Capítulo 26: Amor y tensión

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Mariand

Escuchar la historia de Eros me asustó, pero también comprendí su forma de ser tan hermética al principio. Ya todo tenía sentido, o casi todo. Aún había datos de los que tenía curiosidad. Rápidamente reflexioné si era un buen momento para hacer preguntas, quizá sí, ya se estaba abriendo a mí, no podía desperdiciar mi oportunidad.

—Eros... —me miró esperando a que continuara— si viniste aquí porque ese chico te lo ordenó, ¿por qué sigues metido en... lo que sea que estés?

Sus ojos avellana se apartaron de mi rostro.

—Él volvió, Mariand. Guillermo volvió. Al parecer la historia no terminó ahí.

—¿Hay más?

—Te acabo de confesar que estuve a punto de matar a alguien, ¿y lo único que te preocupa es el resto de problemas que tengo?

—Hiciste una promesa, no volverás a hacerlo —aseguré.

—¿Cómo estas tan segura? —sus palabras me incomodaron.

No podía imaginarme a Eros con un arma entre sus manos. Podía ver ese atisbo de humanidad en su mirada. El narciso no podía ser ni de cerca como las personas que lastimaron a su familia, de eso estaba segura.

—Porque confío en ti.

Se quedó observándome durante largos segundos, negó con la cabeza lentamente.

—Ay, Mariand —suspiró y se recostó.

—¿Qué pasa?

—Pones tantas esperanzas en mí que me da miedo fallarte.

—No lo harás.

—Eres tan terca, Alejandra.

Torcí los labios, no me gustaba mi segundo nombre, pero que saliera de la boca de Eros lo hacía sonar lindo.

—Mariand Alejandra —musitó fascinado—. Linda combinación.

—No lo es —contradije—. Ni siquiera combina.

—No es necesario que combine para que funcione.

—¿Para que funcione?

—Sí —sonrió levemente—. Las malas combinaciones también pueden ser buenas.

—¿Esa es otra de tus formas de ver la vida? —enarqué una ceja.

Eros se puso serio, casi pensativo.

—¿Recuerdas cuando en la playa te dije que todos estábamos en este mundo para generar un impacto en la vida de alguien?

Claro que recordaba sus palabras. De hecho, recordaba la mayoría de cosas que me decía y no sabía si eso era normal o no. A lo mejor las mariposas también mejoraban mi memoria. 

"En el mundo debe existir variedad de vidas, sino todo sería gris y aburrido. Todos, por muy insignificante que parezca nuestra existencia, tenemos una razón para vivir, y no necesariamente para provocar un impacto en nuestra vida, sino en la de alguien más."

—Sí —dije.

Eros sonrió levemente cuando sus ojos atraparon los míos. Por inercia miré sus labios, estaba esa acción que quería hacer desde hace mucho.

—Tú estás generando un impacto en la mía, Mapache —declaró.

—¿Yo? Pero ni siquiera he aportado nada productivo a tu vida.

—Claro que sí —refutó.

—¿Qué?

—Me estás haciendo sentir.

Tornado ©   [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora