Capítulo 13: Amigos y algo más...

541 61 202
                                    

Pablo

Miraba por la ventana que estaba rota, Andy por accidente la había golpeado con demasiada fuerza mientras nos lanzábamos la pequeña pelota de goma. Mi amiga recogía los pedazos con la vieja escoba, un perro en la lejanía ladró cuando pasaba un vendedor de helados.

No la veía precisamente feliz, siendo sincero me daba miedo que recayera en algún vicio, el cigarro era uno que no dejaba por completo. Me preocupaba verla con esa nube sobre su cabeza, cuando pensaba que la veía mejor luego de mucho tiempo, de la nada, en pocas semanas, su pequeña luz hacía corto circuito.

-¿No te ha llamado?

Ella se incorporó, soltó un suspiro cansino.

-Sí -hizo una pausa-. No he querido responderle.

-¿Por qué?

Se encogió de hombros, la sudadera de Eros le quedaba enorme.

-Aún no sé qué decirle.

Asentí despacio, antes de que pudiera preguntar más ella se adelantó.

-¿Cómo vas con Pau?

Una sonrisa bobalicona se me formó, Andy no la pasó desapercibida y rio por lo bajo. Era mi hermana, sabía muchas cosas sobre mí como yo de ella, Paulina había sido uno de nuestros temas frecuentes.

-Es la niña más linda y risueña que he conocido -respondí.

-Qué bobo -musitó-. Pero estoy feliz por ti, espero que sea la indicada y si no... -entrecerró los ojos-, la haremos mierda.

Resoplé. No me imaginaba a Lina rompiéndome el corazón, a diferencia de Brenda con quien me había cegado a sus comportamientos obsesivos sobre mí, Pau era mucho más relajada y cariñosa. Simplemente conectaba con ella a niveles altísimos.

-Sé que lo harías -reí-, pero no será necesario.

-Espero -sonrió por un momento para después adoptar una postura seria-. ¿Sabes qué es lo que le pasa?

Sabía perfecto que se refería a Eros. Era imposible tener una conversación con ella sin que lo incluyera, parecía ser un acto inconsciente, y lo mismo con mi amigo, él era un poco más discreto, pero cuando no estábamos hablando de cualquier estupidez miraba su celular justo en el contacto de Andrea por minutos perdido en sus pensamientos.

-No lo sé -mentí-. Tal ve si te dignaras a responderle te lo diga.

El ruido del cristal cayendo en el bote de basura llenó el silencio de Andy.

-Sí -dijo-. Tal vez...

Dudando si decirle lo siguiente o no me levanté de la silla metálica, me acerqué hacia la salida que daba al pequeño patio, donde el pasto crecía de forma desaliñada, Andy jamás se había preocupado por mantenerlo.

-¿No me mientes cuando dices que ves a Eros sólo como un hermano?

Parpadeó varias veces desconcertada. Odiaba que le sacara ese tema cuando, según ella, ya estaba claro.

-No.

-Muy bien -respiré fingidamente aliviado.

Andy se cruzó de brazos.

-¿Por qué?

-Porque... -no la miré-, Paulina y Mariand van a trabajar con nosotros a partir de mañana.

Pese a que intentó ocultarlo pude ver que se tensó levemente. Su máscara de indiferencia tardó un segundo en aparecer.

-¿Y eso qué?

Tornado ©   [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora