella durante este celo, sería la primera vez que esta con un alfa cuando sucede y eso la emociona, mas de lo que debería. El hormigueo entre sus piernas se convierte en un líquido corriendo por sus entrepiernas. Cuando esta en su celo es fácil para ella lubricarse, ya que su cuerpo se esta preparando para el sexo que añora. Sabe que su olor será el siguiente en aumentar drásticamente...

Su teléfono sonando en su mesita de noche la saca de sus pensamientos. Haciendo que vuelva a ver al aparato vibrando en la mesa. Camina hacia ahí, sabiendo quien es la persona que la está llamando. Sonríe al ver la foto de Christopher en su pantalla. La había tomado cuando estaba durmiendo, se ve pacífico y extremadamente guapo. La sombra de sus pestañas en su rostro dándole un aire pasible. Con la sonrisa boba en sus labios estirándose drásticamente, Haise contesta el teléfono.

—Sr. Vé... —

—¿Estás bien? —Christopher la interrumpe, preguntándole en un tono preocupado.

—Si. —Haise dice desorientada. —si. —asiente con la cabeza. —¿por qué? ¿qué está pasando? —

—Es que... —lo escucha tomar una bocanada de aire. —de la nada sentí preocupación, y todo conmigo está bien, así que la única otra persona a la que le podía estar... ¡oh! —el magnate gruñe y Haise sabe porque. —¡joder! —

—¿Estás bien? —Haise repite la pregunta que el alfa le hizo al principio de la llamada.

—Estás en tu celo, ¿no es así? —el alfa dice entre dientes.

—¿Cómo... —

—Mi alfa puede sentirlo... —pausa un momento. —la necesidad de tu omega... —gruñe por lo bajo. —¡JODER! —

—Oh. —el pulso de la omega palpita desenfrenadamente en su garganta. —Christopher. —susurra contra el teléfono, respirando agitadamente. —necesito. —se acuesta en su cama, sintiendo el frío material de sus sábanas debajo de su piel. —oh por Dios! —gime contra la almohada, rosando su cuerpo contra el colchón. —necesito... te necesito. —jadea con desesperación. —por favor. —ruega en un susurro.

—Estoy en camino... —

—Te necesito ahora. Ahora. —remarca en un gruñido.

—Estoy en camino. —se escucha ruido al otro lado de la llamada. —estaré ahí en cuanto pueda, corderito. —

—No creo poder esperar... —se retuerce contra el colchón otra vez, embistiendo contra el mismo. —te necesito aquí, ahora. —

—¿Dónde están tus manos? —

MAGNATE ◈ HAISETOPHER +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora