A la siguiente mañana cuando Haise se despertó por el ruido de su teléfono sonando, gruñó contra la almohada antes de levantar su cabeza para tomar el aparato de la mesita de noche y mirar la pantalla. Leila. No queriendo escuchar su teléfono sonar por los próximos minutos hasta que contestara, decidió aceptar la llamada mientras se llevaba el auricular a la oreja.
—No puedo creer que te fuiste. —la voz de Leila se escuchó al otro lado de la línea. —pensé que me prometiste que por lo menos intentaría saciar tu curiosidad. Se que yo lo hice. —agregó con un tono pícaro recordando con el alfa experimentado con quién pasó la noche y Haise no se quería ni imaginar. —Al tipo le gustan las betas. —dijo en una voz de ensueño.
—Espera, ¿el que? —Haise dijo, despertándose por completo.
—Si. —podía escuchar la alegría en la voz de su amiga. —me preguntó si estaba bien si otra beta se nos unía...—
—¿Y aceptaste? —Haise preguntó incrédula, aunque sabría que la respuesta seria si, Leila había ido a ese club para saciar su curiosidad, y un trio lo había sido, bueno ahora podía marcarlo como hecho... por lo menos con otra mujer. —bueno, no contestes a eso. —dijo antes que le diera mas detalles. —y para contestar a tu comentario. —volvió al reclamo... —no me fui, me sacaron. —
—¿Cómo? —pudo escuchar la seriedad en la voz de su amiga. —nunca hacen eso, a menos que rompas una regla... —
—Pues no rompí ni una regla, ni siquiera se cuales son las reglas. —la interrumpió frustrada, sentándose en su cama.
—¿Por qué no les dijiste que me llamaran? —
—Lo hice, pero el fortachón solo me dio mis cosas y me botó a la calle. —
—Oh dios mío. —jadeó Leila. —lo siento mucho Haise. —tragó saliva tan ruidosamente que la pudo escuchar.
—No te preocupes, no me pasó nada. —dijo mordiéndose el labio, recordando la sensación que sintió anoche de ser observada.
—Dime que tomaste un taxi de vuelta a tu apartamento. —
Haise se quedó callada por un momento, no queriéndole decir que caminó del club a su apartamento porque se sentiría peor.
—Haise Elizabeth Gómez no me digas que caminaste hasta tu casa. —jadeó como si alguien le hubiera dado un fuerte golpe en el estómago.
—Ya fue, ya pasó. —estiró su brazo hacia arriba, haciendo tronar su hueso.
—Me siento tan culpable. —se podía imaginar la cara de su amiga.
—No te preocupes, no me pasó nada. —trató de calmarla.
—¿Como te lo puedo compensar? Haré lo que sea. —
Haise se rió ruidosamente, bajándose de su cama.
—Puedes llevarme la deliciosa pasta Alfredo de Luna en mi descanso para mi turno de hoy. —caminó por su pequeña habitación hasta llegar a su diminuto baño. Vivía en un estudio pequeño, lo que quería decir que la sala, la cocina y su "habitación" estaban en el mismo lugar.
—Suena bien. Estaré ahí sin falta o retraso. —prometió y se pudo imaginarla cruzando una cruz encima de su corazón.
—Ahora te tengo que dejar porque necesito prepararme para ir al trabajo. —encendió el agua de la ducha.
—Nos vemos mas tarde. —Leila dijo y con eso colgó la llamada.
Haise puso su playlist favorita, desnudándose, entró a la ducha.
· · ◈ · ·
Christopher miró las tomas de las cámaras de seguridad de la noche anterior. Estaba fascinado con la expresión de sorpresa y curiosidad en la cara del corderito y eso hizo que su polla se crispara en sus pantalones. Esos ojos avellanas estaban abiertos de par en par, llenos de sorpresa e inocencia. Christopher sentía la necesidad de agarrarla y follar fuera de ella cada gota de inocencia y pureza que tuviera.
—Eres tan linda e inocente, corderito. —susurró mirando a su pantalla, sus dedos le picaban por tocar, aunque sea su imagen medio borrosa.
El golpe en la puerta de su oficina lo hizo apagar el monitor y dejar pasar a Maze. Era la única persona que tenía el permiso de tocar a su puerta.
—Adelante. —dijo lo suficientemente fuerte como para que ella lo escuchara.
La relumbrante morena entró, estaba vestida de pies a cabeza en cuero, pantalones ocres y una pequeña camisa negra que dejaba poco a la imaginación. Todo se unía con sus tacones negros con picos de metal por todos ellos. Su cabello estaba amarrado hacia atrás en una coleta alta con trenzas a los lados y unas argollas como decoración que la hacían ver que estaba al mando, era una de las pocas mujeres alfas que Christopher conocía. Y sin duda alguna era la mas tenaz de todas.
—Buenos días para ti también. —dijo con sarcasmo cuando Maze se puso de pie enfrente de su escritorio con los brazos cruzados en su torso.
—No te hagas el chistoso. —Christopher ya tenía mucho tiempo de conocerla, y sabía que cuando se ponía así era porque algo le molestaba. —pensé que cuando la mandaste a sacar eso sería todo, y que por fin habías entendido que esa niña solo significa problemas. —
—No la llames así. —dijo en un tono que sabía que estaba hablando enserio.
—Bueno. —puso sus manos en el aire en forma defensiva. —no te preocupes que aquí estaré para arreglar tu desastre cuando termines con ella. —hizo una mueca.
—¿Necesitabas algo? —preguntó sin hacer caso omiso al comentario.
—Leila Madison solicitó hacerse miembro del club. —informó Maze con una sonrisa burlona en sus labios.
Estos eran los frutos que las noches de aperturas para clientes nuevos tenía que dar y Maze era la encargada de procesar cada solicitud para hacerse miembro del club. Nunca antes había venido a su oficina a consultarle las solicitudes, pero sabía lo que hacía. La amiga del corderito, la chica que la trajo aquí estaba solicitando ser miembro de su exclusivo club.
—¿Y? —preguntó, esperando a que ella dijera mas.
—No estás interesado en eso. —
—Estoy interesado en el corderito, no en su amiga...—
—¿Corderito? —se burló entre dientes. —un apodo muy apropiado. —se encogió de hombros.
—¿Por qué vienes a consultarme a mi por esa solicitud? —la miró de pies a cabeza. —estoy seguro que esa mocosa tiene el dinero para cubrir el costo mensual. Y por lo que se, no rompió ninguna regla anoche...—
—Por supuesto que no. La señorita se la pasó de maravilla con Luvet y otra de las betas. —sonrió pícaramente.
—Entonces no le veo el problema. —se encogió de hombros. —confío en ti y en tu buen juicio para decidir quién se hace miembro de mi cueva. —puso sus brazos sobre su escritorio, inclinando su mentón sobre sus manos. —¿o ya no es así? —
Maze le sostuvo la mirada por un minuto antes de torcer sus labios y darle una respuesta silenciosa.
—¿Algo mas? —preguntó arqueando una ceja.
—Nada mas, jefe. —dijo la última palabra con tanto sarcasmo, pero ese sarcasmo no le molestaba a Christopher, ni que lo usara con él, por lo menos no en privado.
Caminando sensualmente hasta la puerta de su oficina Maze se detuvo para mirarlo por el hombro y darle una sonrisa pícara. Oh lo mucho que se hubieran divertido si ella no fuera alfa y le gustaría estar al mando tanto como a él.
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MAGNATE ◈ HAISETOPHER +18
Hayran KurguMAGNATE ◈ HAISETOPHER Christopher Vélez es un Alfa, empresario dueño de varios negocios en la ciudad: hoteles, restaurantes, casinos... pero su negocio mas exitoso es La Cueva del Lobo -un club de sexo. Haise Gómez es una Omega que no sabe mucho sob...